miércoles, 18 de noviembre de 2015

Mártires Salesas - Santa Rosa Filipina Duchesne - San Patroclo de Colombier 18112015

Mártires Salesas

image Saber más cosas a propósito de los Santos del día



Las siete hermanas mártires
Sor Gabriela; Sor Teresa María; Sor Josefa María; Sor Ángela; Sor Inés; Sor Engracia; Sor Cecilia (Monjas de la Visitación de Santa María [fundación Salesas])
La siete oyeron un día la «llamada» a la Visitación y dijeron que Sí a Cristo y día a día en el silencio del claustro fueron viviendo su entrega. Ocultas a los ojos de los hombres, pero llevando en su corazón las preocupaciones y sufrimientos de todos ellos en constante oración y sacrificio, fueron gastando su existencia en bien de la Iglesia.
«Desde aquí se puede ser misionera aprovechando todos los instantes de una vida de inmolación y sacrificio.»  « Todo por su amor, su gloria, las almas» Este es el motivo de su entrega. « Junto a Dios todo se transforma, todo cambia de aspecto... ¡vivir en estrecha unión con Jesús nuestro Dios, nuestro todo!  ¡Que dicha, qué felicidad tan grande!  ¡Pobrecitos los que aún no saben que existe!  Pero todo lo que tengamos... lo daremos para ellos...»                                                 
(extracto de sus escritos) Verano de 1936. Está a punto de estallar la guerra. Alarmas, inquietudes... El riesgo es grande porque intentan incendiar el Monasterio de la Visitación de Santa María. Cómo vírgenes prudentes sale de él refugiándose en un bajo semi-sótano que se convierte en una pequeña catacumba donde suben incesantemente al Señor sus ardientes súplicas  y constante oración.
El hecho de vivir varias mujeres juntas y oyéndolas rezar, infunde sospechas de su estado religioso que origina la persecución... Algunos de sus familiares les suplican que vayan con ellos. El portero de la finca se ofrece a ponerlas a salvo una a una ... pero no aceptan. « Queremos seguir reunidas, dispuestas a sufrir todo lo que el Señor permita, felices y contentas de dar nuestra vida por Él « Su fe viva les hace ver la voluntad de Dios en el simple consejo de su Superiora que le había insinuado que, mientras fuera posible no se separan:
Ø fe heroica en estas circunstancias
Ø fiel ante la prueba
Ø inconmovible a la vida del martirio.
«Hemos prometido ante Jesús las siete juntas, no separarnos» Fraternidad exquisita exenta de todo egoísmo, no queriendo dejar a las otras para salvarse cada una a sí misma, y tampoco comprometer a los demás. Amor a su vocación al no aceptar estas ofertas, continuando en la observancia de su vida religiosa con mayor sacrificio... Con paz, serenidad y alegría. Disposición de ánimo tan notoria en todas que admiró a cuantos las visitaron.« El hará de nosotras lo que más convenga» Abandonadas a El permanecen tranquilas.
El Padre Vargas Zúñiga S.J. que tuvo contacto con cada una de ellas se expresa así: « Fui testigo presencial de la santa vida que llevaban estas religiosas en Manuel G. Longoria, 4. La confesé las dos últimas veces y pude admirar la fineza de sus almas y la serenidad de sus ánimos.» Dado su fervor anhelan el martirio y hasta lo esperan con júbilo y deseo de la salvación de las almas: «¡Jesús mío, cuanto antes! « ¡Si por nuestra sangre se salvara España!» Acostumbradas a ver a Dios en las personas y acontecimientos exclaman ante el peligro inminente: « El Señor nos anuncia el martirio «... No miran a las criaturas; se sienten llamadas por Dios a la suprema entrega del amor: dar la vida. « Estamos esperando que de un momento a otro vengan a buscarnos en nombre de Dios.» Una noche de oración templa sus almas.
Están preparadas; sus lámparas bien encendidas con el óleo de la fe y el fuego de la caridad. Pronto darán la mayor prueba de ella. Ansían este momento y crece el deseo a medida que se acerca, dando gracias a Dios al ver llegada la hora. Al dirigirse al camión que las conduce al martirio, las siete, con gran entereza y serenidad proclaman valientemente su fe haciendo la señal de la cruz ante el alboroto de cuantos presencian su marcha.
Apenas llegadas a un descampado, acribilladas a balazos rubrican con su sangre el último y generoso Sí de su entrega. Hna. M.a  Cecilia al sentir que se desploma Hna. M.a  Gabriela a la que va tomada de la mano, instintivamente huye aterrorizada, pero bien pronto se entregará diciendo:     
« Soy religiosa « En la checa lo repetirá a amigos y enemigos... Anima a sus compañeras de prisión a sufrir por Dios, edificándolas por su paciencia y unión a la voluntad divina.
Cinco días después, 23 noviembre seguirá las huellas de sus Hermanas dando la vida por Cristo. ¿ Cuántas almas habrán sentido el influjo de esta entrega?





Oración 

A la Virgen le  pide la  H. Teresa M.a:

« Dame un alma de apóstol puedes si quieres Tú, que de los Apóstoles la Reina eres. Haz tú, que mi humilde Vida escondida Me inmole por las almas Con alegría. Que con los ojos fijos En mi Jesús, Por su gloria y sus almas Viva en la cruz. Que oculta, silenciosa Y anonadada, Cual la hostia que recibo Cada mañana, Tan solo Jesús sepa Que cada día Me inmolo por las almas Con alegría».

