viernes, 23 de noviembre de 2018

LO DOLOROSO, LO INEXPLICABLE, LO ENVUELTO EN SOMBRA Y MISTERIO, ES LA CUNA DE UN NACIMIENTO (P. Antonio Oliver Montserrat) Vin Cens

LO DOLOROSO, LO INEXPLICABLE, LO ENVUELTO EN SOMBRA Y MISTERIO, ES LA CUNA DE UN NACIMIENTO
El mundo es un misterio por la sencilla razón de que todo lo que le da sentido es invisible y tiene futuro. Pero este futuro no es absoluto.
Todo lo que esperamos ya está empezado en nosotros, pero tan grande es lo que esperamos, que lo que ya está empezado en nosotros sólo es una mínima parte. No podemos sospechar, a la luz de lo que tenemos, como será lo que todavía no tenemos. Por eso este mundo nuestro está envuelto en SOMBRA y MISTERIO. Pero que esté envuelto en sombra y misterio no quiere decir que tengamos que aceptar cualquier cosa sin más. El mundo está envuelto en misterio porque todo lo que se mueve ahora mismo dentro y fuera de nosotros es de tal categoría que nos sobrepasa infinitamente. Por mucho esfuerzo que hagamos, es tan escaso nuestro acierto para adentrarnos en el significado de la vida, que aún no podemos entender lo que en verdad llevamos entre manos.
Sí: todo lo que esperamos ya está empezado. Pero digámoslo de otra manera más poética: dentro del corazón de las cosas, que son siempre un misterio, dentro del corazón de la Creación, que es otro misterio que, además, está de parto, y dentro de nuestro propio corazón algo Definitivo ya está en marcha, ya está cantando, ya está liberándose de la esclavitud de la materia, que es opaca, dura, compacta. Sí: ya está en marcha.
Así que hemos de preguntarnos de forma incorrecta pero muy inteligible: ¿En qué lugar de la Historia o del mundo ya está sucediendo que las cosas empiezan a burbujear? Si la Resurreción de Cristo -sentido del Hombre, sentido del caminar humano- ya está alojada en nosotros, ¿en qué lugar sucede esto? ¿En qué punto de la Historia sucede la Resurreción?
Para el Hombre, el lugar donde se aloja la Resurreción es el amor. El amor es la capacidad de darse y de aceptar lo incomprensible sabiendo que cuanto más amor hay en una cosa, más imcomprensible es. Estamos acostumbrados a que cuanto más densas son las cosas, más largamente se explican y más realidad poseen. Pero cuidado: las cosas explicables caben en una explicación, las inexplicables no caben.
En el territorio personal, aquellas cosas que han marcado la ruta de nuestra vida definitivamente (si hay amor, siempre para bien pese a que nos parezca mal) cuanto más profundas son, menos explicación tienen. Y lo mismo sucede con la vocación de cada uno: ¿qué explicación tiene una vocación? Y en la dimensión de lo que estamos tratando, el amor, es asimismo inexplicable: cuando uno es capaz de decir por qué ama, ama poco. El que ama de verdad no sabe explicar, no sabe dar razón de su amor. El amor anula todas las explicaciones, uno se lanza en el océano del amor y se pierde en él. Cuanto más 'sacudidoras' son las cosas que nos pasan, menos explicación tienen. No nos dejemos pues emborrachar por la superficialidad de las cosas que se suceden y se explican, vayamos al corazón, al cogollo, al Centro, donde las cosas suceden tan densamente que no pueden explicarse.
Dentro de ti, la eternidad o la resurreción (que ya está sucedieno en ti) se aloja en lugar donde amas, se aloja donde topas con la irracionalidad de las cosas. Uno ama de verdad cuando no sabe decir por qué, uno cree en la resurreción cuando no sabe decir por qué. Más todavía: ¿podrías explicar a los demás por qué ocurren cosas tan dolorosas, tan inexplicables? Si puedes hacerlo es que aún andas por los suburbios de la verdad. Si no puedes, estás en el Centro de las cosas y algún día te lo explicarás.
