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Lima (Agencia Fides) - La corrupción es el “virus social”
que infecta a los pueblos y a las democracias latinoamericanas. Se difunde
come “una forma – muchas veces sutil – de degradación ambiental que
contamina progresivamente todo el entramado vital”. Y todo “lo que se haga
para luchar contra este flagelo social merece la mayor de las ponderaciones
y ayudas”. Lo ha dicho el Papa Francisco, en el discurso pronunciado en
Lima, en el patio de honor del Palacio de Gobierno, ante el Presidente
peruano Pedro Kuczynsky, las autoridades peruanas, los representantes de la
sociedad civil y el Cuerpo diplomático.
En su intervención el obispo de Roma que querido señalar la corrupción como
una patología social que contamina y debilita la convivencia civil en
América Latina. Refiriéndose a la situación específica peruana, el Papa ha
llamado la atención sobre todo en lo que se refiere a la dilapidación de la
tierra y “de los recursos naturales sin los cuales no es posible ninguna
forma de vida”, llamando en causa “un modelo de desarrollo ya caduco pero
que sigue provocando degradación humana, social y ambiental”. La
degradación del ambiente – ha remarcado el Papa - lamentablemente, no se
puede separar de la degradación moral de nuestras comunidades. No podemos
pensarlas como dos instancias distintas”. Come ejemplo de las agresiones al
ambiente natural que se transforman en factores de degrado humano y social,
el Papa Bergoglio ha indicado el fenómeno de la “minería informal” que se
ha vuelto un peligro que destruye la vida de personas; los bosques y ríos
son devastados con toda la riqueza que ellos poseen. Todo este proceso de
degradación conlleva y promueve organizaciones por fuera de las estructuras
legales que degradan a tantos hermanos nuestros sometiéndolos a la trata –
nueva forma de esclavitud - al trabajo informal, a la delincuencia”.
Para marginar y contrastar estos procesos devastadores – ha sugerido el
Papa en su discurso – conviene “escuchar, reconocer y respetar a las
personas y a los pueblos locales como interlocutores válidos”, visto que
precisamente ellos “mantienen un vínculo directo con la tierra, conocen sus
tiempos y procesos y saben, por tanto, los efectos catastróficos que, en
nombre del desarrollo, están provocando muchos proyectos”.
Entre los recursos y los motivos de esperanza para el futuro del Perú, el
Papa también ha hecho referencia a los tesoros de santidad cristiana que han
enriquecido la historia del pueblo peruano: “Me alegra también – ha dicho
el Sucesor de Pedro “un hecho histórico: saber que la esperanza en esta
tierra tiene rostro de santidad. Perú engendró santos que han abierto
caminos de fe para todo el continente americano; y por nombrar tan sólo a
uno, como Martin de Porres, hijo de dos culturas mostró la fuerza y la
riqueza que nace en las personas cuando se concentran en el amor”. (GV)
(Agencia Fides 19/1/2018).
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