LOS QUE ESTABAN Y LOS QUE NO ESTABAN EN BELÉN
Pues bien, San Mateo y San Lucas colocan en el Pesebre al Niño en el Pesebre, a la Madre y a San José (la mula y el buey son de Isaías, no de Lucas y Mateo). Y lo curioso es que cuando lo estamos montando nosotros, el niño de casa, que tiene buen olfato, pregunta:
- ''¿Quién era el rey de los judíos cuando nació Jesús en Belén?''
- Bueno, el rey del mundo era Augusto, le pondremos aquí también. Pero nos sorprende y dice:
- ''¡No! Porque ni Mateo ni Lucas le ponen''. ''¿Y quién era el rey de Jerusalén?''
- El idumeo Herodes ¡Vamos a ponerlo!
- ''No, no lo pongas!, San Lucas no lo hace''.
Y sigue preguntando: - ''¿Y quiénes eran las autoridades religiosas?''
- Pues las mismas que treinta años después, ¿las ponemos?
- ''¡No, no las pongas!, los evangelistas no las ponen. ¿Quién era el sumo sacerdote en aquél tiempo?''
- Pues el sumo sacerdote y los representantes de Israel eran los fariseos, ¿los ponemos?
- ''¡No! que no los ponen ellos''.
- Bueno, el rey del mundo era Augusto, le pondremos aquí también. Pero nos sorprende y dice:
- ''¡No! Porque ni Mateo ni Lucas le ponen''. ''¿Y quién era el rey de Jerusalén?''
- El idumeo Herodes ¡Vamos a ponerlo!
- ''No, no lo pongas!, San Lucas no lo hace''.
Y sigue preguntando: - ''¿Y quiénes eran las autoridades religiosas?''
- Pues las mismas que treinta años después, ¿las ponemos?
- ''¡No, no las pongas!, los evangelistas no las ponen. ¿Quién era el sumo sacerdote en aquél tiempo?''
- Pues el sumo sacerdote y los representantes de Israel eran los fariseos, ¿los ponemos?
- ''¡No! que no los ponen ellos''.
San Mateo era un judío recaudador de impuestos que quería curarse, pero, sin embargo, no cayó en la tentación de poner ninguna autoridad en el Nacimiento del Señor. Predicaba a los judíos convertidos del año 80 diciéndoles que hubo un día en que lo Infinito apareció en lo finito, pero que en la Encarnación de Dios no aparecieron ni el rey de Jerusalén, ni los escribas y fariseos, ni los religiosos ni los sumos sacerdotes.
Qué curioso, los evangelistas no colocan en el Pesebre a los más importantes... O sea: autoridades ¡ninguna! Hay mucha intención aquí.
Pero es más curioso todavía. Ante esta ausencia aparatosa, pues se notan demasiado los que no están en la Navidad, cuando treinta años después San Mateo cuenta el martirio de Cristo, todos ellos aparecen al pie de la Cruz gritando ''¡Crucifícale!'' ¡Todos! Anás y Caifás, Herodes que se mofó de Él, Pilato que le condenó a muerte ¡todos ellos! Fíjense en la modesta intención del evangelista y en cómo señala sin nombrar a nadie: ¡Cuidado! porque si no estás en Belén, el Viernes Santo estarás gritando debajo de la Cruz, tú verás. Es decir, quienes no entienden la Encarnación, al final matan al Hombre -esto es fundamental-.
¿Pero por qué no estaban las autoridades? Pues bien, veamos quiénes estaban y así sabremos por qué no estaban.
A) La madre de Jesús: una pobre doncella despistadilla, evidentemente muy santa, pero sin recursos.
B) San José, que ni siquiera era su padre.
C) La mula y el buey.
D) Los Magos: prestidigitadores, adivinos, astrólogos amantes de las estrellas, o sea gentes malditas no judías que vienen de Babilonia guiados por una estrella. (Noten que incluso el Cosmos se conjura en aquél momento).
E) Los pastores que velaban sus rebaños en la noche.
B) San José, que ni siquiera era su padre.
C) La mula y el buey.
D) Los Magos: prestidigitadores, adivinos, astrólogos amantes de las estrellas, o sea gentes malditas no judías que vienen de Babilonia guiados por una estrella. (Noten que incluso el Cosmos se conjura en aquél momento).
E) Los pastores que velaban sus rebaños en la noche.
Eso es todo.
Están en el Nacimiento los INSATISFECHOS, por pecadores y forasteros que sean: los PASTORES, que velan por su rebaño en la noche para que nadie les despoje de la oveja que es toda su vida, y los MENESTEROSOS. (No los pobres de dinero sino aquellos que teniendo mucho no poseen realmente nada, que no es como hoy en día, que hay pobres que se mueren de ganas de tener dinero, con lo cual son ''ricos''). Todos éstos están.
No están los PODEROSOS, pues para éstos el finito es finito. ¿Y qué significa todo esto? Pues muy sencillo, es pura antropología: los satisfechos no se enteran de nada, como les pasa a alguos cuando aseguran que la Evolución no va más allá porque el Hombre ya ha llegado a Omega.
Asiste al Nacimiento el Hombre que dice: ''Aun cuando casi hemos llegado hasta Omega, todavía tenemos que seguir creciendo''. El Hombre es un finito con ganas de Infinito. Por lo tanto, para los que siempre necesita más, los menesterosos, los mendigos, los pastores y los Magos o astrólogos, el finito termina en el Infinito. Es decir, cuando lo Infinito se mete en lo finito solamente asisten al Nacimiento los descontentos: quienes escrutan las estrellas y quienes vigilan las ovejas. En cambio, cuando un Hombre está satisfecho de sí mismo, de su dinero y de su Poder, aunque ese hombre sea una autoridad religiosa, no se entera de que el Infinito SE HACE finito. Pero si se siente descontento por mucho que posea y se hace pastor de rebaños o busca en las estrellas la Presencia de Dios, éste, como siente hambre, es un finito hacia el Infinito y con él aparece la Navidad.
Como ustedes ven, la fiesta de la Navidad es una fiesta antropológica. Los evangelistas, que de niños nos parecían tontos, montaron el Pesebre con toda intención. Sabían mucho más de lo que pensamos.
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