domingo, 21 de enero de 2024

¡Palabra de Dios! ¿Palabra de Dios? - Domingo de la Palabra de Dios B (21.01.2024): Marcos 1,14-20 (Aquí comienza la única aparición del sepultado Jesús de Nazaret) y CINCO MINUTOS semanales con el Evangelio de Marcos entre las manos (Semana 8ª (21.01.2024): Marcos 2,13-14)

 

¡Palabra de Dios! ¿Palabra de Dios?

Cuando el frío se moja y además se mueve se experimenta en directo la inclemencia significativa de una peculiar trinidad natural: frío, viento y lluvia. Esto es lo que acontece a lo largo del día de hoy en el que escribo esta presentación de los nuevos comentarios del Evangelio del domingo día 21 de enero.

Cuando la inclemencia, sola o acompañada, azota conviene ponerse a buen recaudo para aguantar el temporal. Con la naturaleza no es recomendable atreverse a jugar, porque lo más probable es que se pierda. En vez de jugar con ella conviene aprender a bailar en buena compañía... Quiero decir, en buena compañía con la naturaleza.

Seguramente que esto que estoy diciendo y evocando nada tiene que ver con ese asunto mundialmente-cósmico del cambio climático (C.C.). Constato esta relación con la sola intención de haber dejado escrito esto del cambio climático (C.C.) entre mis papeles para que el día de mañana alguien estudioso sin otras tareas que hacer deje entre sus descubrimientos que hablar de teología, de bíblia o de asuntos llamados religiosos es también hablar de asuntos del cambio y de asuntos del clima. 

La realidad es mucho más prosaica que muchas de las meditaciones en las que se entretienen mis neuronas. Lo cierto es que este día de frío, viento y lluvia es un día en el que el sentido común le dice a uno que lo mejor es quedarse en casa. Y eso es en lo que estoy.

Desde esta peculiar experiencia de bailar acompañado con la trinidad de la naturaleza caigo en la cuenta de la importancia de la lectura, entre otras muchas actividades. Y en uno de los movimientos de este estar bailando se me ha quedado colgada entre las neuronas una expresión que leo, releo, requetereleo... hasta casi ser incapaz de apartarla de mi presencia. Esta expresión escrita enreda los movimientos de estas horas de lectura y escritura del ir y venir del cambio del clima (C.C.): El domingo de la palabra de Dios. ¿Podría reescribirse también como 'Los domingos de las palabras de los dioses'? O también, ¿Los domingos de las palabras de las diosas? Escribo así porque, ¿existe un solo Dios?, ¿existen muchos dioses?, ¿muchas diosas?, ¿dios, los dioses, la diosa, las diosas... hablan?, ¿en qué lengua o lenguas?... Seguramente que soy un ateo si digo que ningún dios habla. Y, por eso mismo, ningún dios escucha... ¿Cuánto se ha escrito, se escribe y escribirá sobre el C.C., cambio climático? ¿Cuánto se ha escrito, se escribe y escribirá sobre Ddios? Sinceramente, me sobrecoge tanta grandeza inabarcable y me quedo en silencio. Para estos asuntos no hay palabras. ¿Qué es esa trinidad de la naturaleza a la que he llamado frío, viento y lluvia, tres en uno, verdaderamente reales y tan distintos como iguales?  Me sobrecoge tanta grandeza inabarcable y me quedo en silencio. Para estos asuntos no hay palabras.

Espero, con la serenidad de la paciencia, que la mano narradora del llamado Evangelio de Marcos-María de Magdala siembre de sentido mi sobrecogimiento enmudecido.

A continuación se encuentran los comentarios para este domingo 21 de enero.

Carmelo Bueno Heras

 

Domingo de la Palabra de Dios B (21.01.2024): Marcos 1,14-20. Respiro, vivo y sigo escribiendo CONTIGO:

Aquí comienza la única aparición del sepultado Jesús de Nazaret

Para el domingo día 21 de enero se nos propone la lectura evangélica de Marcos 1,14-20. Copio textualmente el comienzo de este relato: “Después de haber sido encarcelado Juan, Jesús fue a Galilea a anunciar el evangelio de Dios. Y decía…” (Mc 1,14).

Para la mano narradora de este relato es muy importante la conexión entre la persona y la tarea de Juan y la persona y la decisión de su Jesús de Nazaret. Ambos, Juan y Jesús, se habían encontrado en el Jordán (Mc 1,9-11). Y, una vez bautizado Jesús, Juan continuó con su tarea bautizadora y Jesús decidió pasar cuarenta días en el ‘desierto’ (Mc 1,12-13). Cada uno se encuentra en sus ‘tareas’ y en su lugar, uno en el Jordán y el otro en el desierto.

Y siguiendo el relato de la mano evangelizadora, nos enteramos que Juan es encarcelado sin decirnos a los lectores las razones de tal encarcelamiento. Este asunto nos lo contará esta mano narradora en Mc 6,17-29 con no pocos detalles. En cambio, Jesús de Nazaret toma la decisión de abandonar el desierto e irse a Galilea a ‘evangelizar’.

He escrito EVANGELIZAR. ¿Qué es Evangelizar?, me pregunto con no poca ingenuidad provocadora. Sencilla y sorprendentemente, evangelizar es anunciar, en alto y en claro, una o la buena noticia. Buena noticia, ¿de qué o de quién? El texto dirá que ‘de Dios’. Pero este Dios ya existía en aquel pueblo del Israel que Jesús conocía. Y…, ¿cuál era la buena noticia de ese tal Dios? ¿Era la noticia del perdón de todo pecado, como hacía Juan el bautizador, sin necesidad de ir al Templo de Jerusalén a la liturgia de los sacerdotes que perdonaban en nombre de Dios por medio de la ofrenda de sacrificios pagados por los pecadores?

