jueves, 22 de mayo de 2014

La científica atea que comprobó el milagro

La científica atea que comprobó el milagro

     
“La Iglesia quería pruebas científicas para una curación, y yo se las di. No creo en Dios, pero no puedo excluir que haya sido él”: así se expresó Jacalyn Duffin, canadiense, de 64 años, hematóloga atea, durante una entrevista concedida al semanario Tempi. Duffin desempeñó un papel decisivo en la canonización de Marie-Marguerite d’Youville, primera santa del país de América del Norte. “Según la ciencia, una remisión de la leucemia es posible, dos no. En cambio, después de ocho años, la paciente todavía estaba viva”: solo podía tratarse de un milagro. “Entonces, ¿el Vaticano había pedido su parecer para la canonización?”, le pregunta Leone Grotti. “De ningún modo. Los expertos del Vaticano ya habían rechazado el caso. Para ellos no se podía hablar de milagro porque, interpretando las platinas, no habían encontrado la primera remisión, sino solo la segunda. Los postuladores de Canadáse enfurecieron, recurrieron y llegaron a este acuerdo: confiar las platinas a un testigo ciego, es decir, a mí. Una vez entregado el resultado, fui al Vaticano a testimoniar con una pila de documentos y de pruebas. Para mí era una cuestión de principios, de ciencia”. Y aun afirmando que sigue siendo atea, Duffin concluye: “La medicina es culpable de ignorar a la Iglesia y de haber erigido un muro artificial para separarla de la ciencia. Mi identidad ha cambiado, soy más humilde y mejor, incluso en mi trabajo. He aprendido a escuchar más a mis pacientes, las cosas que me dicen, que antes no escuchaba porque solo pensaba en la enfermedad y en nada más”.

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