martes, 9 de febrero de 2016

San Miguel Febres Cordero, religioso - Beato Leopoldo de Alpandeire, religioso (9 de febrero)

San Miguel Febres Cordero, religioso

fecha: 9 de febrero
n.: 1854 - †: 1910 - país: España
canonización: 
B: Pablo VI 30 oct 1977 - C: Juan Pablo II 21 oct 1984
hagiografía: Hermanos de las Escuelas Cristianas - La Salle

En Premiá de Mar, cerca de Barcelona, en España, san Miguel (Francisco Luis) Febres Cordero, religioso de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, que durante cuarenta años se dedicó a la educación en la ciudad de Cuenca, en Ecuador, y trasladado después a España, se distinguió por la perfecta observancia de la disciplina de la vida religiosa.
Francisco Febres Cordero -en religión hermano Miguel- nace en Cuenca, Ecuador, el 7 de noviembre de 1854, en el seno de una familia que siempre ha tenido mucha relevancia en la vida política de Ecuador. Francisco debe superar la oposición de su familia para realizar su vocación de religioso laico, es el primer ecuatoriano admitido en el Instituto.
El hermano Miguel es un maestro capacitado y un estudiante aplicado. No ha cumplido todavía los 20 años cuando publica la primera de sus numerosas obras, una gramática española que se transforma rápidamente en un clásico. En el transcurso de los años sus investigaciones y sus publicaciones en el ámbito de la literatura y de la lingüística le ponen en contacto con expertos del mundo entero y es nombrado miembro de las Academias nacionales de Ecuador y de España. A pesar de sus distinciones académicas, la enseñanza es para él lo prioritario, en particular las clases de religión y la preparación de los chicos a la primera comunión. Sus alumnos admiran su sencillez, su franqueza, la atención que les presta y la intensidad de su devoción al Sagrado Corazón y a la Virgen María. En 1907, se le destina a Bélgica para trabajar en la traducción al español de textos usados por los hermanos recientemente exiliados de Francia. Su salud, siempre delicada, tiene dificultades para adaptarse a los rigores del clima europeo.
Transferido al Noviciado menor de Premià de Mar, en España, se ocupa de evacuar por mar, hacia Barcelona, a los jóvenes que están bajo su responsabilidad, durante los desórdenes revolucionarios de 1909. Poco tiempo después tendrán la posibilidad de volver a Premià de Mar. Pasado esto, contrae una neumonía y fallece el 9 de febrero de 1910 en Premià de Mar, dejando tras él fama de sabio, de maestro y de santo. Fue beatificado el 30 de octubre de 1977, y canonizado por SS Juan Pablo II el 21 de octubre de 1984.
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Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=524





Beato Leopoldo de Alpandeire, religioso

fecha: 9 de febrero
n.: 1864 - †: 1956 - país: España
canonización: 
B: Benedicto XVI 12 sep 2010
hagiografía: «L`Osservatore Romano»

