Santa Cilina, madre de familia
fecha: 21 de octubre
†: d. 458 - país: Francia
otras formas del nombre: Celina, Cilinia, Celinia, Chilinia, Cylinia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
†: d. 458 - país: Francia
otras formas del nombre: Celina, Cilinia, Celinia, Chilinia, Cylinia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: En Laon, ciudad de la Galia, santa
Cilina, madre de los santos obispos Principio de Soissons y Remigio de Reims.

Lo mismo que santa Silvia, madre del papa
Gregorio el Grande, y muchas otras madres de santos que también alcanzaron la
santidad, Cilina fue famosa a causa de su hijo, puesto que dio al mundo ese
gran santo, Remigio o Remi,
obispo de Reims, y también fue madre del menos notable pero también santo obispo Principio de
Soissons.
De acuerdo con el pseudo Venancio
Fortunato, Cilina y su esposo pertenecían a la nobleza. En cierta ocasión, un
monje llamado Montano, que tres veces consecutivas había recibido un aviso
celestial en sueños, vaticinó a Cilina que daría a luz un hijo que llegaría a
ser un hombre de grandísimos méritos. A su debido tiempo, Remigio vino al
mundo.
Hinemar de Reims «complementó» estos datos
tan escasos en el siglo nueve: Cilina y Emilio, su marido, habían tenido dos
hijos: Principio, quien llegó a ser obispo de Soissons, y su hermano Emilio,
quien a su vez tuvo un hijo, Lupo, sucesor de su tío Principio en la sede de
Soissons, a la que gobernó hasta la muerte de Remigio. Cuando el monje Montano
anunció el nacimiento del niño, Cilina quedó desconcertada, puesto que tanto
ella como su marido ya eran entrados en años. Pero Montano, que era ciego,
reiteró su profecía y aun agregó estas palabras: «Cuando hayas parido al niño cuyo
nacimiento te anuncio, me frotarás los ojos con unas gotas de la leche de tus
pechos y así recuperaré la vista». Fue el propio Remigio, a los pocos días de
nacido, quien puso su manecita mojada con la leche del pecho de su madre, en
los ojos de Montano, y éste obtuvo la gracia de volver a ver. Hinemar hace la
advertencia de que, al nacer, Remigio quedó limpio de toda culpa por obra del
Espíritu Santo. Había sido concebido «en la iniquidad, como todo hombre», pero
contrariamente a lo que sucede en la condición humana, «su madre no lo parió en
los delitos de la prevaricación, sino en la gracia de la remisión». Por esa
razón, Remigio se asemejaba a san Juan Bautista (Lc 1) y a Isaac (Gn 17). Nació
en el país de Laon y se le impuso el nombre de Remigio porque estaba destinado
a regir, a dirigir la nave de su Iglesia a merced de las olas tempestuosas y
también sería el «Remedio» (otro significado de su nombre) contra la justa
cólera de Dios o bien contra la ferocidad de los paganos.
Luego de cursar breves estudios en los que
destacó sobremanera, Remigio tuvo deseos de imitar el ejemplo del monje
Montano, se retiró al convento y se separó para siempre de Cilina. De acuerdo
con uno de los párrafos del testamento de san Remigio, su madre había sido
sepultada en Labrinacum (Lavergny), cerca de Laon, en el Aisne. La traslación
de sus restos a Laon, según Molanus y Vermeulen, los editores del Martirologio
de Usuardo, tuvo lugar un 5 de abril. Actualmente, en la diócesis de Reims se
conmemora a santa Cilina el 21 de octubre.
La única biografía de santa Cilina,
atribuida a un monje de San Amando llamado Hucbaldo (930), se ha perdido. Véase
el Mont. Germ. hist. Auct. antiq. (el pseudo Fortunato), vol. IV-2, p. 64: el
Script. merov., vol. III, pp. 259-263 y 344, donde se encuentran los escritos
de Hinemar y el testamento de San Remigio. En cuanto al nombre de la santa, las
notas del pseudo Fortunato dan el de Chilinia, Cilina y Cylinia, pero se ha
adoptado el de Cilina, que es el que le da el Thesaurus linguae latinae Onomasticon,
vol. II y el Acta Sanctorum. Véase a Ch. d'Héricault en Les M eres des Saints,
1895; a H. Bels en Figures des peres et meres chrétiens (1908). El Acta
Sanctorum, vol. IX, pp. 318-322; el Repertorium hymnologicum de U. Chevalier,
vol. VI, 1920, p. 19, que contiene himnos en honor de la santa, compuestos en
Laon hacia 1495. Ver Duchesne, Fastes Episcopaux, vol. III, 1915, pp. 89-90, y
Usuardo, ed. Du Sollier, Anvers, 1714, p. 194
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
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