martes, 22 de septiembre de 2015

San Pío Pietrelcina - San Andrés Fournet - Santos Zacarías e Isabel - San Adamnano de Iona 23092015

San Pío Pietrelcina

image Saber más cosas a propósito de los Santos del día


San Pío de Pietralcina, religioso presbítero
Memoria de san Pío de Pietrelcina (Francisco) Forgione, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, que en el convento de San Giovanni Rotondo, en la región italiana de Apulia, se dedicó a la dirección espiritual de los fieles y a la reconciliación de los penitentes, mostrando una atención particular hacia los pobres y necesitados. Terminó en este día su peregrinación terrena, configurándose con Cristo crucificado.
El Padre Pío nació en el seno de una humilde y religiosa familia de agricultores, el 25 de mayo de 1887, en una pequeña aldea del Sur de Italia, llamada Pietrelcina. Recibió su primera instrucción de un maestro privado y a la edad de 15 años hizo su ingreso en el Noviciado de los Padres Capuchinos en la Ciudad de Morcone.
De débil salud, pero de excepcional fuerza de voluntad, pudo completar sus estudios y gracias a una continua asistencia divina tuvo la ansiada ordenación sacerdotal. El 20 de Septiembre de 1918, aparecieron visiblemente las llagas de Nuestro Señor en sus manos, pies y costado izquierdo del pecho, haciendo del P. Pío el primer sacerdote estigmatizado en la historia de la Iglesia (recuerden que San Francisco no era sacerdote).   Grandes multitudes, de todas las nacionalidades pasaron por su confesionario. Las conversiones fueron innumerables.
Diariamente recibía centenares de cartas de fieles, que pedían su consejo iluminado y su dirección espiritual, la cual ha siempre significado un retorno a la serenidad, a la paz espiritual y al coloquio con Dios.    Toda su vida no ha sido otra cosa que una continua oración y penitencia, lo cual no impedía que sembrase a su alrededor felicidad y gran alegría entre aquellos que escuchaban sus palabras, que eran llenas de sabiduría o de un extraordinario sentido del humor.   El Papa Juan Pablo II lo conoció personalmente en 1947, poco después de su ordenación sacerdotal. El Padre Pío profetizó que aquel joven sacerdote sería un día Papa.   El Señor lo llamó a recibir el premio celestial el 23 de Septiembre de 1968. Tenía 81 años.
Durante 4 días su cuerpo fue expuesto ante millares de personas que formaban una enorme columna que no conoció interrupción hasta el momento del funeral, al cual asistieron más de cien mil personas.   Millones visitan su tumba en el pueblo de San Giovanni Rotondo, Italia. Entre ellos el Papa Juan Pablo II. El P. Pío está sepultado en la cripta del Santuario de Nuestra Señora de las Gracias, San Giovanni Rotondo.
Los preliminares de su Causa de Beatificación y Canonización se iniciaron en noviembre de 1969.  Declarado Venerable el 18 de diciembre de 1997 y Beato, el 2 de mayo de 1999. Declarado Santo el 16 de junio de 2002, en la Plaza de San Pedro en Roma, por S.S. Juan Pablo II.     Fechas importante en la vida de San Pío Pietrelcina  25 de mayo, 1887. Nace en Pietrelcina, Benevento, en el sur de Italia. Sus padres, Grazio "Orazio" Mario Forgione  (1860-1946), granjero, y María Giuseppa de Nunzio Forgione (1859-1929).  26 de mayo, 1887. Bautizado en la Iglesia de Santa María de los   Ángeles. Recibe el nombre de Francesco Forgione.     27 de mayo, 1899. Recibe el Sacramento de la Confirmación.  6 y 22 de enero, 1903.
