San Aventino, laico
fecha: 4 de febrero
†: c. 537 - país: Francia
canonización: pre-congregación
hagiografía: Abel Della Costa
†: c. 537 - país: Francia
canonización: pre-congregación
hagiografía: Abel Della Costa
En
Troyes, en la Galia Lugdunense, san Aventino, que fue servidor de san Lupo,
obispo.
patronazgo: protector contra
dolores de cabeza
Se desarrolló una amplia leyenda en torno
a san Aventino de Troyes, que puede leerse en Acta Sanctorum, en la cual se nos
narra que habría terminado sus días como presbítero ermitaño; sin embargo,
parece que el Martirologio Romano ha preferido ceñirse a la noticia original,
tal como bervemente la transmite san Gregorio de Tours en su tratado «In gloria
confessorum», donde no menciona en ningún momento que Aventino haya llegado a
ser sacerdote. De todos modos, es importante tener presente esa ampliación
posterior, porque en la imaginería del santo aparece revestido con ornamentos
sacerdotales.
Gregorio
de Tours nos cuenta que Aventino fue servidor del gran obispo san Lupo de
Troyes, famoso por haberse ofrecido a Atila como rehén a cambio
de que el bárbaro invasor no entrara en Troyes. Parece que la redención de
cautivos fue una de las buenas obras practicadas por Lupo, y en esto era
seguido por su discípulo y servidor Aventino, quien colaboraba con el obispo en
ello. Gregorio se extiende en la anécdota de un recate practicado por el santo,
en el que los patronos del esclavo quisieron engañar al santo y, como el
matrimonio de Ananías y Safira de Hechos de los Apóstoles, terminaron muriendo;
él de una especie de gangrena que nace en el dedo con el el que juró en falso,
y ella de un dolor de cabeza. Quizás por esta anécdota el santo es invocado
contra el dolor de cabeza, y aparece frecuentemente representado tocándose él
mismo la cabeza. Murió hacia el 537.
La
«Vita» de Lupo de Toryes parece ser un escrito bastante tardío, y pareja suerte
corren las «vidas» de los que están consignados como discípulos suyos. Los
bolandistas dedican al santo un amplio artículo en Acta Sanctorum, febrero, 1,
pág 484ss, donde citan, entre otros textos, el nº 67 de In Gloria Confessorum,
que posiblemente deba considerarse hoy por hoy el único pasaje verdaderamente
antiguo (en el mismo siglo del santo) donde aparece mencionado.
Abel Della Costa
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Estas
biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una
fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia
completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor,
al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel)
y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=450
San Rabano Mauro, monje y obispo
fecha: 4 de febrero
n.: c. 780 - †: 856 - país: Alemania
otras formas del nombre: Hrabanus, Rhabanus
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
n.: c. 780 - †: 856 - país: Alemania
otras formas del nombre: Hrabanus, Rhabanus
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En
Maguncia, de la Franconia, en Alemania, san Rabano, llamado Mauro, obispo, que,
siendo monje de Fulda, fue elevado a la sede de Maguncia. Docto en ciencia y
elocuente en el hablar, nunca dejó de llevar a cabo todo lo que pudiese
redundar en mayor gloria de Dios.

Rabano,
que nació alrededor del año 784, probablemente era nativo de Mainz (Maguncia),
aunque algunos escritores creen que fue escocés o irlandés. Sus padres fueron
sus primeros maestros, y quienes después lo llevaron al cercano monasterio de
Fulda, que san Bonifacio, el apóstol inglés de Alemania, había fundado. La
escuela del monasterio que se hallaba bajo la dirección del abad Bangulfo era
muy famosa, y Rabano correspondió con mucho ahínco a la instrucción. Pronto
llegó a ser la admiración de sus maestros y condiscípulos, por su gran talento
y la rapidez con que aprendía. Para completar su educación, fue enviado con su
amigo Hatto a estudiar un año en Tours, bajo el cuidado de otro gran inglés, el
docto consejero de Carlomagno, Alcuino. En él encontró un maestro ideal y un
segundo padre. Alcuino le cobró mucho afecto y le apodó Mauro, por el discípulo
favorito de san Benito, y cuando el joven había regresado a Fulda, le escribió
cartas conmovedoras llenas de consejos. «Sé un padre para los pobres y
necesitados», le dice en una de ellas, «sé humilde al servir a los demás,
generoso al otorgar beneficios y así descenderán sobre ti sus bendiciones».
