sábado, 22 de noviembre de 2014

Dios no se deja encerrar (AUTOLIBERACIÓN INTERIOR) Anthony de Mello


Dios no se deja encerrar


En la Universidad te enseñan teorías, fórmulas y técnicas, y la teología de­biera de servir para hacer ignorantes que cuestionen todo antes de adoptar­lo. En la Universidad te enseñan y en la Facultad de Teología debieran sólo despertarte atacando tus errores y tus fórmulas.


¿Sabéis lo que le ocurrió a un caní­bal que se comió a un misionero cató­lico, a un protestante y a un metodis­ta? Pues que tuvo un movimiento ecu­ménico en sus tripas. Sólo nos separan las palabras y los conceptos. En el fon­do todo es lo mismo. Dios es sólo uno y no se deja encerrar. Lo que llamas tú no tiene base, pues tú no eres nada. Sólo la realidad existe, y sólo entrarás en esa realidad a base de liberarte de tus programaciones y meterte en la no­che oscura del no-saber, de los no-con­ceptos.


Aunque antes dije que el niño es in­capaz de amar, creo que no lo dije bien, pues los niños, seguramente, saben amar de una manera tan pura y sin conceptos, tan espontánea, que no los en­tendemos con nuestra mentalidad pro­gramada. Los niños son los únicos que ven las cosas como son. Ven a las per­sonas sin etiquetas, sin prejuicios, y res­ponden con espontaneidad a la realidad, sin interferencias. Los prejuicios, las etiquetas y los miedos se los metemos luego nosotros, los mayores, de la mis­ma forma inconsciente que usamos de esa programación mecánicamente como hábito.


¡Qué peligrosa es la inconsciencia! Para liberarte de los prejuicios sólo tie­nes la conciencia. Es la conciencia la que te puede liberar. Siempre serás es­clavo de las cosas de las que no eres consciente.


Hay que ser conscientes de que Dios no se deja prender por conceptos ni en­cerrar en palabras. Por eso, los niños están más cerca de Dios mientras no­sotros no deformamos su espontanei­dad con imágenes y conceptos de malo y bueno. La tesis de que Dios es incom­prensible siempre ha estado presente en la teología católica. Para Tomás de Aquino, era evidente. Y para Rahner, incluso en la visión inmediata de Dios, en la eternidad, seguía siendo incom­prensible. La incomprensibilidad de Dios es el centro que debe iluminar toda teología. El mejor teólogo es el que sabe explicar la teología como Jesucristo: por medio de cuentos, sin conceptos. Por medio de la vida, como hacía Jesús con las palabras y con sus hechos en la vida cotidiana. Si nos aferramos a los símbo­los, olvidaremos la realidad que encierra el símbolo.

 

Tu acción debe venir de tu sensibilidad, y no de tu ideología. Las matanzas, las injusticias y las guerras provienen de la ideología que ciega a uno a la realidad y lo endurece.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario