domingo, 28 de abril de 2024

Las estrellas de Samsung - Domingo 5º de Pascua B (28.04.2024): Juan 15,1-8 (Vid y sarmiento: siempre uno, no dos.) y CINCO MINUTOS semanales con el Evangelio de Marcos (Semana 22ª (28.04.2024): Marcos 6,7-13. De dos en dos, siempre).

 

Las estrellas de Samsung

La primera palabra de esta presentación de los comentarios del domingo 28 de abril es SAMSUNG.

Se trata de una palabra coreana. Es la palabra que se inventó el señor Lee en el año 1938 cuando echó a andar su empresa. Hasta hace un puñado de días no me 'picó' la curiosidad. Una de mis curiosas neuronas me decía que tecleara en el ordenador la palabra 'Samsung' y comencé a navegar.

Ahora, recojo aquí lo que me importa para esta presentación.

Samsung en coreano significa 'Tres estrellas' en la traducción al español. El señor Lee y su proyecto deseaban brillar como estrellas en el cielo. Y deseaba que las 'Tres estrellas' de su proyecto empresarial fueran

grandes,

fuertes

y eternamente brillantes.

Mientras leía y meditaba se me hacía cada vez más presente el hecho de las tres letras de los señores de la fe cristiana o de la tradición benedictina: D.O.M.

D: de Dios, para Dios, con Dios, en Dios...

O: de Omnipotente, el Todopoderoso, el fuerte...

M: de Máximo, el Más, el + en todo, el eterno...

Tradición coreana y tradición latina. Tradiciones emparentadas. Sí, emparentadas por la ESTRELLA.

Al cuarto Evangelio, el de Juan, sólo le ha faltado poner en labios de su Jesús de Nazaret 'Yo Soy la Estrella'.

La  estrella, me lo medito y contemplo, se la encuentra uno por todas las partes y en tantos ámbitos... una estrella en La Salle, en María, en una camiseta... Dos estrellas hoteleras... Tres estrellas en la restauración... Cinco estrellas... Doce estrellas europeas... Estrellas... Hasta existen paseos de las estrellas... Me he pasado buenos ratos con las estrellas de arriba y las de abajo, las de la gloria y las de los humanos debilitados o estrellados...

 

Jesús de Nazaret, mi segunda palabra de hoy, nunca dijo de él mismo 'SOY LA ESTRELLA', ni su señora madre María tampoco, seguramente. 

Tú, Leyente, y yo, escribiente, tampoco aspiramos a títulos estelares, pero sí que nos atrevemos a tener entre las manos el sacramento del Evangelio, nuestra estrella humana, nueva, buena, pequeña... 

 

Y la tercera palabra de esta invitación a leer los comentarios alude a la señora María, Pastora, con quien trato día a día, al menos un segundo por proseguir la meditación contemplativa de 'esas otras cositas de la fe' que tienen que ver con nuestras populares, o no tan populares, tradiciones pastorales o pastoriles. Por eso, me vuelvo a repetir el mantra de mis saludos o silencios en una semana más de este curioso año de mis preocupaciones:

Buenos días, 

humanísima 

trinidad de Nazaret,

Jesús, José

y María.

085. Santa María Virgen de Belén

086. Santa María Virgen del Buen Aire

087. Santa María Virgen de África

088. Santa María Virgen de las Victorias

089. Santa María Virgen Bien Aparecida

090. Santa María Virgen de la Franqueira

091. Santa María Virgen de Lluc

Mi jaculatoria: Que me devuelvan a la Señora María.

Y añado: Vive Jesús en nuestros corazones. Siempre.

A continuación se encuentran los dos comentarios de este domingo día 28 de abril.

Carmelo Bueno Heras

 

Domingo 5º de Pascua B (28.04.2024): Juan 15,1-8. Respiro, vivo y sigo escribiendo CONTIGO:

Vid y sarmiento: siempre uno, no dos.

Se nos acaban ya los domingos del mes de abril. Plena primavera, flores y frutos, colores y olores, luces, aguas y aires, la vida que se cuela por todas las rendijas del tejido de la casa de la Tierra. Y en este ambiente, con estas sensaciones y estos ánimos escucharemos en la proclamación de la Buena Noticia este par de expresiones:

Yo soy la vid verdadera

Y mi Padre es el viñador (Juan 15,1).

Un poquito más adelante, en el versículo quinto, leo despacio y me quedo en silencio: “Yo soy la vid, vosotros los sarmientos”. Y en este silencio se me despierta la imagen de la unidad plena de ser vid y sarmiento a un tiempo. ¿Se trata de dos realidades distintas y separables? En apariencia sí. Los sarmientos nacen, se desarrollan y… ¡permanecen! Si no es así, si no hay sarmientos en la vid, ¿de qué o para qué sirve la vid? Preguntémoselo a cualquier viñador.

Consciente de esta realidad, vuelvo a constatar que este narrador del cuarto Evangelio llama a su Jesús de Nazaret ‘YO SOY’. Aquí nos dice que él se llama a sí mismo ‘YO SOY la vid’. Y quienes se hayan leído esta biografía de Jesús según Juan podrán constatar que anteriormente se ha llamado a sí mismo ‘YO SOY la luz’, ‘YO SOY el agua’, ‘YO SOY el pan’, ‘YO SOY el camino’, ‘YO SOY la verdad’, ‘YO SOY la vida’, ‘YO SOY el que soy’.

