cometer
heroísmos
Cuando
yo era seminarista recuerdo que en una ocasión me vino esta idea: si uno no se
pone en una circunstancia más o menos heroica, difícilmente "cometerá
heroísmos". Quiero decir que si uno no busca también su circunstancia más
o menos "heroica" -dicho así, entre comillas, y dejando que cada uno
discierna cuál es esa circunstancia para él-, si uno acepta sentarse en el
sillón cómodo y mullido, si uno se deja cercar de tanta normalidad y de tanta
seguridad... pues es difícil que cometa heroísmos...
conquistar
espacios de pluralismo
Aquellos
veintiún obispos brasileños que el Vaticano había llamado estuvieron durante
tres días hablando con el Papa, que guardó silencio hasta el final. Había dicho
el Papa al comenzar: estaré "en obsequioso silencio", aludiendo al
"obsequioso silencio" que Ratzinger había impuesto a Leonardo Boff...
Y allí hubo sonrisas.
Los dicasterios
romanos planteaban al grupo de obispos brasileños lo que ellos saben, piensan,
intuyen o critican de nuestra iglesia brasileña, ya sea en la vida religiosa,
la catequesis, la liturgia, la comisión pastoral de la tierra, la pastoral
indigenista, etc. Y los obispos brasileños respondían. Gracias a Dios se
aclararon muchas cosas.
Y es que, en primer
lugar, allí reciben informes sólo de un lado, con mucha frecuencia. Eso fue
constatado, ciertamente. Y, en segundo lugar, hay un hermano nuestro, obispo,
cardenal, que tiene doce cargos en la curia romana. Y entonces, sólo a través
de su presencia, de su palabra y de su juicio, de Roma viene lo que a Roma
va... (Y, a todo esto, el Papa escuchando, "en obsequioso silencio",
y tomando nota).
Se insistió mucho en
que realmente Roma vive distante con frecuencia de nuestros problemas. Y hubo,
ciertamente, algunas actitudes muy bellas. Por ejemplo, en uno de los
dicasterios, el segundo o tercer secretario dijo en un momento dado a un grupo
de nuestros obispos: "miren, lo que es excepción para otras latitudes,
tómenlo ustedes como norma...". Estaba hablando concretamente de la
confesión comunitaria.
Por cierto, una
anécdota que ocurrió en esa reunión. Allí estaba monseñor Moacyr Grechi. Y
cuando se discutía de la teología de la liberación contó lo siguiente: «Cuando
yo llegué a Roma para estudiar teología, el rector de nuestro seminario -el
Marianum, de los Servitas- nos llamó a los tres o cuatro que acabábamos de
llegar, nuevecitos, de América Latina y nos dijo: "vean, cuídense, que
aquí en Europa hay teólogos muy conocidos, muy cacareados, que podrían hacerles
perder la fe". Y uno de los teólogos sobre los cuales nos previno el
rector era Joseph Ratzinger». El Papa soltó una carcajada. Y estaba allí
presente Ratzinger, claro.
Yo creo que en aquella
visita se dieron pasos importantes. Al final del encuentro el Papa tuvo unas
palabras muy emocionadas. Y en la carta que nos escribió después decía que la
visita "ad limina", de común acuerdo, como ya se hizo ahora, es un servicio
pastoral y apostólico importante para la Iglesia. Y nosotros no sé si con mucho
optimismo, teníamos la impresión de que eso pasaba a ser ya un espacio
conquistado.
Vamos a ver si otros
episcopados hacen lo mismo. Este año hace la visita "ad límina" el
episcopado norteamericano, que, según decía un alto miembro de nuestra
conferencia episcopal brasileña, aún tiene más problemas con el Vaticano que
nosotros. Yo pienso que el diálogo también se conquista. No hay que esperar a
que vengan solos esos espacios de pluralismo. Debemos caminar siendo Iglesia,
haciendo Iglesia, abriendo espacio en la Iglesia... Se lo digo a ustedes los
centroamericanos, para que mantengan firme su esperanza eclesial, activa y
luchadora.
Panamá
centroamericano
Para hacer realidad la
centroamericanidad creo que en primer lugar, sería necesario algo así como que
cada uno de ustedes los panameños hiciera una especie de acto de fe: " ¡yo
soy Centroamérica, y juro defender esta conciencia de centroamericanidad
delante del Dios vivo y delante de la historia!".
Quiero decir: lo
primero que hace falta es que ustedes tomen conciencia de que son
Centroamérica. También los panameños, aunque tengan el canal y una riquísima
zona "libre" y escriban en inglés si es para caballeros o para damas...
también los panameños son centroamericanos. En primer lugar, pues, y sobre
todo, tomar conciencia centroamericana.