Cuando a uno le sucenden cosas fundamentales, cosas que le hacen sufrir muy seriamente, maldice, quizá superficialmente, aquellas horas de tanto dolor. Pero pasado el tiempo y ya más cerca del Centro, uno dice: ''Bendita la hora en que tanto sufrí y que fue el desastre de mi vida, pues ha marcado positivamente y para siempre mi vivir''.
Hay situaciones en las cuales solamente el sufrimiento, esto es, la inexplicabilidad de las cosas, tiran de nosotros fuertemente. Pero si todas pudiesen ser explicadas, todas nos invitarían a pasearnos por la superficie. Es lo inexplicable lo que nos aturde y nos remite a una situación que desconocemos. Nos remite al misterio. Por ello, todo lo que no tiene explicación, el dolor de tanta gente, la barbaridad de tantos gobiernos inútiles y estúpidos, la situación de las Iglesias que no saben por dónde van, todo esto tan doloroso, es la cuna de un nacimiento. San Pablo acertó: ''Toda la Creación está de parto''.
El cristiano nunca se aturde. Sabe que, en la dimensión del amor personal, la Creación va creciendo en resurreción. La grandeza del Hombre consiste en ABRIR LA PUERTA a todo lo que sucede a un amigo, o a un enemigo. Y la de la Historia en ABRIR LA PUERTA a una situación transparente, o a una situación dolorosa. Y la del Cosmos en ABRIR LA PUERTA a un amanecer de madrugada Pascual, o a un terremoto que engulle un país.
Estar abierto a TODO es entender que el amor es el lugar por donde la resurreción se va volviendo efervescente y lo que en verdad somos se va empezando a liberar. Para el crisitano del nuevo estilo no hay cosas buenas y cosas malas. Como dice San Pablo, TODO es bueno para los que aman a Dios. Sí, TODO ''es bueno''. Que ahora mismo hay un descalabro secular, pues el cristiano lo ha de tomar con un estilo de sonrisa de madrugada Pascual.
Pero no vayamos a pensar que la Historia no será dura con nosotros. Los Hombres de este siglo estamos produciendo muerte constantemente, estamos causando hambre y dolor a millones de seres humanos constantemente y, claro está, surge un gran pesimismo. Con todo, el cristiano ha de adoptar la postura del nuevo estilo: ''Yo no puedo decir que esto sea malo, hay que frenarlo y eliminarlo, desde luego, pero tal vez la forma de eliminar el hambre del mundo ha de pasar por el hambre del mundo''. El cristiano está lleno de esperanza porque sabe que puede suceder lo que a las primeras mujeres de la Pascua que buscaban al muerto en el sepulcro...
- ''El que buscáis no está aquí; ha resucitado de entre los muertos, según lo había dicho''.
En lo que estamos padeciendo no hay muerto, el muerto ha resucitado ya. ¿Es buena o es mala la muerte si la resurreción se hace sobre un muerto?, porque si lo muertos son los que resucitan, habrá que decir que es mejor la muerte que la vida. ¿Quién es el que se atreve a juzgar ahora? Si es verdad que hemos de llegar a un mundo en paz, eliminemos las guerras, pero si apesar de todo las hay, será mejor mirar las guerras con esperanza:
- ''¿No será que la paz que yo deseo pasa por aquí?...''.
El cristiano siempre adopta una postura de optimismo y de esperanza, el nuevo estilo: no hay cosas buenas y cosas malas, TODO conduce a Dios a los que aman. Que cada uno piense qué cosas no le conducen a Dios y verá su nivel de cristianismo, que cada uno piense las veces que se desorienta ante una bofetada de la vida y verá la altura que ha logrado en su cristianismo.
En el lugar donde tú amas ya está en marcha la resurreción. Y amar es darse a las cosas y al hermano. El sufrimiento, el dolor, el llanto, la muerte son solicitaciones amorosas. En el amor te abres al amigo y al enemigo, como dice Cristo. En el amor universal y cósmico te abres a las cosas que entiendes y a las que no entiendes, a las que equivocadamente llamas malas y a las que llamas buenas. Si eres cristiano, TU PUERTA ESTÁ ABIERTA A TODO.

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