¡ Corazón amorosísimo de Jesús! Que quisiste elegir en tu amada Visitación siete Hermanas dichosísimas que derramaran su sangre y dieran por ti su vida. Dígnate glorificar a tus siervas escuchando nuestros ruegos y concediéndonos la gracia que te pedimos por su intercesión, si es para tu mayor gloria y bien de nuestras almas. Amén Se rezará tres veces el Gloria Patri en honor de la Stma. Trinidad. ¡Sagrado Corazón de Jesús en Vos confío!

Monasterio de la Visitación; Champagnat S/n Ciudad de Pilar; Buenos Aires; Argentina 

Con las debidas licencias



Santa Rosa Filipina Duchesne

image Saber más cosas a propósito de los Santos del día


Rosa FILIPINA DUCHESNE nació el 29 de agosto de 1769 en Grenoble, Francia. Fué bautizada en la iglesia de San Luis, y le dieron el nombre de San Felipe apóstol, y el de Santa Rosa de Lima, primera santa del nuevo continente. Educada en el Convento de la Visitación de Ste. Marie-d'en-Haut, y atraída por la vita contemplativa, entró en ese monasterio a los 18 años.

La comunidad se dispersó durante la Revolución Francesa. Filipina regresó a su familia y se dedicó a cuidar a los presos y a todos los que sufrían. Intentó reconstruir el monasterio de Ste. Marie después del Concordato de 1801 con algunas compañeras, pero no lo logró. En 1804 Filipina oyó hablar de una nueva congregación, la Sociedad del Sagrado Corazón, y pidió a la fundadora Magdalena Sofía Barat ser admitida, ofreciendo su monasterio. La Madre Barat visitó Ste. Marie en 1804 y recibió a Filipina y sus compañeras como novicias en la Sociedad.

La vida contemplativa alimentó en Filipina el deseo de ir a las misiones. Atraída por la Eucaristía desde su juventud, pasó la noche de un Jueves Santo en oración. Escribió a la Madre Barat: «Pasé la noche entera en el Nuevo Continente llevando el Santísimo Sacramento por todas partes... Tenía que hacer tantos sacrificios: una madre, hermanas, parientes, mí montaña ... Cuando me diga: "Te envío", responderé en seguida: "Voy"». Sin embargo, tuvo que esperar otros 12 años.

En 1818 el sueño de Filipina se vió realizado. El Obispo del territorio de Louisiana buscaba una congregación de religiosas para ayudarle a evangelizar los niños franceses e indios de su diócesis, y Fílipina fue enviada a responder a esta llamada. En St. Charles, cerca de St. Louis, Missouri, fundó la primera casa de la Sociedad fuera de Francia, en una cabaña de troncos. Allí vivió todas las austeridades de la vida de frontera: frío extremo, trabajo duro, falta de dinero. Nunca llegó a aprender bien el inglés. Las comunicaciones eran muy lentas: a veces no le llegaban noticias de su querida Francia. Luchó por mantenerse estrechamente unida con la Sociedad del Sagrado Corazón en Francia.

Filipina y otras cuatro Religiosas del Sagrado Corazón trazaron un camino. En 1820 abrió la primera escuela gratuita al oeste del Mississippi. En 1828 había fundado ya seis casas. Estas escuelas eran para las jóvenes de Missouri y Louisiana. Las amó y trabajó para ellas, manteniendo siempre en el fondo de su corazón el anhelo de ir a los Indios americanos. Cuando Filipina tenía 72 años, se abrió una escuela para los Potowatomies en Sugar Creek, Kansas.

Aunque muchos pensaban que Filipina estaba demasiado enferma para ir, el jesuita que dirigía la misión insistió: "Tiene que venir: quizás no podrá hacer mucho trabajo, pero con su oración alcanzará el éxito de la misión, y su presencia atraerá muchos favores del cielo para la obra".
Estuvo sólo un año entre los Potowatomies, pero su valor pionero no flaqueó, y sus largas horas de contemplación inspiraron a los indios el llamarla " La mujer que siempre reza ".

Su salud no pudo resistir el régimen de vida en el poblado. Volvió a St. Charles en julio de 1842, aunque su corazón valiente nunca perdió el deseo de las misiones. "Siento el mismo anhelo por las Montañas Rocosas que sentía en Francia cuando pedí venir a América ... ".
Filipina murió en St. Charles, Missouri, el 18 de noviembre de 1852, a la edad de 83 años.






Oremos

Señor Dios todopoderoso, que de entre tus fieles elegiste a Santa Rosa Filipina Duchesne para que manifestara a sus hermanos el camino que conduce a tí, concédenos que su ejemplo nos ayude a seguir a Jesucristo, nuestro maestro para qeu logremos así alcanzar un día, junto con nuestros hermanos, la gloria de tu reino eterno. Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.


San Patroclo de Colombier

image Saber más cosas a propósito de los Santos del día


 San Patroclo de Colombier, presbítero

En Colombier, en la región de Bourges, en Aquitania, san Patroclo, presbítero, que fue ermitaño y misionero




No hay comentarios:

Publicar un comentario