Arrepentimiento: una trampa
En la cárcel real,
es el guardián el que tiene la llave. Pero en la cárcel psicológica (en la que
estamos metidos por nuestra programación), es el prisionero el que tiene la
llave, pero lo malo es que no se da cuenta. ¡Ay de ti, si ves esto claro,
porque irremediablemente vas a salir de tus prisiones psicológicas y vas a
cambiar para llamar a las cosas, personas y situaciones por su nombre! Entonces
ya no hay vuelta atrás. Te va a ser duro, pero más duro es vivir a ciegas,
adormilado.
Jesús insiste en la
metanoia, en vivir la vida bien despiertos, sin perderse nada. El
arrepentimiento es morir de verdad al pasado para instalarse en el presente
mirándolo con ojos nuevos. El concepto de arrepentimiento, tal como nos lo
explicaron, era como una trampa. Si no hubiese arrepentimiento quizá no
habría pecado, porque mucha gente peca para arrepentirse. Es un juego
psicológico con nosotros mismos en el que buscamos terminar el juego con el
arrepentimiento. Es una forma de desahogarse emocionalmente y recibir
aceptación, aprobación, con el perdón. Por eso, metanoia no quiere decir
estar arrepintiéndose una y otra vez, sino despertar a la verdad.
Todo
miedo es un impedimento para que el amor surja. Y el miedo no es algo innato,
sino aprendido.
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