Según estamos leyendo en Juan 15,1-8, tanto tú que me lees como yo que te escribo, estamos como sarmientos ‘en la vid’. Somos uno con ella. Somos parte indisoluble con ese Jesús de Nazaret identificado por el Evangelista como ‘YO SOY’. Tú y yo somos también ‘YO SOY’. Cuando me detengo a ser consciente de lo que escribo me sorprendo de la inmensidad transfiguradora que supone esta constatación. El atrevimiento no es mío. El atrevimiento pertenece al creyente en Jesús de Nazaret de finales del siglo primero que nos lo dejó escrito para quienes quisieran asumirlo como propio.

Y cuando escribo esto vuelvo a ser consciente de que debo leer completos los capítulos 15º, 16º y 17º de este Evangelio. Se trata de un discurso, homilía, documento, colocado en labios de Jesús, pero elaborado por el propio creyente que, muy probablemente, deseó continuar la sobremesa de la cena de este Jesús y de sus seguidoras y seguidores que acaban de escuchar el prodigio del mandamiento único de la propuesta del galileo.

Este solemne discurso de Jesús sólo se ve interrumpido, momentáneamente, por unos sutiles comentarios que expresan en voz alta algunos de los comensales de la cena (Jn 16,17-18). Todo el texto completo, vuelvo a señalar, se lo ha colocado el narrador en boca de aquel Jesús de Nazaret del que ya había escrito el biógrafo Juan unos años antes. Ahora a ti y a mí, como sarmientos visibles de la vid, nos libera y humaniza saber que aquel ‘YO SOY’ de Jesús también nos pertenece plenamente.

Carmelo Bueno Heras. Madrid, 28 de abril de 2024.  

 

CINCO MINUTOS semanales con el Evangelio de Marcos entre las manos para leerlo y meditarlo completo y de forma ordenada, de principio a fin. Semana 22ª (28.04.2024): Marcos 6,7-13.

De dos en dos, siempre. El relato de Marcos 6,7-13 concluye la gran unidad literaria y teológica que se suele citar como segunda gran palindromía de la misión de Jesús en Galilea, iniciada en 3,13 y finalizada en 6,13: “Jesús recorría los pueblos de alrededor enseñando. Llamó a los Doce y empezó a enviarlos de dos en dos…” (Marcos 6,6-7). El centro de esta palindromía fue la presencia sanadora de este galileo en las tierras de la Decápolis cuando encontramos al deshumanizado Legión junto a Jesús, sentado, vestido y en sus cabales (5,1-20).

Este relato de la misión de Jesús y de sus seguidoxs es tan breve que nos invita a pensar que se trata de un resumen o síntesis, de una semilla que guarda dentro una inmensa riqueza. Se dice explícitamente cuál fue-es-será la misión de Jesús: enseñar por los pueblos de su alrededor. Sobre este asunto del enseñar de Jesús ya se nos ha contado en este Evangelio qué enseñaba este hombre de Galilea (el reino-reinado de Dios), cómo enseñaba (con parábolas y gestos de profeta) y dónde enseñaba (junto al mar, en la casa, en la sinagoga).

Se dice explícitamente que la misión de los Doce es compartida, ‘de dos en dos’, como lo fue también la llamada (1,16-20). Cuando leo este relato y en este aquí del Evangelio me pregunto si la llamada, el envío y la misión de quien cree en Jesús y vive con él dentro de uno mismo, ¿son siempre compartidos?

Y como las olas del mar hacia la playa, las preguntas se me agolpan una tras otra. Por ejemplo: Según este Marcos 15,39-41, tú, María Magdalena, y un buen puñado de mujeres ya estabais con ese hombre y judío de Galilea. ¿Con quién hiciste pareja, María, o con quién te emparejó Jesús? ¿Hombres por un lado y mujeres por el otro? ¿’De dos en dos’ era hombre y mujer? ¿Fueron solo los hombres? ¿Quién fue el/la acompañante de Pedro? ¿Los hermanos atronadores, Santiago y Juan, fueron juntos? ¿Cuántas parejas se formaron? ¿A qué lugar fue cada pareja de ‘misionerxs’ ‘evangelizadorxs’? ¿Cuánto tiempo duró esta tarea?

Y hay más preguntas, mi Evangelista María Magdalena, porque nos has dejado las cosas contadas muy a medias. O, tal vez, no hemos sido capaces de leerte despacio y comprenderte: ¿qué fue eso de ‘el poder sobre los espíritus impuros’? ‘Impuro-impuros’, ¿tiene que ver con todos los asuntos de la sexualidad practicada, deseada, imaginada, de palabra, obra u omisión? ¿El ‘espíritu impuro’ es aquel que habita, habla, manda, actúa en la sinagoga como ya escribiste en 1,21-28? ¿Puedo dejar escrito que ‘el poder sobre los espíritus impuros’ es el no dejarse atrapar por el poder del mandar o por el poder del tener o por el poder del creer y creerse en la única verdad de la religión, la política o el capital? 

Cuentas en este breve relato, al final, que abusasteis muy abundantemente de ese ‘poder sobre los espíritus impuros’, porque os dedicasteis a predicar como patrocinadores de una nueva marca empresarial sellada con el logotipo de un aceite nuevo.  El poderío de la nueva empresa puso nervioso al mismísimo Herodes (6,14) y al parecer (6,30-44) comenzó contando con unos cinco mil nuevos socios: “Eran tantos los que iban y venían que no teníais tiempo ni para comer” (6,30-31). Me quedo preguntándome por ese ‘poder sobre los espíritus impuros’.

Carmelo Bueno Heras. Madrid, 23 de abril de 2017

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