A los dieciséis años entra al noviciado de Marcone. El 22 de enero es investido con el hábito de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos. Toma el nombre de Fra Pío (Fra por Fratello/Hermano).    22 de enero, 1904. Terminado el año de noviciado hace la Primera Profesión (profesión temporal) de los Consejos Evangélicos de Pobreza, Castidad y Obediencia.  Entra al convento de la provincia monástica y estudia para ordenarse sacerdote. 1907.
Al cumplirse los tres años de los votos temporales hace su  profesión perpetua o votos solemnes..     10 de agosto, 1910. Con férrea voluntad se sobrepone a graves problemas de salud, es ordenando sacerdote en la capilla del Arzobispo de Beneveto, pero los problemas de salud le obligan a residir con su familia, por largos períodos, hasta el 1916.   Septiembre, 1910. Recibe los estigmas visiblemente por primera vez, pero por poco tiempo y de forma intermitente. 
 Ruega a Dios se los quite. Confía el acontecimiento únicamente a su Director Espiritual.   Noviembre, 1911. El suceso sobrenatural llega a la atención de sus superiores cuando es observado un día en éxtasis.   28 de julio, 1916. Llega al Convento de San Giovanni Rotondo y permanece allí hasta su muerte.    5 a 7 de agosto, 1918. Transverberación del corazón,  le causan heridas visibles en su costado. (La Transverberación del corazón es una experiencia mística de ser traspasado en el corazón, que indica la unión de amor con Dios.)  20 de septiembre, 1918. Mientras reza, luego de la Misa, en el área del coro de la antigua Iglesia de Nuestra Señora de las Gracias, aparecen los estigmas de forma visible y permanen- te.  El fenómeno perdurará por los próximos 50 años.    1919.
Comienzan a circular rumores en el pueblo del posible traslado del ¨santo¨ de San Giovanni Rotondo, lo que agita grandemente a la población.     2 de junio, 1922. El Santo Oficio (hoy Congregación para la Doctrina de la Fe) prohíbe apariciones públicas y el acceso del público a Padre Pió.  1924-1931. En varias ocasiones la Santa Sede rechaza que el fenómeno sea de origen sobrenatural.   9 de junio, 1931. (Solemnidad de Corpus Christi). La Santa Sede ordena al Padre Pío desistir de toda actividad salvo la celebración de la Santa Misa, la cual sólo podrá celebrar en privado.  
Principios de 1933. El Santo Padre Pío XI ordena al Santo Oficio que de marcha atrás y deje sin efecto la  prohibición que pesaba sobre el Padre Pío de celebrar públicamente.  Su Santidad Pío XI comenta al respecto: "Nunca sentí mala disposición hacia el Padre Pío, pero sí fui malamente informado."     1934. Las facultades del Padre Pío son restauradas poco a poco. Se le permite confesar primero a hombres (25 de marzo, 1934) y luego confesar a mujeres (12 de mayo, 1934).    23 de septiembre de 1968. Fallece serenamente en su celda a las 2:30 de la madrugada. Murió saludable y sin los estigmas, así como había profetizado en cierta ocasión. Sus últimas palabras: "Gesú e Maria" (Jesús y María).   26 de septiembre, 1968.
El cuerpo del Padre Pío se entierra en una cripta en la Iglesia de Nuestra Señora de las Gracias. Asisten al funeral más de 100,000 personas.





