Dios no se deja encerrar
En la Universidad
te enseñan teorías, fórmulas y técnicas, y la teología debiera de servir para
hacer ignorantes que cuestionen todo antes de adoptarlo. En la Universidad te
enseñan y en la Facultad de Teología debieran sólo despertarte atacando tus
errores y tus fórmulas.
¿Sabéis lo que le
ocurrió a un caníbal que se comió a un misionero católico, a un protestante y
a un metodista? Pues que tuvo un movimiento ecuménico en sus tripas. Sólo nos
separan las palabras y los conceptos. En el fondo todo es lo mismo. Dios es
sólo uno y no se deja encerrar. Lo que llamas tú no tiene base, pues tú no eres
nada. Sólo la realidad existe, y sólo entrarás en esa realidad a base de
liberarte de tus programaciones y meterte en la noche oscura del no-saber, de
los no-conceptos.
Aunque antes dije
que el niño es incapaz de amar, creo que no lo dije bien, pues los niños,
seguramente, saben amar de una manera tan pura y sin conceptos, tan espontánea,
que no los entendemos con nuestra mentalidad programada. Los niños son los
únicos que ven las cosas como son. Ven a las personas sin etiquetas, sin
prejuicios, y responden con espontaneidad a la realidad, sin interferencias.
Los prejuicios, las etiquetas y los miedos se los metemos luego nosotros, los
mayores, de la misma forma inconsciente que usamos de esa programación
mecánicamente como hábito.
¡Qué peligrosa es
la inconsciencia! Para liberarte de los prejuicios sólo tienes la conciencia.
Es la conciencia la que te puede liberar. Siempre serás esclavo de las cosas
de las que no eres consciente.
Hay que ser
conscientes de que Dios no se deja prender por conceptos ni encerrar en
palabras. Por eso, los niños están más cerca de Dios mientras nosotros no
deformamos su espontaneidad con imágenes y conceptos de malo y bueno. La tesis
de que Dios es incomprensible siempre ha estado presente en la teología
católica. Para Tomás de Aquino, era evidente. Y para Rahner, incluso en la
visión inmediata de Dios, en la eternidad, seguía siendo incomprensible. La
incomprensibilidad de Dios es el centro que debe iluminar toda teología. El
mejor teólogo es el que sabe explicar la teología como Jesucristo: por medio de
cuentos, sin conceptos. Por medio de la vida, como hacía Jesús con las palabras
y con sus hechos en la vida cotidiana. Si nos aferramos a los símbolos,
olvidaremos la realidad que encierra el símbolo.
Tu
acción debe venir de tu sensibilidad, y no de tu ideología. Las matanzas, las
injusticias y las guerras provienen de la ideología que ciega a uno a la
realidad y lo endurece.
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