sábado, 18 de diciembre de 2021

Domingo 4º de Adviento C (19.12.2021): Lucas 1,39-45 - ¡Mujeres y niños...! Bendita tú y bendito el fruto de tu vientre y Ahora, Semana 4ª: 19.12.2021. Cita de: Alberto Maggi, Cómo leer el Evangelio y no perder la fe, El Almendro, Córdoba, 1999.

 

¿Analógico en estado puro?

Cuarto domingo ya del Adviento. Se encenderá la cuarta vela. Este año, esta vela alumbrará casi toda la semana. No suele ser habitual. Pero este año toca así. Curiosidades. Tendremos más tiempo para reflexionar sobre aquello que nos traemos entre manos. ¿Qué te traes entre manos, Leyente amigo, en estos días de diciembre de 2021?

Yo me traigo entre manos esta tarea que estoy haciendo ahora: escribir. A alguien que me conoce le ha debido de llamar la atención esto porque me ha dicho en varias ocasiones que siempre estoy escribiendo. Y ya le tengo dicho que escribir es la mejor manera de leer. ¿No eran ambas tareas las primeras de nuestra infancia escolar? Aprender a leer, a escribir y los números. Analógico en estado puro. Un cimiento de roca, de roca siempre viva.

A estas alturas de la vida, uno se hace más consciente de la inmensidad oceánica que le queda por leer. Y si esta tarea de la lectura está en mi caso tan en mantillas, soy consciente de que la tarea por escribir está aún más allá atrás de las mantillas. Y el tiempo se acaba, aunque sea aún muy largo y alargado su horizonte. Así que toca 'perimetrar' (¿les suena la palabreja?), acotar,  seleccionar, discernir... a cada paso del camino qué leer y qué escribir.

Cada semana encuentro más sentido leer la página evangélica que se debe anunciar cada domingo en las liturgias y luego escribir una página de cinco a siete párrafos. No es tanto. O sí. Muchas veces he pensado que esto de leer el Evangelio y esto de escribir sobre el Evangelio es como el respirar, consciente o inconsciente, para seguir vivo. Y esto es lo que me traigo entre manos en estos días del Adviento. Espero no quedar defraudado de mí ni en el Adviento ni más adelante en lo que esta iglesia nuestra llama 'Tiempo Ordinario'. Leo, respiro; escribo, vivo.

Esta es la razón por la que estoy Contigo. Respiro. Tú me mantienes vivo. Nos vivimos, podría decirse. Y esto, ¿no es un camino compartido?, ¿no es una experiencia de profunda sinodalidad?

Estos eran algunos de mis devaneos mentales mientras contemplaba el encuentro de aquellas dos mujeres de las que nos escribió, en rigurosa exclusiva, Lucas el Evangelista. He leído la historia de Lucas y me he atrevido a imaginar tantos encuentros entre las dos, tantos diálogos, tantas risas, Tantos miedos, tanta experiencia... Tres meses de convivencia de dos madres dan para toda una historia de salud (¡qué otra cosa es la salvación!). Dan para tanto que no es necesario ni que aparezcan los maridos o padres, sean quienes sean. Por si me voy pasando de frenada, dejo aquí de escribir sobre esto. 

He añadido una segunda página perteneciente a un libro como suelo recomendar cada semana. Seguramente que no tiene, esta página perimetrada, demasiada relación con la narración lucana del encuentro de Isabel con María. Pero dejo dicho ahora que si se tiene la oportunidad de hacerse con ese libro no se pierda la ocasión. Si ya se tiene a mano el tal libro de Alberto Maggi, conviene leerse, por ejemplo, el capítulo que comienza en la página 111. Y nunca se deje uno sin leer las dos páginas del 'Contenido' (7-8). 

A continuación el comentario semanal y la referencia del libro recomendado. Ambas páginas están también en el archivo adjunto.

Domingo 4º de Adviento C (19.12.2021): Lucas 1,39-45

Así lo comento y comparto CONTIGO: ¡Mujeres y niños...! Bendita tú y bendito el fruto de tu vientre

Hemos llegado al cuarto domingo llamado del Adviento porque se nos está anunciando la cercanía de la Navidad. Y por estar en el año C dedicado a la lectura del Evangelio de Lucas se nos invita a las gentes de la celebración eucarística a que escuchemos, meditemos y comprendamos el relato de Lucas 1,39-45 que popularmente se le conoce como ‘la visita de María a su prima Isabel’. Según se nos va a leer, esta visita sucede “en aquellos días”. ¿Qué días?

Los oyentes de la palabra ignoran lo que sucede anteriormente y lo que acontecerá después. ¿Cómo les será posible a estos oyentes situarse en el relato y comprender el mensaje que se nos quiso transmitir por el narrador de la Buena Noticia? El proclamador-sacerdote de este relato leerá lo prescrito para la liturgia y luego comentará en su homilía lo que mejor le parezca, ya se trate de la cercanía de la Navidad o de la importancia del misterio de los belenes o de las iluminaciones de las ciudades para recordar los misterios de la fe... Todo esto estará bien y será oportuno comentarlo, pero la narración de Lucas y su mensaje, ¿dónde quedarán?

Volveré a dejar escrito que el relato de Lucas 1,5 hasta 2,52 debe leerse siempre de principio a fin y completo. No sé si esto debe hacerse en una sola liturgia o en siete o en ocho o en una semana, o en dos meses; pero siempre debe hacerse de manera ordenada y completa. Antes de ponerse en plan de intérprete, todo creyente consciente de su fe debe conocer en todos sus detalles este relato de la ¡Infancia de Jesús de Nazaret!, que sólo y en exclusiva nos ha narrado este Evangelista. La Infancia de Jesús que puede leerse en Mateo es tan distinta como distante de ésta. Los evangelistas Marcos y Juan ¡¡¡nada contaron de esta Infancia de su Jesús, el laico!!!

Para comprender esta Infancia del Evangelista Lucas debemos releer despacio, al menos, los capítulos séptimo, octavo y noveno del Libro del profeta y sabio Daniel en los que se cuenta la gran esperanza de los creyentes judíos en la llegada de un MESIAS LIBERADOR de todo mal, de toda opresión, de toda violencia, de toda dominación y esclavitud. El Evangelista Lucas ha comprendido que este Mesías Liberador fue y lo seguirá siendo aquel judío del norte llamado Jesús de Nazaret. En esta persona de carne y hueso se ha hecho realidad el sueño judío y han sido dos mujeres las personas conscientes de que el Dios en quien creían tiene razón. Pero...

Pero se ha de leer muy detenidamente la obra completa de este Evangelista, porque su Jesús de Nazaret, el hijo de María será un Mesías a su manera, sorprendente, tal vez incluso muy extraño. El encuentro personal de estas dos mujeres debemos leerlo muy despacio con el atrevimiento de llegar a imaginárnoslo.

En el origen de este nuevo mesianismo, el más serenamente humano y revolucionario de la historia humana, según nos cuenta Lucas, existen mujeres y niños; quizá fue posible solo por las mujeres -ancianas o jóvenes- y por sus hijos, Juan el Bautista y Jesús de Nazaret que comenzaron a verse de tú a tú con unos treinta años. Benditas mujeres y benditos sus hijos. Carmelo Bueno Heras.   

CINCO MINUTOS con la otra Biblioteca de la BIBLIA entre las manos

Tú y yo, entre otras muchas actividades, solemos también leer. En ocasiones, quedamos sorprendidos por lo que leemos. Es más, y nos ocurre a veces, llegamos a pensar que lo que leemos nos hubiera gustado haberlo escrito nosotros mismos. Por esta sola razón, me he decidido a compartir CONTIGO, semana a semana, durante este año eclesiástico, 52 libros.

Ahora, Semana 4ª: 19.12.2021. Cita de: Alberto Maggi, Cómo leer el Evangelio y no perder la fe, El Almendro, Córdoba, 1999. 

Al talante abierto demostrado por el letrado, responde Jesús con una invitación implícita: ‘No estás lejos del reino de Dios’ (Mc 12,34) [...] Todo el que está por el bien del hombre no se halla lejos del reino, pero para entrar en él es necesaria la conversión, un cambio radical de mentalidad en la escala de los valores que regulan la propia existencia, renunciando a toda clase de prestigio para poder poner la propia vida al servicio de los hombres.

Por esto Jesús, al único letrado que se había ofrecido voluntariamente a seguirlo (Maestro, te seguiré adonde quiera que vayas), le había objetado: Las zorras tienen madrigueras... (Mt 8,19-20). Mientras la Escritura enseñaba que no se puede fiar uno de un hombre que no tiene un nido (Eclo 36,27), Jesús avisa, al letrado, acostumbrado a los primeros puestos (Mc 12,39), que, para seguirlo hay que abandonar toda ambición de honores y de prestigio, aceptar ser considerados los últimos de la sociedad y valer menos que los animales considerados más inútiles (los pájaros, Lc 12,6; Mt 6,26) e insignificantes (las zorras, Ne 3,35; P. Ab. 4,20).

Una invitación. Una propuesta. Pero el letrado no da la adhesión a Jesús. Permanece con su saber teológico que no se transforma en práctica. Para él se trataba solamente de una cuestión teórica (dicen, pero no hacen, Mt 23,3), y no da el paso de la adhesión a un Jesús que lo invitaba a colaborar de hecho en la construcción de una sociedad nueva (el reino), desembarazándose de todo elemento de injusticia, de toda pretensión de superioridad.

La reacción de Jesús es inesperadamente dura. Comienza ridiculizando la enseñanza de los letrados, demostrando su inconsistencia (Mc 12,35-37), invitando a la gente a abrir los ojos y a librarse de su dominio: aquellos que pretenden ser los guías espirituales del pueblo no sólo no entrarán en el reino, sino que impiden el acceso incluso a los que quisieran entrar en él (Mt 23,13).

La invectiva termina poniendo en guardia ante esta categoría de personas, cuya religiosidad así exhibida y ostentada esconde en realidad intereses inconfesables (Mc 12,38-40). En compañía de Jesús se encuentran descreídos y pecadores, pero no los pertenecientes a la jerarquía religiosa que en los evangelios son presentados siempre hostiles a Jesús hasta el punto de quererlo muerto. Personas y lugares religiosos se revelarán los más peligrosos para el Hombre-Dios. En una sinagoga se tomará la decisión de asesinarlo (Mc 3,1-6) y en el templo intentarán apedrearlo (Juan 10,31-33). La condena de Jesús a muerte emanará del más alto cargo religioso del país, el sumo sacerdote, con la aprobación de todo el Sanedrín: setenta y una excelentísimas y reverendísimas personas que desencadenarán contra Jesús todo su rencor escupiéndole en la cara, abofeteándolo, golpeándolo y mofándose de él (Mt 26,65-68).

 Texto leído en las páginas 59 a 61 bajo el título ‘LOS LETRADOS: SI LOS CONOCES, EVÍTALOS’


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