martes, 3 de noviembre de 2015

Beato Simón Balachi - San Pedro Francisco Nerón - Beato Manuel Lozano Garrido - San Humberto Bertrand 03112015

Beato Simón Balachi

image Saber más cosas a propósito de los Santos del día


Beato Simón Balachi, religioso
En Rímini, de la provincia de Flaminia, beato Simón Balachi, religioso de la Orden de Predicadores, que entregó toda su vida al servicio de los hermanos, dedicado a la penitencia y a la oración.
Simón Ballachi entró a servir a Dios como hermano lego en el convento de los dominicos de Rímini, su ciudad natal, a los veintiséis años de edad. Como si la humildad de su estado no bastase, Simón se mortificaba aún más al ofrecerse para ejecutar los trabajos más bajos y al disciplinarse con una cadena de hierro. Ofrecía todos sus sufrimientos por la conversión de los pecadores. Se dice que el demonio se le aparecía y le hacía sufrir mucho.

Simón estaba encargado del huerto. Tenía predilección por las almas infantiles y solía recorrer las calles con una cruz en la mano, para llamar a los niños al catecismo. A los cincuenta y siete años quedó ciego y así vivió doce más. En los últimos años tuvo que guardar cama. Soportó esas pruebas con valor y alegría. Dios le premió con el don de milagros, y el pueblo le veneró como santo en cuanto murió. Su culto fue confirmado en 1821.

Véase Acta Sanctorum, nov., vol. II, donde hay un corto artículo basado en las escasas fuentes; y cf. Procter, Lives of Dominican Saints, pp. 306-309.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI


San Pedro Francisco Nerón

image Saber más cosas a propósito de los Santos del día

San Pedro Francisco Nerón, presbítero y mártir
Junto a la fortaleza Xa Doai, en Tonquín, san Pedro Francisco Nerón, presbítero de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París y mártir, que, en tiempo del emperador Tu Duc, vivió tres meses encerrado en una cueva estrechísima, donde, herido atrozmente con varas, se abstuvo durante tres semanas de todo alimento y consumó su martirio al ser finalmente decapitado.
Nació un 21 de septiembre en Bornay de Lons-le-Saunier, en la diócesis de Saint-Claude (Jura), quinto de nueve hijos. A los diecinueve años expresó su deseo de ser sacerdote. Después de haber estudiado desde 1839 hasta 1845 en el los seminarios menores de Nozerroy y Vaux-sur-Poligny, entró, en 1845, en el seminario mayor de Lons-le-Saunier. En 1846 entró en el seminario de Misiones Extranjeras de París, donde en junio de 1848, fue ordenado sacerdote para ser enviado a Tonkín. Durante su estancia en París, fue a rezar a Nuestra Señora de las Victorias para pedir la gracia del martirio.

En 1849 Mons. Retord, Vicario Apostólico de Tonkín Occidental le dio el distrito de Kim-Son. Después de muchos meses de intenso trabajo pastoral, bajo la amenaza de persecución, debe refugiarse junto a Mons. Retord, por quien en 1854 fue nombrado superior de un pequeño seminario con ciento cincuenta postulantes, a los que enseñaba filosofía, traduciendo para ellos incluso libros de texto de matemáticas traídos de Francia. A pesar de este enorme trabajo, san Pedro Francisco permaneció fiel a una intensa vida espiritual, haciendo cotidianamente su Via Crucis, ayunando en Cuaresma, los viernes y las vísperas de las fiestas de Nuestra Señora.

Habiéndose agravado la situación en el país, durante muchos meses se vio obligado a llevar una vida errante, hasta que, traicionado por un amigo, fue arrestado en la noche del 5 al 6 de agosto de 1860. Encerrado en una jaula de la que no salió sino para el interrogatorio, pasó tres meses en silencio, meditando y orando sin cesar. Fue finalmente condenado a la pena de muerte y ejecutado por decapitación el 3 de noviembre De 1860 en Son Tay (o Song-Koi, unos cincuenta kilómetros al norte de Hanoi). Su cabeza fue arrojado al río Rojo, mientras los soldados conservaron su túnica. El cuerpo, enterrado en el lugar, fue reconocido en 1880 por Mons. Gendreau, y depositado en la cripta de una iglesia próxima al lugar del martirio.
fuente: Santi e Beati


Beato Manuel Lozano Garrido

image Saber más cosas a propósito de los Santos del día


Beato Manuel Lozano Garrido, laico

En Linares, de Jaén, España, beato Manuel Lozano Garrido,llamado popularmente «Lolo», periodista, que dio alegre testimonio del Evangelio en medio del sufrimiento de una parálisis progresiva.


San Humberto Bertrand

image Saber más cosas a propósito de los Santos del día

San Humberto
Humberto  significa: el que tiene pensamientos luminosos (Hum, en su idioma =      pensamientos, Bert = luminoso). Es Patrono de los cazadores y de los obispos que tienen que gobernar regiones muy problemáticas. Las antiguas tradiciones cuentan de él lo siguiente: Humberto era hijo del rey Bertrand de Aquitania.        
De joven era muy aficionado a la cacería y valientísimo para luchar  contra las fieras. Un día en un bosque su padre fue atacado por un oso furioso que lo iba a matar, pero el joven Humberto llegó a tiempo y  arremetió tan fuertemente a la fiera feroz que ésta tuvo que soltar a  Bertrand y así el rey salvó su vida.

