El Te Deum de fin de año del escritor Jesús García | |||||||||||
«Todo es mío porque Dios me lo ha dado»: entonces comprendo que solo podemos devolver un «¡Gracias!» | |||||||||||
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El final del año es un momento óptimo para dar gracias a Dios. ReL ha pedido a algunas personas una reflexión en este sentido, a modo de Te Deum. He aquí la del escritor y periodista Jesús García:
Agradezco a ReL la oportunidad de hacer algo que estimo muy sano y conveniente hacer mucho más de vez en cuando, que es detenerme un rato a poner negro sobre blanco algunos de los motivos reales que tengo para dar gracias a Dios. Simplemente eso, dar gracias por lo que tengo, para darme cuenta entonces de que todo es mío porque Dios me lo ha dado. Son muchas las veces en que atravesamos nuestra vida creyéndonos amos y señores de ella y de todo cuanto nos rodea, en que damos tantas cosas por supuestas, como si todo fuese nuestro por nosotros, y no por obra de Dios, cuando lo cierto es que, aunque nos lo creamos, ni somos tan estupendos ni podremos serlo como para construir realmente nuestra propia vida prescindiendo de Dios. Él nos ha dado la vida, los dones que tenemos, la salud de la que disponemos para realizar lo que hemos realizado, no más, y tampoco menos, y sin embargo, ¿cuantas veces actúo como si la vida me la hubiese dado yo, como si la salud y mis capacidades me las hubiese currado yo? Este fin de año es un buen momento entonces para conmoverme agradecido y volver los ojos al cielo interior, en la oración, y como un niño que se sabe agraciado, decirle a Papá: Gracias, porque yo no puedo darte nada más que esto, las gracias, cuando Tú me has dado todo lo demás. El Te Deum de Franz Joseph Haydn (1732-1809), interpretado por la Orquesta Sinfónica y Coro de la BBC bajo la dirección de Sir Andrew Davis. Para evitar que este agradecimiento público a Dios se quede en una reflexión, para hacerla tangible, voy a enumerar algunas de esa cosas con las que me sé tan bendecido por la mano amorosa y providente de Dios. Doce razones para dar gracias a Dios, una por cada mes del año. Ahí van: Enero: Gracias por aquella invitación para viajar a México. La excusa fue presentar un libro en medios y en una universidad. El regalo que me llevé en todo eso fue visitar a Nuestra Madre de Guadalupe. Fueron solo unos minutos, pero como le dije a mi mujer al llegar a casa, "una de las tres experiencias más importantes de mi vida". Febrero: Gracias por el día a día, con los niños y con mi mujer. Febrero, tan normal, tan frío, tan rutinario... como tu Amor, que se derrama cada día incluso cuando dormimos, aunque no nos demos cuenta. Marzo: En un periquete nos encontraste una casa, ¡y qué casa! Mejoraba con creces nuestras expectativas. Cierto es que hicimos una novena a San José y entre Tú y él os ocupasteis de todo. Aún no se nos ha borrado la sonrisa de la cara. ¡Qué fácil y que bueno todo! Abril: Disfrutando del nuevo entorno y creciendo hacia dentro con salud y trabajo. Gracias por cada uno de esos días. Mayo: Tras la mudanza, reemprendimos el grupo de oración en nuestra casa. Como siempre pasa, algunos se dieron de baja porque les pilla a desmano, pero no tardaron en venir los nuevos hermanos que nos has regalado en nuestro nuevo barrio. Gracias por ellos. Junio: La empresa crece. No digo que venda más, sino que crece. Te doy gracias porque siempre vas por delante y porque este, tu proyecto de Gospa Arts, es sorprendente. Julio: Test de embarazo, positivo. ¡Ya somos 5! Aunque no te veremos hasta el año que viene. Agosto: Un llamada equivocada de una persona dio pie a una invitación: una semana de vacaciones en Vigo con un buen amigo, sacerdote, al que no veía desde hacía unos cinco años. ¡Qué detallazo, Señor! Septiembre: ¡El abono para el Bernabéu! Bien es cierto que no está siendo el mejor año para ir al estadio, pero esto lo teníamos Tú y yo hablado, Señor, y sabía que antes o después, llegaría. ¡Qué regalo tan tan grande! Estás pendiente siempre no solo de las necesidades, sino también de los anhelos de tus hijos. Octubre: Más la empresa crece. Salvamos una situación complicada de la forma en que Tú mejor sabes hacerlo: cuando no hay solución, la haces aparecer. Gracias porque jamás perdí ni la paz ni la confianza. ¡Ah! Se confirma que el que viene es un chico. ¡Se llamará Javier! Noviembre: Mi hijo mayor cumple 3 años. Eso lo encierra todo. Diciembre: Desde el día 3 mi madre descansa en el Cielo. Me sirve para descubrir de nuevo el inmenso tesoro regalado que es la fe, por la que se que, algún día, volveremos a vernos en un sitio en el que no hay nada más que alegría, sin sufrimiento. No es que tenga prisa en llegar allí, pero la fe me dice, ante estas despedidas, que es cuestión de tiempo. Sin prisa, todo sea dicho, pero sin sufrir de más. Y mi hija, la segunda, cumple 2 años. * * * Y sobre todo, gracias por el día a día, Dios mío, tan lleno de cosas que pasan desapercibidas pero nos dan la vida gracias a tu amor: la casa, la comida, el coche, la gasolina, el dinero en la cuenta, el trabajo, las salud para el trabajo, los compañeros, los amigos, el calor, la piscina, los bañadores y las toallas, la crema, el frío, la ropa para el frío, las risas de mis hijos, los juegos con mis hijos... Dios mío, ¿se puede no ser agradecido teniéndote como Padre y como Dios, a pesar de mí? Feliz 2018, porque lo mejor está por llegar. Jesús García es periodista y autor de varios títulos de gran éxito, como Medjugorje, el primer gran libro-reportaje sobre el fenómeno; ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como éste?, donde descubre a través de entrevistas las historias que hay detrás de diversas vocaciones religiosas femeninas contemplativas; o El Proyecto Magdala, sobre el descubrimiento arqueológico de una sinagoga donde predicó Jesucristo. Pincha aquí para leer el Te Deum del sacerdote Juan Miguel Prim. Pincha aquí para leer el Te Deum del sacerdote Pablo Cervera. |
lunes, 1 de enero de 2018
«Todo es mío porque Dios me lo ha dado»: entonces comprendo que solo podemos devolver un «¡Gracias!»
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