En
Fulda había una magnífica biblioteca fundada por Carlomagno y enriquecida por
el celo de los amanuenses monásticos. Allí trabajaba Rabano, buscando cómo
comprender y poder explicar las Sagradas Escrituras, sobre las que después
escribió muchos comentarios. Aprendió el griego, el hebreo, algo del siríaco y
estudió a los Padres e hizo una sinopsis de sus enseñanzas. Cerca del año 799,
recibió la ordenación de diácono y fue nombrado director de la escuela del
monasterio. Por ese mismo tiempo compuso unos versos métricos en forma de
acróstico en honor de la Santa Cruz. En 805 los monjes tuvieron una época muy
dura, cuando al hambre siguió la peste. Más duro se le hizo a Rabano abandonar
sus amados libros para dedicarse a un trabajo manual, para el cual era bastante
inepto. El abad Ratgar había dado la orden de que todos los monjes trabajaran
en la obra de construcción. Se ordenó de sacerdote en 815, y bajo el abad
Egilius, reanudó su labor escolástica como profesor. Nunca omitió ninguna de
las prácticas prescritas por su orden, aunque sus labores de enseñar y de
escribir le llevaban mucho tiempo. En 822, llegó a ser abad y probablemente fue
entonces cuando escribió la mayoría de sus obras, particularmente las sesenta y
cuatro homilías que han llegado hasta nosotros y que ilustran su competente
método de enseñar, (aunque se quejaba tristemente de que «es un gran
impedimento el procurar que estos jóvenes tengan lo suficiente para comer»).
Era tan obediente a la Santa Sede, que se le llamaba «el esclavo del Papa», y
aborrecía de tal modo la herejía, que para él todo hereje era un anticristo; se
basaba en la autoridad de los Padres para todo lo referente a asuntos
dogmáticos y desconfiaba de las innovaciones. Su fama se había extendido tanto,
que lo encontramos continuamente en sínodos y concilios, en diversas ciudades.
Acabó los edificios del monasterio y construyó iglesias y oratorios en todas
las fincas que pertenecían a su casa. También construyó uno o dos monasterios.
Renunció a su cargo en favor de su amigo Hatto y parece que vivió algún tiempo
en el recogimiento, pero en 847 fue nombrado arzobispo de Mainz, a pesar de
tener en esas fechas ya setenta y un años de edad.
De
ahí en adelante, Rabano vivió quizá más activamente que nunca: jamás suavizó su
antigua regla de vida, no bebía vino ni comía carne. Tres meses después de
haber sido elegido arzobispo, convocó un sínodo, que dio por resultado una
serie de resoluciones referentes en su totalidad a una observancia más estricta
de las leyes de la Iglesia. Estas reglamentaciones le ganaron adversarios al
nuevo arzobispo; se formó una conspiración contra su vida, pero se descubrió, y
él perdonó a los conspiradores magnánimamente. Un segundo sínodo tuvo lugar en
852 y Rabano contribuyó a que se condenaran las doctrinas del monje Gottschalk,
que había estado difundiendo doctrinas heréticas sobre la gracia y la
predestinación, basado sobre una exageración de las enseñanzas de san Agustín.
Rabano conservó sus energías casi hasta el fin. Viajaba por la diócesis con
sacerdotes letrados, enseñando, predicando y reconciliando a los pecadores con
Dios. Cierta vez que hubo hambre en la región, alimentó diariamente a 300
pobres en su casa y continuó en sus trabajos y sus escritos hasta que su salud se
quebrantó por completo. Poco antes de su muerte, en 856, tuvo que guardar cama.
Rabano fue uno de los hombres más ilustres de su época.
Se
ha reimpreso muchas veces una vida de Rabano escrita por su discípulo Rodolfo
(e.g. en Migne, PL., vol. CVII; en Acta Sanctorum febrero, vol. I; y en
Monumenta Germaniae Historica, Scriptores, vol. XV, pp. 329-341). Se puede
encontrar un bosquejo aceptable de su vida en la edición Knofler de su De
institutione dericorum (1900), pp. IX-XVI; cf. Huack, Kirchengeschichte Deutschlands,
vol. II, pp. 620 ss., y Sitzungsverichte de la Academia de Berlín, 1898.
Vale también la pena leer la Catequesis que el Papa Benedicto XVI dedica a la figura de Rabano, «el maestro de Alemania», el 3 de junio de 2009.
Imagen: Rabano (a la derecha) entrega el «De laude Crucis» a Gregorio IV (ilustración de Canterbury, siglo X).
Vale también la pena leer la Catequesis que el Papa Benedicto XVI dedica a la figura de Rabano, «el maestro de Alemania», el 3 de junio de 2009.
Imagen: Rabano (a la derecha) entrega el «De laude Crucis» a Gregorio IV (ilustración de Canterbury, siglo X).
fuente: «Vidas
de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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Estas
biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una
fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia
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