En Granada, España, beato Leopoldo de Alpandeire, religioso de la Orden de los Frailes Capuchinos, que desempeño durante muchos años el oficio de limosnero.
Fray Leopoldo nació en el pueblo de Alpandeire, Málaga (España), el día 24 de junio de 1864 de padres humildes y trabajadores. Al ser bautizado, el 29 del mismo mes, recibió los nombres de Francisco Tomás de San Juan Bautista. En el seno de la familia recibió la primera educación humana y cristiana. Ya desde temprana edad Francisco Tomás ayudó a sus padres en las rudas tareas del campo, que le sirvieron para forjar su carácter impulsivo y como experiencia en su vida concreta; era muy amante del silencio y de la sobriedad y, al mismo tiempo, alegre, bondadoso y familiar con todos. Así fue creciendo en él una singular preocupación y sensibilidad por los pobres, con los que compartía momentos de frugal convivencia.
Era de conducta ejemplar, constante en la participación de la Eucaristía y en el rezo mariano del rosario; fiel en el cumplimiento de las obligaciones propias de su estado laical y, aun careciendo de una gran cultura, era plenamente consciente de los problemas de su tiempo, a saber, de la sublevación cubana, de los tiempos de la guerra civil carlista y de la restauración de la primera República, cuyos efectos fueron también muy notorios aun en las realidades periféricas del pequeño pueblo.
Siendo joven, vivió un período de noviazgo, hasta que, cumplido el servicio militar, durante las fiestas de la beatificación del capuchino Diego José de Cádiz, maduró la decisión de seguir el ideal franciscano, ingresando como hermano en la misma Orden. Después de haber superado algunas dificultades e incomprensiones, al cumplir los 35 años de edad entró en el convento de Sevilla, en donde se le impuso el nombre de Leopoldo.
Trasladado posteriormente al convento de Granada, allí emitió su profesión solemne, permaneciendo siempre cómo hermano laico. Fue sobre todo en esta ciudad, después de haber pasado breves intervalos en otros lugares, donde se desarrolló su vida, tejida de oración y de humilde servicio, de espíritu de comunión y de santa alegría, de obediencia y pobreza. Inmerso en un vigoroso y sereno espíritu de contemplación y de entrega, y atraído por el constante clima de la presencia de Dios, a quien en todo momento percibía con fervor y gratitud, el hermano Leopoldo luchó con todas sus fuerzas por encarnar en sí mismo, con sencillez y coherencia, la conducta del Pobrecillo de Asís, cuya Regla había interiorizado perfectamente.
En su espiritualidad resplandece la perfecta y total normalidad de vida. No se manifiestan en él ni especiales dotes humanas ni maravillosos carismas espirituales, sino una sencilla e interior conversación diaria con Dios, al que consideraba como un amigo y maestro, como fuente de vitalidad y fin de toda acción. «Todo por amor de Dios» eran las palabras que fluían con mayor frecuencia de sus labios: y es que, en realidad, en toda circunstancia consideró el amor de Dios como la mayor de las virtudes.
Entre las responsabilidades que le fueron encomendadas en las varias comunidades por las que pasó, se distinguen los oficios de hortelano, portero, sacristán y, especialmente, limosnero, actividad que cumplió con graves riesgos personales en los angustiosos años de la guerra civil, logrando acercarse a muchas personas de cualquier estado y condición, que en sus muchas dificultades acudían a él de buen grado en busca de consejo: su amabilidad y su autenticidad transmitían inmediatamente el sentido de una profunda y esencial espiritualidad y disponían los corazones de quienes recurrían a él a abrirse y a escucharlo. Los dolores y las preocupaciones de todos encontraban acogida en su corazón, y especialmente la caridad hacia los pobres y afligidos, notas que lo caracterizaban desde su juventud.
En el silencioso ritmo de su vida diaria se cumplía una progresiva transformación a imagen de Jesucristo crucificado. Durante uno de sus recorridos para pedir la limosna, fray Leopoldo, ya anciano, resbaló por las escaleras de un bloque de pisos, sufriendo la fractura del fémur, que lo dejó inmóvil por tres años. Agravado por afecciones pulmonares y molestias abdominales, el día 9 de febrero del año 1956 descansó piadosamente en el Señor. Una gran multitud acudió a su funeral, dando testimonio de la fama de su santidad en el pueblo.
Semblanza biográfica por Alfonso Ramírez Peralbo, OFMCap, Vicepostulador de la causa de beatificación, publicado en L'Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española, 12-IX-2010, que tomamos del Directorio Franciscano. EL P. Carlos Ros, de Sevilla, ha publicado en 1996 una historia del Fray Leopoldo, en ediciones Paulinas: «Vida de Fray Leopoldo de Alpandeire» (ISBN 9788428518918); aquí una breve semblanza por el mismo autor.
fuente: «L`Osservatore Romano»
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Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=4874

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