Me voy a quedar por ahora con este asunto primero y principal de este Jesús del que nos escribe María Magdalena: EVANGELIZAR. Y esto lo hago muy conscientemente, sobre todo, después de haberme leído todo su relato del Evangelio hasta el sepultamiento de Jesús.  Y por eso escribo esta nueva cita del final del relato que acaba de comenzarse a contar: “María Magdalena, María de Santiago y Salomé… van al sepulcro… y al entrar en él ven a un joven sentado en el lado derecho, vestido con una túnica blanca, y se asustaron. Pero él les dice: buscáis a Jesús de Nazaret, el crucificado. No está aquí. Ha resucitado… Id a decir a sus discípulos y a Pedro que irá a Galilea. Allí lo veréis…” (Mc 16,1-8).

A Juan el bautizador le habían encarcelado; ¿por bautizar? Y a Jesús de Nazaret también le han apresado, juzgado, condenado, ejecutado y sepultado; ¿por EVANGELIZAR? Ciertamente. Sin embargo, la historia de ambos no acaba ahí y así. La presencia del joven vestido de blanco anuncia a las tres mujeres, asustadas pero arriesgadas, que el muerto vive y si se le desea encontrar que es verlo, hay que ir allí donde todo había comenzado: GALILEA (Mc 1,14).

Así que el lugar donde se le ve vivo resucitado al muerto sepultado Jesús de Nazaret es Galilea, donde había comenzado su EVANGELIZACIÓN. Ahí es donde vieron y encontraron al judío y laico de Nazaret, Jesús. De esta manera tan explícita, la vida de este hombre se ha convertido, para la persona que nos narra su ‘existencia humana’, en la aparición, la única aparición, de Jesús de Nazaret. En Mc 16,8 acababa este relato de la Evangelista María Magdalena. Atreverse a comprender de esta manera la narración del llamado Evangelista Marcos nos permite comprender que real y verdaderamente se encuentra uno con este Jesús de Nazaret siempre que libre y conscientemente EVANGELIZA con él y como él. Carmelo Bueno Heras 

 

CINCO MINUTOS semanales

con el Evangelio de Marcos entre las manos para leerlo y meditarlo completo y de forma ordenada, de principio a fin.

Semana 8ª (21.01.2024): Marcos 2,13-14

El mar en el Evangelio de Marcos es el mal. La semana pasada comenté la que me parece primera unidad literaria de este relato completo del segundo capítulo del Evangelio de Marcos (2,1-12). Y ahora propongo detenernos y comentar sin prisa los dos versículos siguientes (2,13-14). Seguimos dentro de la unidad narrativa que podríamos llamar ‘casa de Jesús en Cafarnaún’ (2,1). Por ser tan breve el texto lo copio completo.

“Jesús regresó a la orilla del lago. Toda la gente acudía a él. Y él les enseñaba. Al pasar vio a Leví, el hijo de Alfeo, que estaba sentado en su oficina de impuestos y le dijo: Sígueme. Él se levantó y lo siguió” (Marcos 2,13-14).

El narrador nos vuelve a situar en la orilla del lago-mar de Galilea, pero nos recuerda inmediatamente que estamos en esa ‘casa’ de Cafarnaún que ahora será la de Leví a quien acaba de ¡mandar!, ¿ordenar? (sígueme, en imperativo) que le siga como ya lo hacen los hermanos Simón-Andrés y los Zebedeos Santiago y Juan (1,16-20). Y como lo van a hacer también un poquito más tarde todos los demás (3,7-12).

Al escribir esto, aquí y ahora, me nace de dentro, María Magdalena, una pregunta algo más importante que curiosa: ¿En cuál de estas llamadas Jesús de Nazaret pronunció tu nombre y decidiste seguirlo a él en compañía de otras no pocas mujeres? ¿A cuál de estos momentos de las llamadas de Jesús junto al mar de Galilea te referías cuando escribiste el mensaje de 15,40-41? ¿Acaso erais ya seguidoras de Jesús de Nazaret antes de que saliera la primera vez a pasear por el lago?

Como no es posible llegar a conocer cómo fueron los hechos, me atrevo a expresar mi propia opinión sin ánimo de querer imponérsela a nadie. Vosotras, las mujeres de Magdala y de Galilea, escuchasteis la enseñanza de este hombre, judío y laico, llamado Jesús. Y esa enseñanza suya comenzó a despertarse dentro de vosotras como nunca había sucedido al escuchar las enseñanzas de los profesionales de la religión de Israel, anclados en la tradición de siglos del Templo de Jerusalén, de su Ley y de sus instituciones.

Tú, Magdalena, que ya eras seguidora y acompañante del hombre de Nazaret, nos has dejado sembradas todas las dudas con la confesión de tu experiencia de haber sido seguidora de este Jesús. ¿Nadie como este hombre te abrió de par en par el horizonte liberador de una nueva manera de ser persona que se relaciona con otras personas para ayudarse a crecer y no para aprovecharse de ellas? ¿Era esto lo que ‘enseñaba’ Jesús en ‘su enseñanza’? (2,13).

En las últimas palabras de este comentario te invito, a ti y a mí, a mirar ese ‘mar’ por donde pasa el hombre de Nazaret. A orillas de este ‘mar-lago de Galilea’ es donde Jesús llama a sus seguidores para ser con él ‘pescadores de hombres’ (1,16-20).

Leví, el de Alfeo, ¿abandonó su tarea de ‘pescar impuestos’ por dedicarse a ‘pescar hombres’? ¿Qué es ‘pescar personas’? ¡Tan importante es esto que el resto del segundo capítulo lo explicará con toda nitidez! Carmelo Bueno Heras. En Burgos, 15 de enero de 2017.

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