sábado, 28 de noviembre de 2015

San Irenarco de Sebaste - San Esteban el Joven - Santa Teodora de Rossano - San Jacobo de la Marca 28112015

San Irenarco de Sebaste

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San Irenarco, mártir
En Sebaste, de Armenia, san Irenarco, mártir, que ejerciendo de verdugo se convirtió a Cristo motivado por la constancia de las mujeres cristianas y, bajo el emperador Diocleciano y el prefecto Máximo, murió decapitado.
Existe un documento, la «Passio» de Irenarco y sus compañeros, mártires de Sebaste, redactada en los términos convencionales de estas pasiones, pero lo suficientemente antiguo como para no dejar duda que se nutre de un culto a san Irenarco preexistente, que no fue creado por la leyenda narrada allí, sino que más bien ésta fue redactada -como ocurrió siempre- cuando se perdió la memoria concreta de los hechos del mártir. Ese escrito menciona todo un grupo de mártires, no sólo a san Irenarco, compuesto de siete mujeres, un sacerdote, Acasio, y dos niños, hijos de una de ellas; según este relato, Irenarco era el soldado que las custodiaba por orden del Gobernador Máximo, y que, viendo la constancia de las mujeres, se convierte a la fe cristiana y es bautizado por Acasio en el mismo lago en el que Máximo lo hace sumergir para ahogarlo. Luego de una serie de intentos fallidos de matarlo, de los que sale invariablemente ileso, finalmente es decapitado, y su cuerpo es abandonado al borde del lago, de donde recoge los restos (de él y de sus compañeros de martirio) una cristiana piadosa de nombre Elisea.

Aunque los detalles de la Passio sean -como ya se ha dicho- convencionales, muestran suficientes indicios de la antigüedad del culto al santo -que es un signo indirecto de la existencia histórica del personaje-, que es lo que verdaderamente se establece para mantener o no una conmemoración en el Martirologio Romano. La historia de las siete mujeres, en cambio, tiene todas las trazas de ser legendaria, y no está acompañada de testimonios paralelos de culto antiguo, por lo que, como puede verse, en el Martirologio Romano, aunque figuran como motivo de la conversión de san Irenarco, no aparecen como conmemoradas.

San Irenarco es mencionado en Sinaxarios (santorales) bizantinos, que lo colocan el 28 de noviembre. Antiguos leccionarios georgianos lo mencionan también en esa fecha o cercana (entre el 26 y el 29 del mes). En Occidente, la memoria de san Irenarco se encuentra por primera vez en el Martirologio del P. Galesini (1580), asignada al 27 de noviembre, y asociada al martirio de Acasio y las siete mujeres. La edición anterior del Martirologio Romano (que depende mucho de los datos del de Galesini) lo introduce también el 27 de noviembre, con el mismo grupo, aunque en la noticia explicativa más bien se inclina por la versión de un sinaxario. Finalmente el Martirologio actual ha retrotraido las referencias al culto que con certeza puede atestiguarse como verdaderamente antiguo, el del propio san Irenarco, aunque conservando -como ya he mencionado, la referencia indirecta a la mencionada Passio en el elogio del santo.


San Esteban el Joven

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San Esteban el Joven, monje mártir
En Constantinopla, san Esteban el Joven, monje y mártir, que en tiempo del emperador Constantino Coprónimo, por dar culto a las imágenes sagradas fue atormentado con variados suplicios y confirmó la verdad católica con el derramamiento de su sangre.
La 'Vita' de este monje oriental fue escrita hacia el año 809 por su homónimo el diácono Esteban de Constantinopla. El santo monje Esteban el joven nació el 715 en Constantinopla, la antigua Bizancio; de joven estuvo primero bajo la dirección de un eremita, pero escogiendo luego la vida religiosa, entró en el monasterio del Monte San Ausencio, en Bitinia (cercano a Calcedonia), donde llegó luego a ser Egúmeno (abad). Aquí vivió por años dedicado a la oración y trabajando como amanuense, el benemérito trabajo de los monjes que copiaban los antiguos textos.
En aquel tiempo gobernaba en Oriente el emperador Constantino V Coprónimo (718-775), hijo de León III Isáurico (675-741), quien en el 726 había iniciado la política religiosa de la iconoclastia, contra el culto de las imágenes. Tal movimiento fue seguido por su hijo Constantino V, que entabló una dura lucha, especialmente contra los monjes; convocó incluso el Concilio de Hiera, que en el 753 condenó a los defensores del culto de las sagradas imágenes.
El Egúmeno Esteban se declaró abiertamente contra las normas de este Concilio -convocado por el Emperador y no por el Papa-, que serán desautorizadas en el siguiente Concilio de Nicea II, en 787. Entretanto Constantino V, en junio del 762, exigió al Egúmeno de Monte San Ausencio respeto y adhesión a los cánones promulgados en Hiera; habiéndose éste negado, fue conducido al monasterio de Crisopoli, cerca de Constantinopla, y desde allí enviado al exilio en la isla de Proconeso, permitiendo a su madre y a su hermana reunirse con él. Después de un año, en el 763, fue traído nuevamente a Constantinopla, donde más de 300 monjes habían sido encarcelados por su acatamiento a la causa del culto de las imágenes.
Después de otro año de continua vejaciones e injurias, el 28 de noviembre del 764 el abad Esteban fue muerto por algunos oficiales de palacio, pero sin ninguna orden del Emperador.
fuente: Santi e Beati


Santa Teodora de Rossano

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Santa Teodora de Rossano, abadesa

Cerca de Rossano, en Calabria, santa Teodora, abadesa, discípula de san Nilo el Joven, maestra en la vida monástica.