Oremos  

Dios todopoderoso y eterno, que concediste a san Pío, presbítero, la gracia singular de participar en la cruz de tu Hijo, y por su ministerio renovaste las maravillas de tu misericordia, concédenos, por su intercesión, que, compartiendo los sufrimientos de Cristo, lleguemos felizmente a la gloria de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén



San Fournet

image Saber más cosas a propósito de los Santos del día


San Andrés Fournet
Este fue el muchacho que cuando era estudiante firmaba sus libros con esta frase: "Andrés, que nunca será ni religioso ni sacerdote". Y Dios le hizo la jugada de hacerlo sacerdote y fundador de religiosas. Nació cerca de Poitiers (Francia) en 1752.

En sus primeros años era rebelde y molestón y la única que medio lo podía soportar era su propia madre. Pero esta santa mujer se propuso hacer de esa fierecilla un buen pastor, que salvara otras almas que estuvieran en dificultades.

Su mamá era supremamente generosa con los pobres. Andrés la criticaba porque le parecía que ella daba demasiado, y le decía que a los pobres había que darles las sobras únicamente. Ella le dijo un día: "Mira, vas a la mesa, echas en una bandeja las mejores frutas, los panes más grandes y los traes y los regalas al pobre que está en la puerta pidiendo. Recuerda que lo que se dé al necesitado se le da a Nuestro Señor, y que para el Señor siempre se da lo mejor". En el momento el muchacho no entendió la lección, pero más tarde hará de este consejo de su madre una ley para toda su vida.

Los papás lo enviaron a un colegio a estudiar interno, pero Andrés era el promotor de todos los desórdenes. Parecía que tuviera cien pulgas debajo de la camisa. No era capaz de estarse quieto. Al fin el rector, como castigo, lo hizo encerrar en un cuarto oscuro. Pero el inquieto estudiante se fugó de allí y se fue para la casa. Cuando su padre ya le iba a dar por ello un tremendo castigo, la mamá intercedió por él y obtuvo que le perdonara el castigo con tal de que volviera al colegio y se portara bien. Así lo prometió y así lo cumplió. En adelante su conducta fue excelente.

Al empezar sus estudios de filosofía en Poitiers, perdió el poco fervor que tenía y se dedicó a una vida mundana y de continuos paseos y fiestas y bailes. Pero todo esto le dejaba un vacío inmenso en el alma y una insatisfacción completa y horrible.

Sin consultar a ninguno de su familia se entró de militar. Pero cuando quiso visitar a sus familiares, ninguno lo quiso aceptar. Y tuvo la mamá que ir al ejército y pagar una fuerte multa para que lo licenciaran y lo dejaran retirarse. Quiso buscar puesto como empleado público, pero tenía una letra tan enredada que en todas las oficinas donde pidió empleo fue rechazado.

Fue entonces cuando le recomendaron que se fuera a pasar unas semanas con un tío sacerdote, párroco, que tenía fama de santo. Y allí en compañía de este hombre de Dios, le llegó a Andrés el cambio total en su comportamiento y en su modo de pensar, y se dedicó a los estudios eclesiásticos, y a la oración y la meditación.

Fue ordenado sacerdote y enviado como ayudante de su tío el párroco.

Empezó a predicar y lo hacía con palabras muy elegantes y rebuscadas. Un día al empezar el sermón se le olvidó todo y tuvo que suspender su sermón. Su tío, el anciano párroco, le dijo: "Es que lo que buscas es lucirte y aparecer bien ante los demás, y eso no le gusta a Dios. Debes predicar con más sencillez". Cambió entonces de método y en adelante la gente comentaba: "Antes el padrecito aparecía como muy sabio, pero nadie le entendía nada. Ahora habla como nosotros, y su predicación nos vuelve mejores".

Cuando ya lo nombraron párroco, Andrés se dedicó a vivir muy elegantemente con lujosas comodidades en su casa cural. Más le interesaba aparecer como un señor muy importante que como un santo sacerdote. Su madre seguía rezando mucho por él. Y un día que había preparado un gran almuerzo para los más ricos de la parroquia llegó un pordiosero a pedirle limosna y entró hasta el comedor. El Padre le dijo que no tenía nada para darle, y el otro observando esas mesas tan bien servidas le dijo: "¿Y todo esto qué es?". Y mirándolo fijamente le dijo: "Padre Andrés, usted vive más como un rico que como un pobre, como lo manda Cristo". Esta frase le impresionó inmensamente al joven párroco. Esa noche se fue a la iglesia y le pidió perdón a Nuestro Señor y desde el día siguiente quitó todos los lujos de su casa parroquial, y se dedicó por completo a ayudar a los pobres. En adelante en vez de invitar a los ricos se iba a visitar a los más abandonados. Desde que dejó su vida de lujos y de comilonas y se dedicó a gastar todo lo que recibía a favor de los pobres, la santidad de Andrés empezó a crecer notablemente.

En 1789 estalló la terribilísima Revolución Francesa que asesinó a miles de católicos y persiguió sin compasión a todos los sacerdotes. El Padre Andrés tuvo que esconderse y los guardias de la revolución lo buscaban por todas partes. Un día cuando estaba escondido en un armario en una familia, al oír que los perseguidores amenazaban a los demás de la casa, salió y se les presentó a los militares, y estos quedaron tan impresionados ante su venerable presencia, que se fueron y no se lo llevaron preso.

El Padre Andrés se disfrazó de labrador y se fue a vivir en la finca de una señora muy católica. Pero un día llegaron allá los enviados del gobierno en busca de él para llevárselo y matarlo. La señora y Andrés estaban charlando junto a la chimenea cuando de repente llegaron los gendarmes preguntando por el sacerdote. La dama sin más ni más le dio una cachetada al padre diciéndole: "Váyase inmediatamente a hacer sus oficios y deje de estar por aquí sin hacer nada". Los militares creyeron que era un servicial de la casa y no lo siguieron, y así él pudo salir huyendo. Después decía por burla: "Fue lo mejor que usted podía hacer. Si no, me habrían descubierto".

Después tuvo que salir huyendo hacia España y allá estuvo cinco años. Cuando suavizó la persecución, volvió a su querida parroquia de Maillé y se dedicó a reavivar el fervor de sus parroquianos predicándoles misiones y dedicando muchas horas a confesar. Todos lo querían.

Tuvo la suerte de encontrar una mujer con grandes cualidades para la vida religiosa, Santa Isabel Bichier, *( Santa Juana Isabel Bichier des Ages. Ages, Francia - La Puye, Francia (nació 1773 †1838 canonizado 1947) Fundadora, Virgen) y con ella fundó la Comunidad de las Hermanas: Hijas de la Santa Cruz, que se llaman también, hermanas de San Andrés. Él fue hasta su muerte el director espiritual de esa comunidad. Un día en que las religiosas no tenían casi harina para hacer pan para sus muchos niños pobres, el santo le dio la bendición a un poco de harina, y con ella pudieron hacer pan para todos.

Muchos laicos y sacerdotes lo buscaban para que les diera dirección espiritual porque tenía el don de saber aconsejar muy bien.

El 13 de mayo de 1834 pasó a gozar de la paz del Señor.

Para nosotros la vida de San Andrés Fournet es un ejemplo de cómo aunque en nuestros primeros años no hayamos sido muy fervorosos, si tenemos buena voluntad y deseo de tener contento a Dios, podremos ir avanzando notablemente hacia la santidad.





Oremos  

Concédenos, Señor todopoderoso, que el ejemplo de San Andrés Fournet nos estimule a una vida más perfecta y que cuántos celebramos su fiesta sepamos también imitar sus ejemplos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.


Santos Zacarías e Isabel

image Saber más cosas a propósito de los Santos del día


Santos Zacarías e Isabel, santos del NT
Conmemoración de los santos Zacarías e Isabel, padres de san Juan Bautista, Precursor del Señor. Isabel, al recibir a su pariente María en su casa, llena del Espíritu Santo saludó a la Madre del Señor como bendita entre todas las mujeres, y Zacarías, sacerdote lleno de espíritu profético, ante el hijo nacido alabó a Dios redentor y predicó la próxima aparición de Cristo, que procede de lo Alto.
Tanto sobre Zacarias como sobre Isabel tenemos una única mención en el Nuevo Testamento, que es el inicio del Evangelio de San Lucas. En preciosas pinceladas vemos aparecer y condensarse en ellos todo lo mejor de la piedad del Antiguo Testamento, precisamente cuando va a comenzar la Nueva, y definitiva, Alianza de Dios con su pueblo: ante todo, lo más preciado del Dios de Israel: se compadece del humilde y sobre todo del que vive humillado, como estos dos ancianos que no han podido tener hijos, que era, para el israelita, la justificación misma de la vida. En escenas donde se van entretejiendo rasgos que provienen de distintas narraciones del AT (el milagroso nacimiento de Samuel, la vocación de Sansón, etc), se nos presenta a la vez la pequeñez humana, y la magnanimidad con la que estos dos ancianos acogen el misterio del plan de Dios.