Fue enviado a estudiar al palacio del rey de  Neustria (Bélgica) pero allá había malas costumbres y salió huyendo para no volverse vicioso. Fue entonces al palacio del rey de Austrasia, donde recibió una buena educación, y se casó con una hija del rey y  tuvo un hijo a quien llamó Floriberto.
Humberto olvidó los sabios consejos de su santa madre y se dedicó únicamente a fiestas y deportes y dejó de asistir  al templo. Y un Viernes Santo en vez de ir a las ceremonias religiosas se fue de cacería. Peor sucedió que yendo en pleno bosque persiguiendo un venado, éste se detuvo repentinamente y los perros y los caballos saltaron asustados hacia atrás. Entre los cuernos del venado apareció  una cruz luminosa y Humberto oyó una voz que le decía: "Si no vuelves hacia Dios, caerás en el infierno".

El joven príncipe se fue en busca del obispo San Lamberto, ante el cual pidió de rodillas perdón por sus pecados. El  santo obispo le concedió el perdón y se dedicó a instruirlo muy esmeradamente en la religión. Poco después murió la esposa y entonces  Humberto quedó libre para dedicarse totalmente a la vida espiritual. 
 Renunció al derecho que tenía de ser heredero del trono, repartió sus  bienes a los pobres y fue ordenado de sacerdote. Entró de monje en el  convento de los Padres Benedictinos y se dedicó a la oración, a la  lectura y meditación y a humildes trabajos en el conventos, como   hortelano, y pastor de ovejas.

Deseaba ir a Roma a visitar la tumba de los  Apóstoles San Pedro y San Pablo y a escuchar al Sumo Pontífice. Y se  fue a pie escalando montañas cubiertas de hielo y atravesando en barcas  pequeñas ríos crecidísimos, hasta que logró llegar, después de mil  peligros, a la Ciudad Eterna.

Estando un día en un templo de Roma orando muy devotamente fue mandado llamar por el Sumo Pontífice Sergio, el cual le contó que a su santo obispo Lamberto lo habían asesinado los enemigos de la religión y que al Papa le parecía que el mejor para reemplazar al obispo muerto era él, el monje Humberto. Aunque tenía miedo de  aceptar tan alto cargo, una visión sobrenatural lo convenció de que  debía aceptar, y fue consagrado obispo de la Iglesia Católica.

El territorio que le correspondió gobernar a San  Humberto estaba poblado por gentes que adoraban ídolos y eran muy  crueles. El fue recorriendo todas las regiones enseñando la verdadera  religión y alejando a la gente de las falsas creencias y dañosas  supersticiones. Dios le concedió el don de hacer milagros. Los que tenían malos espíritus, al encontrarse con el santo recobraban la paz,  y el mal espíritu se les alejaba. Los que antes adoraban ídolos y dioses falsos, al oírlo predicar tan hermosamente acerca del Dios del  cielo que hizo la tierra, y todo cuanto existe, exclamaban: "Nunca nos habían hablado así", y se convertían y se hacían bautizar.

Por ríos tormentosos y cruzando selvas tenebrosas  y haciendo viajes muy agotadores, y recorriendo los campos en procesión  cantando y rezando, visitó todo el territorio de su diócesis,  ofreciendo, los sacrificios de sus viajes, por la conversión de los  pecadores, y Dios le respondió concediéndole que miles y miles se  convirtieran a la verdadera fe.
Un día vio que ardía en llamas la casita de una  pobre mujer. Se puso a rezar con toda fe y el incendio se apagó  milagrosamente.

Le construyó un templo al santo obispo asesinado, San Lamberto, y llevó allá las reliquias del mártir (el cuerpo de Lamberto, al abrir su sepulcro después de varios años de enterrado,  estaba incorrupto, como recién sepultado). Al paso de los restos del  santo obispo varios paralíticos quedaron sanados y empezaron a andar, y  varios ciegos recobraron la vista.
Un día mientras Humberto celebraba la misa entró al templo un hombre loco porque lo había mordido un perro con  hidrofobia (o enfermedad de la rabia). Toda la gente salió corriendo a la plaza, pero el santo le dio una bendición al loco enfermo y éste quedó instantáneamente sano y salió a la plaza gritando: "Vuelvan tranquilos al templo que el santo obispo me ha curado con  su bendición". Por esto las gentes han invocado a San Humberto contra las mordeduras de perros rabiosos.

Otro día se acercó a la orilla del mar y vio que  una terrible tempestad hundía una barca llena de gente y que todos los pasajeros caían entre las embravecidas olas. El santo se arrodilló a orar por ellos y milagrosamente los náufragos salieron a la orilla sanos y salvos. Por eso los marineros le han tenido mucha fe a San Humberto.

En el año 727 Dios le anunció que pronto iba a  morir, y al terminar una misa les dijo a los fieles: "Ya no  volveré a beber este cáliz entre vosotros". Poco después se enfermó y murió santamente, dejando entre las gentes el recuerdo de  una vida dedicada totalmente al bien de los demás.





Oremos

Señor Jesús: envíanos muchos pastores santos y generosos como San Humberto, que consagren totalmente su existencia a la salvación de las almas y a hacerte amar más y más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario