Cambia tu programación
Los hombres buscan
y huyen de muchas cosas, y no entienden que, tanto lo que buscan fuera como
aquello de lo que huyen, está dentro. Estás intentando escapar de algo que
está dentro de ti: tu inconsciente, en donde están grabadas todas tus
programaciones. Y lo que buscas, el amor, la felicidad, está dentro de ti, eres
tú mismo. Es el despertar a tu suficiencia lo que va a liberarte. La
resolución de todo está dentro de ti, y si consigues ser suficiente, ya has
llegado a ser tú mismo. Pero mientras no se te vayan tus neurosis de
adormilado, no intentes cambiar el mundo; antes despierta tú.
Mientras duermes y
sueñas, ves a las personas y al mundo igual que te ves tú. El día que cambies,
cambiarán todas las personas para ti, y cambiará tu presente. Entonces vivirás
en un mundo de amor. El que ama, termina siempre por vivir en un mundo de
amor, porque los demás no tienen más remedio que reaccionar por lo que él los
impacta.
Ahora piensa en las
personas con las que ordinariamente vives y trabajas, y en los problemas que
tienes con ellos.
¿Sabes la solución?
Te voy a decir un remedio mágico, porque no falla nunca: cambia tu
programación y todo cambiará. Renuncia a tus exigencias: lo más importante para
vivir el presente, tanto contigo mismo como con los demás, es renunciar a las
exigencias.
Las exigencias son
la fuente de todo problema de relación y convivencia. Exiges que el otro no sea
egoísta, que no sea indiferente, y te autoconvences de que lo haces por su
bien. ¿Que lo haces por su bien? Y entonces, ¿por qué te molesta su actitud?;
¿no será que está reflejando algo que no te permites a ti mismo? No te engañes,
llama las cosas por su nombre. No seas exigente contigo mismo y comenzarás a
no exigir a los demás. Sal de esa programación que te tiene prendido en el
árbol del bien y del mal y comenzarás a aceptar la realidad sin juicios ni
críticas. Cuando te molesta que tu amigo sea exigente, es que tú lo eres
también. Cuando te molesta que no reaccione, no seas exigente y no le pidas lo
que no está dispuesto a hacer en ese momento. Pero puedes comprenderlo y no
juzgarlo, sino esperar que él sepa por sí solo salir de su pasividad. Eso
puede ayudarlo, y en cambio la exigencia no.
No te compete a ti
apresurar los resultados, porque tú no estás para arreglar el mundo, sino
para amarlo y comprenderlo. ¿No te das cuenta de que, cuando buscas un
resultado y luchas por él, lo que haces es buscarte a ti mismo? Quieres, en el
fondo, tener razón y demostrarlo. Olvidas que, para cada persona, la vida tiene
reservados un ritmo y una ocasión. Mira a las personas tal como son, respétalas,
acéptalas y trata de comprenderlas allí en donde están y dales la respuesta
que a ti te corresponde: la del amor y la comprensión.
El
mundo de la realidad que vives es falso, porque está sujeto a conceptos. Los
conceptos no son más que añadiduras que ha puesto tu cultura.
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