El misterio de estas escenas, lejos de detenerse en la milagrosidad -en sí grande- del nacimiento del Bautista, se centra en la visita de María a su prima Isabel, todo un Dios que, en el vientre de su madre, toma la iniciativa para ir a ayudar al ser humano en su debilidad y necesidad.
Allí pronuncia Isabel una de las frases que más ha repetido y repite nuestra fe: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre», y allí se proclama uno de los himnos más hermosos del Nuevo testamento, el Magníficat.

Zacarías, que aunque en el conjunto de la narración queda en un segundo plano, será el encargado de «responder» a Dios con otro himno, que también ha pasado a la tradición orante de nuestra fe y que se reza cada día en la Liturgia de las Horas: el Benedictus.

El card. Baronio (s. XVI) inscribió esta conmemoración en el Martirologio Romano con fecha 5 de noviembre, basándose en un calendario palestinense, y allí permaneció inscripta por siglos; no obstante, en la reforma del Martirologio que tuvo lugar con la promulgación del Nuevo Martirologio, en el año 2001, fue movida al 23 de septiembre, fecha que parece más apropiada porque en ella celebra la Iglesias bizantina la concepción de san Juan Bautista, que está en el origen de la celebración de los padres del Precursor. En todo caso, en aquellos sitios en que la celebración de Zacarías e Isabel sea litúrgica (por ejemplo en una parroquia de la que sean titulares), posiblemente se siga celebrando el 5 de noviembre; eso depende del Ordinario del lugar.


San Adamnano de Iona

image Saber más cosas a propósito de los Santos del día


San Adamnano, abad y presbítero
En el monasterio de Hy, en la isla de Iona, en Escocia, san Adamnano, presbítero y abad, varón docto en conocimientos bíblicos y amantísimo de la unidad y de la paz, que tanto en Escocia como en Irlanda persuadió a muchos con su predicación para celebrar la Pascua según la tradición romana.
Adamnan, a quien San Beda llama "hombre bueno y sabio, notablemente ilustrado en las Sagradas Escrituras", nació hacia el año de 624, en Drumhome, en el condado de Donegal. Ahí mismo fundó un monasterio e ingresó en él, pero no tardó en seguir los pasos de Colomba, su santo consanguíneo, y se retiró al monasterio de lona, del que fue el noveno abad en el año de 679. A la muerte de Oswy, el rey de Nortumbría, su hijo Alfrido, para escapar al rencor del usurpador Egfrido, buscó refugio en lona, donde conoció a Adamnan. Siete años más tarde, Alfrido había recuperado el trono y, al requerirse los servicios de una persona capacitada para parlamentar con los de Nortumbría en favor de los irlandeses, a fin de negociar el rescate de algunos prisioneros, se eligió naturalmente a San Adamnan. Tuvo éxito en su misión: regresó a Inglaterra e hizo detenidas visitas a los monasterios de Wearmouth y Jarrow, donde fue visto por el joven Beda, que por entonces (el año de 688) tenía trece años. Como resultado de aquellas visitas y de una larga conversación que mantuvo con San Ceolfrido, el abad dejó de lado la costumbre de sus predecesores y adoptó la verdadera fecha para celebrar la Pascua. Al regresar a su monasterio, hizo todo cuanto estuvo de su parte para que los monjes de lona adoptasen también la nueva fecha, pero sin mucho éxito.

Después de su fracaso por convertir a los monjes celtas a las costumbres romanas, San Adamnan pasó una larga temporada en Irlanda. Durante el Concilio de Birr, llegó a convencer a la asamblea de que las mujeres no debían tomar parte en las guerras y que ni ellas, ni los niños debían perecer en la lucha ni ser tomados prisioneros; en honor suyo, aquella decisión del Concilio se llamó "Ley Adamnan." Durante el tiempo que permaneció en Irlanda, luchó para que la Pascua se celebrase en la fecha romana, como se hacía en casi todas partes, menos en las regiones donde se dejaba sentir la influencia de los monasterios de San Colomba, sobre todo en el propio lona. Hizo un vano intento final para superar la oposición de su comunidad y, como dice su biografía, "sucedió que le llegó el momento de partir de este mundo, antes de que comenzara el año siguiente, porque así lo ordenó la divina Bondad al ver que era un hombre amante de la paz y la unidad y merecía llegar a la vida eterna sin verse obligado, por el arribo de la siguiente fecha de la Pascua, a disputar más seriamente con los que se obstinaban en no seguirle." Su muerte ocurrió el 23 de septiembre de 704.

