sábado, 20 de abril de 2024

Pastores pascuales en primavera - Domingo 4º de Pascua B (21.04.2024): Juan 10,11-18 (La utopía de ser Jesús de Nazaret) y CINCO MINUTOS semanales con el Evangelio de Marcos (Semana 21ª (21.04.2024): Marcos 6,1-6 Jesús el escandalizador)

 Pastores pascuales en primavera

Es jueves, mitad de la semana. Se nos pasaron ya tres días y faltan por llegar otros tres más, uno tras otro. Porque así es como nos invita a caminar el tiempo. Paso constante y sin mayores alteraciones. Así pues, mitad de esta semana de siete días de primavera, para los del hemisferio del norte. Estamos en plena primavera, la mejor diseñadora de trajes de colores para los desnudos naturales del otoño pasado. No todo sucede a la vez. Se trata del milagro del proceso. Tan natural y tan sorprendente. A mí así me lo parece y por eso mismo suelo decirme con frecuencia en estos días un mantra bien arraigado en esta séptima década de mi historia de viviente: "En primavera, hasta las malas hierbas tienen flores". Y cada una de estas flores es distinta en casi todo. Es la manera sencilla y natural de hablar de quien no tiene otras palabras que su silencio. Sin ruido brotan las yemas en las ramas. Sin ruido se abren y se arropan los pétalos de tantas florecillas cuando se despierta la luz del día o se apagan las luminarias en los atardeceres. Y además, debería hablar de los aromas, los perfumes, las esencias... 

Primavera es pues la primera palabra de esta presentación de los comentarios que te llegan en pleno centro de la semana.

La segunda palabra me llega como ajustado guante a la mano o anillo al dedo. Es una buena noticia el relato del Evangelio que se nos propone para la meditación del domingo 21 de abril y para toda la semana que él nos inaugura. Esta palabra segunda que me llega y que comparto contigo, inolvidable lector, es pastor. El pastor que cada uno llevamos dentro mientras crecemos de año en año en la universidad del tiempo. Los cuatro Evangelios nos conservan esta imagen del pastor para hablar de su Jesús de Nazaret. Todos somos pastores. ¿Será esto verdad cuando hablamos como gentes de la iglesia de seguidores del este judío Jesús? ¡Todos somos pastores!   

Y la tercera palabra de esta invitación a leer los comentarios alude a la Señora María, Pastora, con quien trato día a día, al menos un segundo por proseguir la meditación contemplativa de 'esas otras cositas de la fe' que tienen que ver con nuestras populares, o no tan populares, tradiciones pastorales o pastoriles. Por eso, me vuelvo a repetir el mantra de mis saludos o silencios en una semana más de este curioso año de mis preocupaciones:

Buenos días, 

humanísima 

trinidad de Nazaret,

Jesús, José

y María.

078. Santísima Reina y Virgen del No-saber

079. Santísima Reina y Virgen de la Natividad

080. Santísima Reina y Virgen Auxiliadora

081. Santísima Reina y Virgen de Martala

082. Santísima Reina y Virgen del Perpetuo Socorro

083. Santísima Reina y Virgen Moratalaz

084. Santísima Reina y Virgen de la Montaña

Mi jaculatoria: Que me devuelvan a la Señora María.

Y añado: Vive Jesús en nuestros corazones. Siempre.

A continuación se encuentran los dos comentarios de este domingo día 14 de abril.

Carmelo Bueno Heras

 

Domingo 4º de Pascua B (21.04.2024): Juan 10,11-18. Respiro, vivo y sigo escribiendo CONTIGO:

La utopía de ser Jesús de Nazaret

Comienzo este comentario del texto evangélico del cuarto domingo de pascua con una confesión. Escribo en Madrid, en la mañana lluviosa del día de viernes santo, cuando se celebra por activa y pasiva el elogio de la cruz. ¡Qué no se habrá dicho de esta realidad llamada CRUZ! Casi todo el mensaje de la religión católica parece haber nacido de la sangre de esa cruz y de ese día del viernes de la muerte deshumanizadora de un buen hombre: Jesús de Nazaret. Sé que la realidad se impone. Una cruz es la presencia de lo cristiano. Portar una cruz, de la manera que sea, es susurrar en el silencio de ese gesto que existe una realidad llamada RELIGION CRISTIANA o, en una palabra, Cristianismo.

Sin embargo, ahora que vuelvo a la lectura del texto de este domingo cuarto del tiempo de Pascua me animo a confesar también que hay otra realidad, al menos una, que sería también el signo vivo de la presencia del seguimiento de aquel judío y laico de Galilea llamado Jesús de Nazaret. Se nos invita a proclamar, leer, acoger, pensar, saborear el relato de Juan 10,11-18. ¿Por qué se nos silencia lo que aquel Evangelista escribió inmediatamente después de lo que se nos leerá? No me preocupa la respuesta de esta pregunta y por eso, o para eso, transcribo este final del relato que nos dejó como una joya su autor:

“Se produjo otra vez una discusión entre los judíos por estas palabras [se refiere a lo que se nos lee en la liturgia oficial de la eucaristía]. Muchos de ellos decían [refiriéndose a Jesús]: Tiene un demonio y está loco. ¿Por qué le escucháis? Pero otros decían: Estas palabras no son de un endemoniado. ¿Puede acaso un demonio abrir los ojos de los ciegos?” (Juan 10,9-21).

Y ya puesto en esta sintonía, me leo también lo que no se nos proclamará, Juan 10,1-10. Y si se tiene humor y ganas, se debe leer el capítulo noveno completo, el relato de la curación de un ciego de nacimiento (Juan 9,1-41). Impresionantemente diáfano y clarificador.