San Jacobo de la Marca

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San Jacobo de la Marca, religioso presbítero
En Nápoles, de Campania, sepultura de san Jacobo de la Marca, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, esclarecido por su predicación y austeridad de vida.
Santiago (es decir, San Giacomo) nació en Montebrandone, de la Marca de Ancona. Su apellido era Gangala y sus padres eran gente humilde. El santo vino al mundo en 1394 y, en 1416, pidió la admisión en el convento de los frailes menores de Asís. Sus superiores le enviaron a hacer el noviciado en el pequeño convento de Carceri, en las cercanías de Asís. Más tarde, Santiago estudió en Fiésole, bajo la dirección de san Bernardino de Siena. A los veintinueve años recibió la ordenación sacerdotal. Inmediatamente, comenzó a predicar en Toscana, Umbría y la Marca. Practicaba penitencias extremadas y se dice que sólo dormía tres horas diarias. Copió de mano propia casi todos los libros que necesitaba para su ministerio. Su hábito estaba muy raído. Su celo por las almas era inmenso y se puede decir que pasó toda su vida predicando continuamente, tanto a los católicos como a los herejes, con gran fruto. Sus misiones le llevaron a Alemania, Bohemia, Polonia y Hungría.

Santiago trabajaba de concierto con san Juan de Capistrano, quien había sido su compañero de estudios en Fiésole. En 1426, el papa Martín V los nombró inquisidores contra los «fraticelli», nombre que se daba a un conjunto de sectas heréticas y rigoristas que hacían entonces furor en Italia. Los dos frailes procedieron con tal severidad, que varios obispos protestaron. En efecto, no sólo mandaron destruir treinta y seis casas de los «fraticelli», sino que condenaron a la hoguera a varios de ellos. Santiago tomó también parte en otras campañas, menos violentas, contra los «fraticelli» y otros cismáticos. Por ejemplo, en el Concilio de Basilea, contribuyó a la concordia de los husitas moderados, mediante la concesión de la comunión bajo las dos especies. Cuando el Concilio se trasladó a Florencia, el santo participó en la reunión de los orientales disidentes. En 1445, predicó la cuaresma en Perugia, donde concedió el hábito de San Francisco al beato Bernardino de Fossa. Cuatro años más tarde, fue nuevamente comisionado para tratar con los «fraticelli» y publicó un «Diálogo» contra ellos. Santiago pertenecía a la rama de los observantes, cuyo éxito había provocado muchas envidias. En una carta a san Juan de Capistrano, Santiago le cuenta las dificultades y sufrimientos en que se ha visto envuelto por esa causa. El santo tomó parte en las negociaciones que se llevaron a cabo entre los observantes y los conventuales, pero el proyecto de acuerdo que presentó a la Santa Sede no satisfizo a ninguna de las dos partes. En 1456, durante una serie de sermones cuaresmales que predicó en Padua, despertó en otro Bernardino (Bernardino de Feltre) el deseo de ingresar en la orden de los frailes menores. Santiago fomentó los montes de piedad, que el beato Bernardino de Feltre había de reorganizar y popularizar más tarde. Aquel año, cuando murió san Juan de Capistrano, Santiago fue a suplirle en Austria y Hungría, donde llevó adelante su obra contra los husitas extremistas.

A su rergeso a Italia, se le ofreció la sede de Milán, pero prefirió seguir al servicio de las almas predicando en toda Italia. Dos años más tarde, en 1462, se vio envuelto en una seria dificultad: en efecto, cuando predicaba en Brescia un lunes de Pascua, expresó una opinión teológica que le valió ser convocado ante la inquisición del lugar. El santo se negó a comparecer. Como los inquisidores no desistiesen, Santiago apeló a Roma. El inquisidor mayor era un dominico, y tanto los dominicos como los franciscanos habían tomado ya posiciones opuestas acerca de la cuestión. Ese incidente provocó un largo debate ante Pío II, quien no zanjó la cuestión y se contentó con imponer silencio a ambas partes.

Santiago de la Marca pasó los tres últimos años de su vida en Nápoles, donde murió el 28 de noviembre de 1476. Fue canonizado en 1726.

 P. Teodosio Somigli en Archivum Franciscanum Historicum, vol. XVII (1924), pp. 378-414. 
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

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