San Rosendo Obispo | |||||||
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Obispo y abad Nació Rosendo el 26 de noviembre del 907. Lo bautizó Sabarico, tío paterno del recién nacido. Ante el acontecimiento, agradecidos los padres, intensifican las buenas obras construyendo y dotando monasterios.
Es nombrado Obispo cuando sólo tiene dieciocho años, en el 925. Sucede a su tío Sabarico en la sede de Mondoñedo. Pide al Señor la paz que buena falta hacía entre su pueblo. Se gana la confianza de los abades del entorno, dirime contiendas entre los nobles, soluciona pleitos, reconcilia penitentes y aconseja en las dudas; también apaga rencores, cura las heridas de la envidia tan presente en todos los tiempos, pacifica matrimonios, sofoca conspiraciones y serena ánimos inquietos.
Abundando en el influjo social, contribuye poderosamente en la abolición de la esclavitud. Pero en el año 955 le llega una orden un tanto extraña del rey Ordoño III. Ahora comienza a ser, además de obispo, militar y político de su tiempo. Luego, los normandos invadieron, en el 968 y por mar, las costas de su territorio; los expulsa de sus feudos mandándoles a don Gonzalo.
La sede de Santiago queda vacante en ese tiempo y es la infanta Margarita, tutora del rey don Ramiro III, quien le insta para que la acepte. Cuida de nuevo del clero, rehace monasterios, atiende a los fieles, asegura aspectos civiles de los bienes eclesiásticos, asiste al concilio de León acompañado por san Pedro de Mezonzo e impregna de dinamismo apostólico a los a los clérigos y a los monjes. Pudo pasar los tres últimos años de su vida en el monasterio de Celanova, rezando, predicando y dando ejemplo. Murió el 1 de marzo del 977.
Oremos
Señor, tú que por la predicación de san Rosendo llamaste a nuestros padres a la luz admirable del Evangelio, te pedimos que, por su intercesión, nosotros crezcamos también en tu gracia y en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Que vive y reina contigo.
Calendario de Fiestas Marianas: Nuestra Señor de la Cruz (Della Croce) Crema, Italia (1873)
Beata Juana María Bonomo
Beata Juana María Bonomo, abadesa
En el monasterio de Bassano, en la región de Venecia, beata Juana María Bonomo, abadesa de la Orden de San Benito, que, dotada de místicos carismas, experimentó en el cuerpo y en el alma los dolores de la Pasión del Señor.
Nació en Asiago, al norte de Italia, el 15 de agosto de 1606, de Juan, comerciante rico, cuya familia tenía posesiones no sólo en Asiago sino en los pueblos vecinos, y de Virginia, de la noble familia de los Ceschi de Borgo Valsugana, y recibió el nombre de María. La beata tenía apenas seis años cuando murió su madre, en 1612, y en 1615 su padre la condujo al monasterio de Santa Clara en Trento, cuyas monjas clarisas proveyeron a la joven de una educación conforme a los cánones de la época: religión, literatura, música, labores de punto y danza.
Fuera de lo que se acostumbraba en aquellos tiempos, fue admitida a los nueve años a la primera comunión, y en aquella ocasión María pronunció un voto de virginidad perpetua, al que se mantuvo fiel de por vida. A los doce años le escribió a su padre su voluntad de hacerse monja clarisa y de permanecer en Trento. Juan Bonomo en principio obstaculizó cuanto pudo la vocación de su hija, e incluso la hizo volver a Asiago para prepararla al matrimonio, pero al fin consintió el deseo de su hija, aunque se reservó la elección de la orden y el monasterio. Fue novicia en el monasterio donde se había educado, y los domingos acompañaba la misa con su violín, reuniendo en la parte exterior de la iglesia, fuera de la clausura, a numerosas personas.
Finalmente, a los quince años, el 21 de junio de 1621, entró al monasterio benedictino de san Jerónimo, en Bassano. Le fue impuesto el nombre de Juana María, y el 8 de septiembre de 1622 hizo la profesión de votos de castidad, pobreza y obediencia. Su vida estuvo constelada de visiones celestiales, y por cerca de siete años tuvo "muchas gracias" y pudo gozar de alegrías celestiales, sobre todo en las frecuentes experiencias místicas, que se volvían especialmente intensas al recibir la Comunión. Sin embargo el privilegio de llegar al culmen de la experiencia divina en el diálogo con el Salvador, comportó la prueba de grandes tribulaciones, tanto en el cuerpo como en el espíritu.
La fama de santidad que se difundía, le suscitó la oposición de algunas hermanas, del confesor y de la curia de Vicenza, que por siete años le prohibió acercarse al locutorio del monasterio y escribir cartas. Su propio confesor la consideraba "loca", y llegó al punto de prohibirle la Comunión. En este período fue atacada también de enfermedades físicas: fiebres periódicas y luego continuas, ciática, etc.
La situación cambió en los últimos veinte años de su vida. Le fue permitido responder la correspondencia, y en 1652 fue elegida abadesa. En 1655 fue elegida priora, hasta el 1664, cuando fue elegida nuevamente abadesa. Enseñó a las monjas que la santidad no consiste en hacer grandes cosas, sino en cumplir perfectamente con las cosas simples y comunes. Muchos, incluso entre la nobleza, recurrían a ella en busca de consejo, y muchos necesitados se beneficiaban de su caridad, que, junto con la humildad y la heroica paciencia, fue de las virtudes características de su vida.
Llena de méritos, aunque también de dolores, entregó su alma en Bassano, el 1 de marzo de 1670. Muchas curaciones fueron atribuidas a su intercesión, y en 1699 fue introducido el procesos de beatificación, que concluyó en 1783 con la elevación a los altares. El último prodigio que se verificó en su país natal durante la primera gran guerra fue que, a pesar de los furiosos bombardeos que destruyeron todo Asiago, la estatua a ella dedicada en 1908 frente a su casa natal permaneció intacta.
fuente: Santi e Beati
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domingo, 1 de marzo de 2015
San Rosendo Obispo - Beata Juana María Bonomo - Santa Inés Cao Kuiying 01032015
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