Novena a Nuestra Señora de la Asunción
Del 6 al 14 de agosto
Día Tercero
Del 6 al 14 de agosto
El día 1 de noviembre de 1950, Pío XII definió solemnemente la Asunción de la Santísima Virgen María
Por: Redacción | Fuente: www.sisterservantsofmary.org

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Introducción
El día 1 de noviembre de 1950, Pío XII definió solemnemente la Asunción de la Santísima Virgen María: “Proclamamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado, que la Inmaculada Madre de Dios, siembre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la Gloria celestial” (DS 3903).
Era obvio que la Madre de Dios, recibiera antes que nadie morada en el cielo y fuera glorificada para que desde allí continuase velando por sus hijos.
En momentos importantes, difíciles de la vida o en fechas memorables, nuestro primer pensamiento va, con frecuencia hacia la “madre”: su pensar, su sentir, su actuar… con cariño de hijos, nos gusta recordar sus palabras, sus consejos. También la Virgen María, antes de su Transito al cielo, nos dejó unas palabras, pocas, pero que son la clave para desvelarnos su semblanza humano-espiritual, a su paso por este mundo.
Para nosotras el día de la Asunción es el Aniversario de la Fundación. Alabemos y demos gracias al Señor por el don de la Virgen María y por nuestro Instituto de las Siervas de María.
Día Tercero
Tercera Palabra:
“Proclama mi alma la grandeza del Señor…”
Versículo introductorio
V/. Dichosa eres Santa María.
R/. Y digna de toda alabanza.
Lectura
Lc 1:46-55: “Proclama mi alma la grandeza del Señor”
Comentario
“María en la visita a la Madre del Precursor, aparece como la Virgen orante; su espíritu se abre en expresiones de glorificación a Dios, de humildad, de fe, de esperanza, tal es el Magnificat” (M.C. 18).
Después del saludo por ambas partes, María prorrumpe en un canto de alegría, de alabanza al Dios salvador, un canto de gratitud al Dios, Padre fiel y todopoderoso, que obra maravillas con los pobres. María expresa con este poema su grandeza de alma, su gozo, el más grande que ha invadido el corazón humano – Cristo vive en ella – es un gozo unido a la humildad más profunda y a la acción de gracias porque el Señor ha mirado la pequeñez de su esclava.
Con la oración del “Magnificat”, la Virgen María nos abre caminos de esperanza, de mayor vivencia de la fe; nos abre caminos de alegría porque el que todo lo puede es fiel y misericordioso de generación en generación.
La Virgen orante – de la Visitación – nos impulse a “que sepamos acudir a las necesidades de los demás con el fin de socorrerlas, pero sobre todo para que llevemos a Jesús… y proclamemos las maravillas que el Señor hace en el mundo…” (Cf. V. C. 112)
La Virgen orante nos enseña que: “debemos ser almas de oración y de intensa vida interior, ancorada firmemente en las virtudes teologales de la fe, la esperanza y la caridad; y abnegadas, prontas siempre al “Fíat” de la propia entrega, cuando el ejercicio de la caridad nos pida sacrificio humilde” (Const. 5).
Peticiones como el primer día
Oración
Oh Dios, Salvador de los hombres, que, por medio de la Virgen María, llevaste la salvación y el gozo a la casa de Isabel, concédenos proclamar tu grandeza con la santidad de nuestras costumbres y que vayamos gozosas al encuentro de los que sufren proclamando la Palabra de salvación para que reconozcan a Cristo como el salvador. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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