sábado, 29 de agosto de 2015

San Víctor de Nantes - Beatos Juan de Perugia y Pedro de Sassoferrato - Beata Bronislava de Cracovia 29082015

-San Víct or de Nantes

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En la región de Nantes, en la Bretaña Menor, san Víctor, solitario, que vivió recluido en un pequeño oratorio, construido por él mismo junto a Bonchamp.




Beato Juan de Perugia

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Beatos Juan de Perugia y Pedro de Sassoferrato, religiosos mártires
En Valencia, de España, beatos mártires Juan de Perugia, presbítero, y Pedro de Sassoferrato, religioso, ambos de la Orden de los Hermanos Menores, que enviados a predicar la fe entre los musulmanes de aquel lugar, alcanzaron la palma del martirio al ser decapitados en la plaza pública por orden del rey.
Entre los Frailes Menores que eI propio san Francisco de Asís envió a España para que predicaran el Evangelio a los moros, figuraban el hermano Juan, sacerdote de Perugia y el hermano Pedro, un lego natural de Sassoferrato, en el Piceno. Aquellos dos frailes se establecieron en la ciudad aragonesa de Teruel, en dos celdas que construyeron cerca de la iglesia de San Bartolomé, donde vivieron durante algún tiempo, en retiro, a fin de prepararse para su apostolado. Su pobreza y su soledad les ganaron el afecto y la atención de las gentes del lugar, de manera que, cuando salieron a predicar, todos los escucharon y su misión produjo abundantes frutos. Una vez terminado su trabajo en Teruel, se trasladaron a Valencia, que se hallaba completamente dominada por los moros. En la ciudad, los dos frailes se ocultaron en una miserable vivienda vecina a la iglesia del Santo Sepulcro. Pero tan pronto como hicieron el intento de salir a predicar, los musulmanes cayeron sobre ellos. Los franciscanos fueron detenidos y llevados ante el emir. Este quiso saber qué asunto los había traído a Valencia, y fray Juan se encargó de explicarle, sencillamente, que sólo habían venido para convertir a los moros y apartarlos de los errores del Islam. Eso bastó para que el emir dejase en seguida a los reos ante la acostumbrada alternativa de renegar de su fe o morir y, como ellos eligieron la muerte, se les condenó a ser degollados. La sentencia se ejecutó sin pérdida de tiempo allí mismo, en los jardines del palacio del emir, mientras los mártires, de rodillas, oraban en voz alta por la conversión de sus perseguidores. La doble ejecución se llevó a cabo el 29 de agosto de 1231.

Siete años después, Jaime I el Conquistador, rey de Aragón, expulsó a los moros de Valencia, con la ayuda de sus mercenarios, y de acuerdo con los ruegos de los dos mártires, el emir se convirtió al cristianismo e hizo entrega de su palacio a los franciscanos para que instalasen allí un convento. Al hacer la donación, pronunció estas palabras que probaban la sinceridad de su arrepentimiento: «Mientras anduve errado por el camino de la infidelidad, maté a dos de vuestros hermanos que habían venido de Teruel a predicar el Evangelio; ahora os doy todo esto como reparación por mi crimen. Mi palacio, con todo lo que hay dentro, queda a vuestra disposición. Ocupadlo sin reparos, puesto que ya fue consagrado por la sangre de los mártires». Los restos mortales del beato Juan y del beato Pedro fueron sepultados en Teruel y, como se aseguraba que en sus tumbas se realizaban numerosos milagros, se edificó un santuario sobre el sepulcro, así como una iglesia a ellos dedicada en el nuevo convento franciscano de Valencia. Fueron beatificados en 1783.

La relación sobre el martirio de estos frailes franciscanos, se encuentra en Acta Sanctorum, agosto, vol. VI, donde se reproduce su historia, según la narró san Antonio de Florencia. En la Analecta Franciscana, vol. III, pp. 186-187, está impresa una narración más antigua que la anterior sobre el martirio de estos beatos. Véase también a Léon, en Auréole Seraphique (versión inglesa), vol. III, pp. 96-97. N.ETF: el artículo indica que fueron beatificados en 1783, pero no parece que el dato sea exacto, y más bien lo correcto posiblemente sea que su culto ha sido confirmado en 1705.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI




Beata Bronislava de Cracovia

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Beata Bronislava, eremita
Cerca de Cracovia, en Polonia, beata Bronislava, virgen de la Orden Premonstratense, que quiso llevar una existencia humilde y retirada, y destruido su monasterio por los tártaros, vivió a solas con Dios en una choza.
Nacida hacia el 1200 en Kamien, en la Silesia, Bronislava -según una tradición tardía- pertenecía a la familia Odrowaz, y había sido, por tanto, pariente de san Jacinto. A los dieciseis años, siguiendo la voz de Dios y el recto consejo de san Jacinto, entró en el monasterio de las Norbertinas de Zwierzyniec, cerca de Cracovia, donde, en breve tiempo, llegó a ser un modelo de vida religiosa. Para poder meditar con mayor fruto los misterios de la Pasión de Jesús, Bronislava se retiraba a la colina de Sikornik, no lejos del monasterio, que ahora se llama Colina de Santa Bronislava, y donde en 1702 fue erigida una capillita en su honor.

En la biografía de san Jacinto, escrita en 1352 por el padre Stanislao, dominico de Cracovia, se narra que el día de la muerte del santo (15 de agosto de 1257) Bronislava tuvo una visión en la cual él se le aparecía conducido al cielo por la Madre de Dios y los ángeles. Después de haber vivido otros cuarenta años entre los trabajos monásticos y las prácticas religiosas, cumplidos con ardiente celo, Bronislava murió el 29 de agosto de 1259. Sus restos fueron colocados en la iglesia del monasterio, donde permanecieron olvidados por mucho tiempo; recién en 1612 fueron vueltos a hallar, y colocados en el altar de Santa Ana, llamado más tarde de San Jacinto.

Los milagros obrados y las gracias obtenidas desataron en los fieles una gran veneración por Branislava, cuyo culto comenzó a difundirse en el siglo XVII, y dura hasta hoy, especialmente en el territorio de Cracovia y en la Alta Silesia, donde su intercesión es invocada contra las epidemias. Por instancia de la Concregación de los Norbertinos, Gregorio XVI concedió, con decreto del 31 de agosto de 1839, que Bronislava fuese públicamente venerada en la diócesis de Cracovia. Pío IX, con decreto del 7 de diciembre de 1859. extendió la conseción a la diócesis de Wroclaw (Breslavia), y León XIII a toda la Orden de lso Norbertinos.


fuente: Santi e Beati

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