Adamnan, "un santo varón de lágrimas y penitencias, dedicado en la plegaria, diligente, mortificado y sabio en las Sagradas Escrituras de Dios", fue el más brillante de los superiores de Iona, después de San Colomba. Era un escritor e investigador infatigable. En uno de sus escritos se refiere a las tablillas, plumas estilos y cuernos para tinta que había en el escritorio de lona, aparte de los instrumentos de que él mismo se servía para escribir y que a veces fabricaba con sus manos. Como autor, se le recuerda sobre todo por su Vida de San Colomba, uno de los documentos hagiográficos más importantes de cuantos hay en existencia y la biografía más completa entre las que se escribieron a principios de la Edad Media. Adamnan la escribió en latín, a solicitud de sus monjes. En la última parte del siglo séptimo, un obispo franco llamado Arculfo hizo una peregrinación a Jerusalén y, en el viaje de regreso, su nave, empujada por vientos contrarios, fue a dar a las costas occidentales de las Islas de Bretaña (lo que parece muy extraño, a menos que la nave se dirigiese a uno de los puertos sobre la costa occidental de Francia). Después de muchas aventuras, Arculfo llamó a las puertas del monasterio de lona, donde fue cordialmente acogido e hizo, para beneficio de los monjes, un detallado relato sobre todo lo que había visto y lo que le había ocurrido en el oriente. San Adamnan escribió aquellas narraciones y así compuso su otra obra bien conocida: De locis sanctis que, "con el correr del tiempo, resultó benéfica para muchos, especialmente para los que estaban lejos de aquellos lugares donde vivieron los patriarcas y los apóstoles y nunca podrían conocer nada de ellos, a no ser por las lecturas." El libro fue presentado por Adamnan al rey Alfrido y "por su intermedio, llegó a manos de personajes de menor calidad" y, hasta nuestros días, los estudiosos lo leen a menudo.

Entre las consejas populares relacionadas con este santo se halla una donde se relata que, a fin de abastecer de leña a su monasterio, derribó él mismo con el hacha tan gran cantidad de encinos, que se podían llenar doce lanchones con los troncos. También se afirma que, en otra ocasión, los monjes advirtieron que no estaba con ellos en el coro y se pusieron a buscarle hasta que le encontraron en un rincón apartado, arrebatado en éxtasis, en la contemplación del Niño Jesús. A San Adamnan le profesaron gran veneración los pueblos de Escocia y, el nombre de Adam, tan usado por los escoceses, es un apócope de Adamnan. Su fiesta se celebra todavía en las diócesis de Argyll y en las Islas. En toda Irlanda se conmemora en esta fecha a San Eunan y se afirma que fue obispo de Raphoe; pero no se ha podido establecer con certeza que este Eunan y Adamnan hayan sido la misma persona. Es muy improbable que haya sido obispo de Raphoe.


 Ecclesiastical History de Beda. Véase la edición de C. Plummer con sus anotaciones. También s cuenta con materiales irlandeses que, si bien son más legendarios, aportan datos interesantes. La Miscellanea Hagiographica Hiberniae de Plummer aporta abundantes referencias anecdóticas. Hay una breve biografía en irlandés, que fue traducida e impresa en la Celtic Review, vol. V (1908), pp. 97-107. Entre las obras de Adamnan, el mejor de 1os textos de De locis sanctis es el que editó Geyer en la Viena Corpus Scriptorum, vol. XXXIV, en tanto que la Vida de San Colomba fue editada por J. F. Fowler (1920). Ver a Gougaud en Christianity in Celtic Lands (1932) y a Kenney en The Sources of the Early History of Ireland, vol. I, 1929.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI





 
©Evangelizo.org 2001-2015

No hay comentarios:

Publicar un comentario