En segundo lugar creo
que también sería muy importante mirar hacía atrás: estudiar y publicar la
historia de Centroamérica a varios niveles. ¿Por qué los países
centroamericanos han llegado a la realidad en que se encuentran hoy? ¿Por qué
nos han dividido siempre? ¿Por qué siguen dividiéndonos? Me decía un hondureño:
"en mi tierra hasta los niñitos son agresivos contra los nicaragüenses".
Evidentemente al imperio le interesa la contrainformación. "Divide y
vencerás".
Unámonos nosotros para
vencer. Así pues, en segundo lugar, desarrollar esta conciencia, que es
historia asumida, información veraz...
Y pienso, en tercer
lugar, que ustedes, aquí en Panamá, tienen una especial posibilidad para
potenciar la centroamericanidad. (Esto, idealmente, debería estar asumido y
animado a nivel episcopal; pero ustedes ya saben que, con frecuencia, los
obispos, como usamos capisayos, que pesan, llegamos un poco más tarde que el
mismo pueblo...). Ustedes tendrían la ocasión, la oportunidad, de potenciar
unos ejercicios de centroamericanidad, organizando -a través también de las
órdenes y congregaciones religiosas- encuentros, talleres, organismos, comités
de solidaridad, etc. ¿Por qué no organizar aquí un retiro para los
centroamericanos dispersos que hay en este Panamá, quizá refugiados,
exiliados... para ayudarles a vivir también su fe cristiana de un modo
centroamericano? Es posible. Por ejemplo: ¿ustedes saben cuántos hondureños,
salvadoreños, guatemaltecos, nicaragüenses, hay en Panamá? Pues sépanlo.
Infórmense. Busquen el modo y la manera. Piénsenlo. Y tengan esa preocupación.
unidad,
"intersolidaridad "
A veces hay un comité de derechos
humanos, hay un comité de Justicia y Paz... Y entre ellos no se entienden.
Todos deberíamos recordar que el ejercicio de la solidaridad debe empezar por
una especie de "intersolidaridad". A veces se dan conflictos tristes,
ridículos, por recaudar fondos de los organismos de apoyo, por tener el
prestigio del propio nombre... y dejamos los derechos humanos o la solidaridad
un poco de lado. Me parece que todo esto debiera ser bastante revisado. Aquí en
Centroamérica mismo se dan también problemas sobre este particular. ¿Por qué
organismos de pastoral, organismo de derechos humanos, centros de publicaciones
y reflexión a veces no tienen la unidad, la fraternidad, la conjunción de
esfuerzos que deberían tener?
sacudir
a la Iglesia desde el pueblo
Cuanto más comprometidos estemos con
el pueblo, más deberíamos comprometernos en la Iglesia. Para provocar a la
propia Iglesia, a la propia jerarquía, para sacudirla, para darle a la
jerarquía y a toda la Iglesia sabor, olor -y hedor incluso- de pueblo, de sus
dramas, de su sangre, de sus aspiraciones...
el
hambre... de los otros
De San Pedro Sula a La Ceiba, en
Honduras, se sentó a mi lado un muchacho. Yo le pregunté cómo estaban las cosas
en Honduras. Y me dijo: "pues muy bien; aquí hay paz,
tranquilidad...". Me atreví a hacerle una segunda pregunta: "pues
mire, nosotros hemos leído que hay problemas sociales en Honduras..." Y me
dice: "bueno, hay hambre, desernpleo, sí, mucho...".
No sé si el muchacho
me habría dado aquella primera respuesta por recelo, por desconfianza, por la
situación que Honduras vive. Pero vean: paz y tranquilidad... con mucha hambre
y mucho desempleo. El terminaba la carrera, con un cargo ya más o menos bueno
en una empresa, con "paz y tranquilidad". El hambre y el desempleo...
eran de los otros.
sean
comunitarios
¿Recuerdan ustedes la más triste, la
más cruel, la más expresiva palabra del egoísta que se haya dicho en el mundo
entero a lo largo de toda la historia humana? Está en la Biblia, ya en una de
sus primeras páginas: "¿que tengo que ver yo con mi hermano?". Y lo
dijo Caín después de matar a su hermano.
Ustedes no sean caínes
más o menos camuflados. Porque lo somos cada vez que decimos o pensamos:
"a mí lo que me importa es marcharme, irme con mi familia, resolver mis
problemas, asegurar mi futuro... y de los demás yo no voy a resolver los
problemas... cada uno habrá de espabilarse... para eso tienen la cabeza, que
bastante me costó a mí...".
El hombre nuevo ha de tener una
actitud "mayoritaria", comunitaria, colectivista, abierta siempre
hacia los demás, hacia los otros, hacia las mayorías. Deberíamos grabarnos a
fuego esa actitud en el corazón. No piensen en sí mismos, sino en los demás. No
se interesen por "su" futuro, el de cada uno; interésense por el
futuro de nuestros pueblos, de las mayorías oprimidas, de América Latina, del
mundo. Sean comunitarios, colectivos.
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