domingo, 16 de febrero de 2025

¡Qué bajo está el suelo! - 2025, 16 de febrero. Domingo 6º del TO C: Lucas 6,17. 20-26 (EVANGELIZAR, SÍ. NO SACRAMENTALIZAR) y CINCO MINUTOS con el Evangelio de Lucas ( emana 12ª (16.02.2025): Lucas 4,1-13. EL ESPÍRITU FRENTE AL TEMPLO)

 ¡Qué bajo está el suelo!

No sabría decir cuántas veces sale de mi boca la expresión que encabeza esta presentación de los comentarios para el domingo 16 de febrero: ¡Qué bajo está el suelo!
Sentado, como me encuentro ahora, miro hacia el suelo y contemplo que siempre estuvo ahí, que nunca se movió de donde está. Afortunadamente, me digo. El suelo sigue ahí y me sostiene. Afortunadamente, me lo repito.
Con el paso del tiempo, uno también va pasando. No creo que el tiempo sea consciente de su 'pasar'. Los conscientes somos los seres vivos, los humanos. Somos conscientes de que 'pasamos' cada vez que nos tenemos que doblar: 
. Eso es, doblarse para levantar del suelo aquello que se nos cayó y debe volverse a colocar donde siempre estuvo. 
. Eso es, agacharse para recoger toda suerte de objetos que, sea por lo que sea, dejaron de estar en su sitio habitual y fueron a parar, muy a nuestro pesar, al suelo...
Cuando el ser humano es bebé no es preciso doblarse o agacharse. Tan sencillo, tan elemental. El suelo está tanto a la altura de los pies como de las manos.
Cuando a uno se le va calcificando el tiempo de los años y de sus décadas, el suelo comienza a parecerse un abismo. ¡Qué bajo está! 
Cada 'tiempo que pasa' en la vida nos educa: doblarse, agacharse, abajarse... ¡cuesta lo suyo! Y cuanto más arriba se encuentre uno, en el espacio o en el tiempo me digo, más le cuesta 'abajarse ' para colocarse a la altura de los (o lo) más pequeños.
Pensaba ahora en estas cosas mientras volvía a repetirme la jaculatoria que llevo ya un año de interiorización para entender la presencia de María de Nazaret en mi vida. Aquella mujer, esposa de José, madre de Jesús, de carne y hueso siendo niña, joven y adulta, fue persona de andar por casa y por la calle, según la historia. Pero...
Pero las estrategias transfiguradoras de la RELIGIÓN nos han convertido a aquella mujer en DIOSA. ¡Que me devuelvan a la señora María! Por eso, ahora recuerdo las siguientes siete advocaciones, las antepenúltimas ya para concluir este día a día de todo un año:

351. Santa Madre Virgen Inmaculada del Divino Corazón Eucarístico

352. Santa Madre Virgen del Socavón

353. Santa Madre Virgen en el Trono

354. Santa Madre Virgen de la Sierra

355. Santa Madre Virgen de Guía

356. Santa Madre Virgen de Altamira

357. Santa Madre Virgen de la Cuevita

Mi jaculatoria: Que me devuelvan a la Señora María.


Junto a esta jaculatoria me sigo identificando con esta otra que voy repitiendo como un nuevo mantra del aire de mis adentros: Vive Jesús en nuestros corazones. Siempre.

Nada más en este nuevo domingo del 16 de febrero de 2025. 
A continuación se encuentra, primero, el comentario del Evangelio propuesto desde el ámbito vaticano para las Eucaristías. 
Y, en segundo lugar, el comentario del relato que correspondería proclamar, si se ha comenzado a leer el Evangelio de Lucas desde el comienzo hasta el final,ordenadamente.
Carmelo Bueno Heras 

Comentario Primero:

2025, 16 de febrero. Domingo 6º del TO C: Lucas 6,17. 20-26. Leo y escribo Contigo:

EVANGELIZAR, SÍ. NO SACRAMENTALIZAR

Adelanté en el comentario de la semana pasada que el relato de Lucas 5,12 a 6,16 no se nos leería a las gentes de a pie en ningún domingo de este año dedicado a la lectura y comprensión del Evangelio de Lucas y de su única misión: la evangelización que libera, ‘sin sacramentalizar’. El año pasado dediqué cuatro domingos (desde el 18 de marzo hasta el 8 de abril) para comentar estas cuatro unidades narrativas de Lucas: 5,12-16; 5,17-26; 5,27-39 y 6,1-11. Un mes completo. Más, ¿qué tienen de malo los versículos 18-19 de este capítulo sexto de Lucas?

 

Este domingo y los dos siguientes van a ser los tres domingos antes del comienzo de la Cuaresma. Y ya se sabe que con el nuevo tiempo de la liturgia de la Iglesia se abandona toda lectura seguida y ordenada en el Evangelio de Lucas. Pienso y digo que es un solemne despropósito. ¿Acaso el Evangelista Lucas no tiene nada específico sobre este tiempo llamado de Cuaresma? Seguiré comentando los Evangelios que se nos propongan, pero no me cansaré de repetir que con la santa misa de la santa Iglesia jamás se aprenderá a leer ningún Evangelio.

 

Escritos los dos párrafos anteriores, confieso que en estas tres próximas semanas me leeré sin prisas y sin cortapisas críticas el capítulo sexto completo de este Evangelio de Lucas en el que encuentro una muy interesante anáfora: Sucedió un sábado...” (6,1); Sucedió otro sábado...” (6,6); Sucedió que por aquellos días Jesús se fue al monte...” (6,12). Sábado tras sábado y por tierra, en el monte, por el llano o en el lago Jesús no deja de EVANGELIZAR.

