Vaticano: los niños soldado, un mal abominable
El Consejo de Seguridad de la ONU organiza un debate sobre los niños en los conflictos armados. El observador permanente de la Santa Sede advierte sobre la necesidad urgente de un nuevo consenso internacional
Ciudad del Vaticano, (Zenit.org) Rocío Lancho García | 134 hits
El arzobispo Bernardito Auza, observador permanente de la Santa Sede ante la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York, ha advertido que "el creciente uso por parte de los grupos terroristas y de otros actores no estatales de niños en conflictos armados, demuestra la necesidad urgente de un nuevo consenso internacional para afrontar este crimen y de renovar la voluntad de la Comunidad Internacional para afrontar esta plaga”. Lo hizo durante su intervención en el Consejo de Seguridad de la ONU el pasado 25 de marzo, en un debate organizado sobre los niños en los conflictos armados.
A propósito, advirtió que el año 2014 ha sido el peor en la era moderna respecto al uso de los niños como soldados en los conflictos armados. Solo en Siria y en Irak --explicó-- más de 10 mil niños se han visto obligados y forzados a convertirse en niños soldados. “Todos debemos dar el primer paso y afirmar uniformemente que el reclutamiento y el uso de niños en los conflictos armados no es solo una grave violación de los derechos internacionales humanitarios y humanos, sino también un mal abominable que debe ser condenado”, aseguró el arzobispo. Y esta afirmación no deben hacerla solo los gobiernos, sino también todos los líderes sociales, políticos y religiosos, indicó monseñor Auza.
Por otro lado, observó que en el caso de actores no estatales que reclutan a la fuerza y usan niños soldado en todo el mundo o que cometen violencias brutales contra minorías religiosas y étnicas, cuando el Estado no está dispuesto o es incapaz de afrontar tales atrocidades, “es responsabilidad de este organismo proporcionar, una vez agotados todos los otros instrumentos y medios, los instrumentos militares necesarios para proteger a los ciudadanos de estos agresores deshumanos”.
De todas formas, aseguró también que las soluciones al uso de los niños en los conflictos armados “no se pueden limitar solo al uso de la fuerza”. El primer paso --indicó-- consiste en un compromiso renovado al afrontar situaciones humanitarias, sociales, políticas y económicas que llevan a los conflictos en los que son usados los niños soldado.
Al respecto, el prelado afirmó que las comunidades religiosas pueden desarrollar un rol fundamental “al servir a las comunidades golpeadas, reintegrando a los ex niños soldado y ofreciendo un instrumento para el diálogo”. Del mismo modo, “las comunidades religiosas tienen también la responsabilidad de garantizar que esas organizaciones que tratan de justificar el uso de los niños soldado para perseguir objetivos ideológicos motivados por visiones distorsionadas de la fe y de la razón sean justamente condenadas y denunciadas”.
La solución a esta plaga “exige también sensibilidad, para encontrar modos de reintegración de estos niños en sus comunidades”, aseguró. Monseñor Auza explicó que mientras su reinserción en la sociedad exige que reconozcamos que han cometido atrocidades, al mismo tiempo se deben crear recorridos de asistencia y de reconciliación con el fin de cumplir plenamente tal reintegración.
Para concluir su intervención, el arzobispo observó que la comunidad internacional ya tiene muchos de los instrumentos necesarios para afrontar el uso de los niños soldado pero “falta la voluntad política y la valentía moral para cumplir los pasos necesarios para hacer frente a este desafío”. Concluyó con una pregunta: ¿cuánto tiempo tiene que pasar para que dejemos de apartar nuestra mirada?”
(IDV)
(30 de marzo de 2015) © Innovative Media Inc.
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