Este judío y laico y creyente que lo fue Jesús de Nazaret se atrevió a proclamar, y así nos lo recogió a su modo este cuarto biógrafo y teólogo que fue Juan, que los dogmas de su religión judía, así como muchas de sus prácticas, rituales o celebraciones institucionalizadas debían transformarse o transfigurarse porque acababan por enceguecer y deshumanizar a las gentes del pueblo, sobre todo, a los peor tratados por la suerte, la injusticia o la propia realidad de la existencia. Para este Jesús, esta religión de la Ley de Moisés y de su Yavé-dios debía de quedarse en la religión del único dogma o mandamiento, festividad, rito o institución como se había atrevido a constatar este Evangelista cuando colocó en boca de su Jesús este mensaje:

“En esto sabrán todos

que sois mis seguidores:

si os amáis unos a otros” (Juan 13,35).

Esto es el centro de todo cuando se dice y se hace en la celebración del llamado jueves santo. Este ‘amor de unos a otros’ sí es el signo de la presencia viva de aquel creyente de Nazaret, que vive en los adentros de cada viviente en los miles de años de la historia de los humanos.

Este amor de unos con otros de todos los jueves y de los demás días de todos los años es la identidad permanente de todo ser humano, de todo viviente, se sea del lugar que sea, se sea del color que sea, se sea del tiempo que sea… ¿Que esto es una utopía? Enhorabuena, porque esa utopía nos abre puertas y caminos como así lo hizo aquel buen pastor Jesús (Juan 10,1-21). Carmelo Bueno Heras. Madrid, para el 21 de abril de 2024.


CINCO MINUTOS semanales con el Evangelio de Marcos entre las manos para leerlo y meditarlo completo y de forma ordenada, de principio a fin. Semana 21ª (21.04.2024): Marcos 6,1-6

Jesús el escandalizador

Leo, sitúo y comento Marcos 6,1-6. Jesús sigue en Galilea. Es su tierra. La conoce bien. Está en su casa. Y sus gentes le conocen también a él. La narradora de la noticia de Jesús también es de estos lares. Magdala es un poblado de la redonda región de los galileos en la orilla occidental del lago: “Salió de allí y vino a su patria y sus discípulos le siguen (sus discípulas también le siguen, como sabemos por haberlo leído en este mismo Evangelio en 15,39-47). Cuando llegó el sábado se puso a enseñar en la sinagoga. La multitud al oírle quedaba maravillada… Y se escandalizaban por su causa”.

Y también Jesús estaba escandalosamente maravillado por su falta de fe. En el espacio de la tierra de su casa y su sinagoga y en el tiempo de un día de sábado, la evangelista nos sitúa a Jesús y a sus paisanos maravillosamente escandalizados. Este escenario y estas actitudes nos resultan familiares en este Evangelio. Ya las hemos leído y comentado al detenernos en los anteriores tres primeros capítulos. La admiración y el escándalo son mutuos.

Cuando leo este breve relato, y otros semejantes de esta peculiarísima forma de contar el hacer y decir de Jesús, se me queda bailando entre las neuronas un inquietante interrogante: ¿Quién eres, quién fuiste, Jesús de Nazaret? Imagino que al hablar aquellos sábados en aquellas sinagogas harías algo semejante a lo que cuenta el relato de Lucas 4,14-30. Enseñabas a leer e interpretar de manera novedosa los mensajes de la Ley de Moisés y de los profetas. Compartir abiertamente con quienes te escuchaban acabó resultándote peligroso (3,1-6).

¿Quién eres, quién fuiste, Jesús de Nazaret? No eras sacerdote ni hijo de sacerdote. No eras rabino ni hijo de rabino. No pertenecías a ningún movimiento de tipo religioso como los escribas, saduceos o fariseos. Hoy, diría más de uno, no pertenecías al clan, a la casta, al partido, al movimiento, a la causa, al sistema… ¿Ibas por libre? Liberabas, desencadenabas…

¿Quién eres, quién fuiste, Jesús de Nazaret? Seguro que María Magdalena ignoraba que fueras la segunda persona de la Trinidad. ¿Quién sabía que venías como ‘El Redentor’? ¿Pedro, Santiago y Juan? ¿Lo sabían, se lo callaron y te abandonaron (Mc 14,43-51)? ¿Sabías tú mismo que eras el hijo único del dios único de todos los cielos de toda la historia y la eternidad? Todos te conocían como el hijo de María y del carpintero. ¿Carpintero o ‘chapuzas ilustrado’, jefe de mantenimiento en las mejores mansiones romanas de la cercana villa de Séforis?

¿Quién eres, quién fuiste, Jesús de Nazaret? ¿Un profeta? Esta es la palabra que pone en tu boca la narradora de tus hechos y dichos: “Un profeta sólo es despreciado en su tierra, entre sus parientes y entre los suyos” (Marcos 6,4). En tu anterior estancia por esa tierra (Marcos 3,20-21), hacía poquito, las gentes de tu casa y familia ya te había catalogado como una persona ‘fuera de sí’, loca o enloquecida, y que no estabas en tus cabales. ¡Qué cruz!

Para llegar a comprenderte, Jesús de Nazaret, ¿tendremos que conocer a Natán, el profeta que no se calló ni ante David, el Rey? ¿O conocer a Elías, el profeta de estas tierras del norte? ¿O tendremos que mirarnos de frente unos a otros hasta romper las cadenas que nos separan?

Carmelo Bueno Heras. Madrid, 16 de abril de 2017.

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