 

El relato del Evangelio de este domingo de febrero comienza así: “Bajando del monte, Jesús se detuvo en un llano... Había allí un inmenso gentío de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón que habían venido para oírle y ser curados... Toda esta gente deseaba tocarlo...” (Lc 6,17-19).  Este es el contexto en el que Lucas pone en boca de su Jesús de Nazaret las muy famosas y recordadas ‘bienaventuranzas’ de su protagonista. Creo que nuestra iglesia no está muy satisfecha con estas bienaventuranzas que aquí podemos leer.

 

En sus Catecismos, recordatorios y demás enseñanzas o experiencias de catequesis de la religión católica se suelen publicar las bienaventuranzas del Evangelista Mateo (Mt 5,1-16). Mc y Jn, el primero y último de los cuatro Evangelistas, nunca ponen en boca de Jesús un discurso con sus bienaventuranzas. Por estas razones me entran serias dudas de si Jesús las dijo o no las dijo.

 

El lenguaje que utiliza Lucas recuerda mucho la forma de presentar los profetas sus mensajes: Felices los pobres... y... Desgraciados los ricos; Dichosos los hambrientos... y... Malditos los hartos; Bienaventurados los que lloran... y... Malaventurados los que ríen; Felices los injuriados y proscritos... y... Desgraciados los adulados y alabados (Lucas 6,20-26). Sorprende y sonroja este lenguaje de Jesús. ¿Habló así con los doctores de las Leyes de Yavé en el Templo y con sus doce años? ¿Eran éstas sus enseñanzas de sábado en sábado en las sinagogas de su tierra de Galilea? Digo que sí, sobre todo después de leerme Lucas 6,1-11 tres veces donde queda condenado el sábado judío por desgraciado, maldito y... ¡deshumanizador!  

Carmelo Bueno Heras. En Madrid, 17.02.2019 y 16 de febrero de 2025.


Comentario segundo:

CINCO MINUTOS con el Evangelio de Lucas para leerlo ordenadamente y desde el principio hasta el final. Semana 12ª (16.02.2025): Lucas 4,1-13.

EL ESPÍRITU FRENTE AL TEMPLO

Los tres Evangelistas sinópticos respetan, en sus relatos evangélicos, los tres acontecimientos iniciales de la misión de su Jesús de Nazaret: su bautismo en el Jordán por Juan el perdonador, sus tentaciones después de haber pasado la cuarentena del desierto y, siempre en tercer lugar, el comienzo de la evangelización de Jesús en Galilea.

 

En el tercer capítulo de su Evangelio, Lucas nos contó el hecho del bautismo de Jesús y sus consecuencias (3,21-38) que ya he comentado la semana pasada. En 4,1-13, este Evangelista nos relata también la experiencia de su Jesús de Nazaret en el desierto y las posteriores tentaciones del diablo (dia-bolo, el que se atraviesa).

 

Estas tres tentaciones que nos narra Lucas coinciden con las tres tentaciones que nos cuenta el Evangelista Mateo. Aunque Lucas tiene la ocurrencia de haber cambiado el orden de la segunda y la tercera tentación. Así, esta experiencia de Jesús acaba no en el desierto de la tentación, sino en el templo de Jerusalén. Marcos no cuenta ninguna de estas tres tentaciones.

 

Me parece importante recordar ahora un dato por curioso y reiterado: la presencia del templo de Jerusalén en la narración de Lucas. En el templo comienza el relato de ‘la infancia de Jesús’ (1,5) y en el templo se concluye esta infancia (2,41-50). En este templo finalizan las tentaciones del galileo de Nazaret (4,1-13) Y en este lugar del templo acaba el relato completo de la vida, pasión, muerte y nueva vida de Jesús en sus seguidores (24,50-53).

 

Junto a este templo de Jerusalén, casi siempre está también el Espíritu aquel del que hablaba Gabriel en sus anuncios. Y está con Jesús desde el comienzo de su cuarentena en el desierto: “Lleno del Espíritu Santo, Jesús se volvió del Jordán y estuvo en el desierto acompañado por él” (4,1). Con Jesús y en el desierto están también el Espíritu y el Diablo, nos dice Lucas (4,1-2). Hablo ahora a mi manera, en este párrafo, del Espíritu y el Diablo. Me creo que ambos son el aire, con mayúscula o minúscula. Con el primer aire que respiramos al nacer empezamos a vivir, independientes y libres. Respirar es vivir. Sin aire se muere. Siento dentro que el aire me calienta, me mueve, me exhorta que es el empujar con suavidad, me sostiene… Es gratuito, para todos, no se agota… Este aire así, ¿no es el Espíritu? También el aire es huracán, torbellino, ciclón que se me cruza en el camino, que se me enfrenta y me derriba… Este aire así, ¿no es el Dia-bolo? Estos ‘aires’ están fuera y a la vez me habitan. Me gritan dentro. 

 

En el desierto que es tu vida y la mía surge la primera tentación, el poder de transformar, piedras en panes, enfermedades en sanaciones, agua en vino… ¿Podría llamarse la tentación del poder del tener… la ‘pasta’? (4,3-4). Dentro de ti y de mí se anida la segunda tentación, el poder de poder, la omnipotencia (4,5-8). Y en todo ser humano se despierta la tercera tentación, el poder de la religión, ¡el placer… de la ostentación! (4,9-12). Como se sintetiza en las ‘Confesiones de un corrupto’, PASTA-PODER-PLACER (Rodríguez-Monsalve, pág. 256). Humanización y deshumanización están, como el aire, dentro de ti, de mí.

Carmelo Bueno Heras. En Madrid, 18 de febrero de 2018 y 16 de febrero de 2025.

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