Beata Paula Montaldi | |
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Beata Paula Montaldi, abadesa
En Mantua, de la Lombardía, beata Paula Montaldi, virgen, abadesa de la Orden de las Clarisas, que se distinguió por su devoción a la pasión del Señor y por su constante oración y austeridad.
Paula Montaldi nació en Volta Mantovana en 1443. Con sólo quince años, en 1458, ingresó en el monasterio de las Hermanas Clarisas de Santa Lucía, en Mantua, donde por largos años fue abadesa. La Pasión de Jesús era el objeto más familiar de sus conversaciones, como también de sus meditaciones y contemplaciones. Fue devotísima de la Eucaristía. Llevó una vida muy austera, llevaba cilicio, se flagelaba y ayunaba, siempre feliz en las humillaciones, en el trabajo y en las fatigas. Para con sus cohermanas se mostró llena de caridad y pronta a todas sus necesidades. Bajo su dirección el monasterio de Santa Lucía fue floreciente por las numerosas vocaciones y por la vida seráfica que allí se llevaba.
Agradecida al Señor por los favores que le había concedido, solía repetir esta oración: «Dios mío, te amo con todo mi corazón, con un amor sin medida y por toda mi vida no cesaré de cantar tus alabanzas!». En 56 años de vida religiosa nunca dio un disgusto a sus cohermanas. Como superiora prudente, procuró también el bien material de su comunidad, convencida de que habrá perfecta observancia de la regla cuando no falte lo necesario para la vida. En el jardín hizo excavar un pozo, llamado «Pozo de la beata Paula», cuya agua abundante posee virtudes curativas.
Su confianza en Dios era grande. A menudo repetía la expresión de san Pablo: «Sé de quién me he fiado». Su alma a veces era arrebatada en dulces éxtasis, a veces se oyeron coros angélicos que cantaban junto al tabernáculo. Escribió varios opúsculos especialmente sobre el nombre de Jesús, que lamentablemente se han perdido.
Un día mientras oraba en éxtasis ante un crucifijo situado en lo alto de una escalera, el demonio la atacó y la arrojó por tierra pavorosamente. Fue recogida por las cohermanas y recostada sobre un jergón. Eran los últimos días y las últimas pruebas. Exhausta por las vigilias prolongadas, por el riguroso ayuno y otras ásperas penitencias, asistida por su confesor y sus cohermanas, apretando contra su corazón el crucifijo, repitió nuevamente su jaculatoria predilecta: «Pasión de Cristo, Sangre de Cristo, misericordia de mí». Y serenamente expiró. Era el 18 de agosto de 1514. Tenía 71 años, de los cuales transcurrió en el monasterio 56. Aprobó su culto Pío IX el 6 de septiembre de 1876.
fuente: «Franciscanos para cada día» Fr. G. Ferrini O.F.M.
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Beato Antonio Banassat | |
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Beato Antonio Banassat, presbítero y mártir
En una nave anclada frente a la costa de Rochefort, en Francia, beato Antonio Banassat, presbítero y mártir, que, por ser párroco, en el furor de la Revolución Francesa fue detenido por quienes odiaban la fe, y emigró al Señor consumido por el hambre.
Antonio Bannassat nació el 20 de mayo de 1729 en Guéret, Francia, hijo de un comerciante. No se sabe dónde hizo los estudios eclesiásticos ni cuándo se ordenó sacerdote. Consta que en 1772 fue nombrado párroco de Saint-Fiel, en el cantón de Guéret. Fue también vicegerente de la municipalidad de esta villa. Luego fue uno de los administradores del departamento de La Creuse y miembro del buró intermediario de Guéret, cuyas deliberaciones, empezadas en octubre de 1788, se prolongaron hasta julio de 1789. Elegido diputado del clero de la senescalía de Guéret, en Haute-Marche, firmó el 19 de noviembre de 1790, con otros veintiséis sacerdotes diputados, su adhesión a la «Exposición de principios» de los obispos diputados sobre la constitución civil del clero. La firmó con el título de diputado de Guéret. En la célebre sesión del 4 de enero de 1791, él rehusó jurar. Vuelto a su parroquia, prestó el juramento constitucional con la reserva de no jurar nada que en la Constitución civil fuera contrario a las leyes de la Iglesia católica (25 de enero de 1791). Pero el 13 de febrero se le intimó a que firmara sin restricción alguna, y entonces se negó. Hubo de dejar la parroquia, se fue a vivir con una familia, pero al poco tiempo fue arrestado y llevado a prisión.
Figura dos años después en la lista de sacerdotes no juramentados con la observación de recluido. En abril de 1793 fue condenado a la deportación y se le mandó a Burdeos, de donde debía partir para La Guayana. En Burdeos estuvo preso en el exconvento de los carmelitas y luego en la ciudadela de Blaye, debiendo padecer mucho por falta de espacio ya que estaban detenidos más de mil sacerdotes. A causa de esto lo reenviaron a Guéret (septiembre de 1793). Pese a que se alegó su escasa salud y su inactividad ministerial, fue enviado a Rochefort el 24 de marzo de 1794. Fue embarcado en Les Deux Associés. Sacerdote culto y piadoso- , agradable y modesto, edificó a sus compañeros de prisión con su paciencia y resignación cristiana. No pudo soportar las condiciones de su detención y murió el 18 de agosto de 1794, siendo enterrado en la isla de Aix. Fue beatificado el 1 de octubre de 1995 por el papa Juan Pablo II.
fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
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Beato Francisco Arias Martín | |
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Beato Francisco Arias Martín, presbítero y mártir
En Valdemoro, cerca de Madrid, en España, beato Francisco Arias Martín, presbítero y mártir, que, siendo novicio en la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, durante la persecución religiosa cumplió en breve tiempo su camino de perfección.
El beato Francisco Arias Martín nació en Granada el 26 de abril de 1884. Se educó en las Escuelas del Ave María. Con 19 años ingresó en el seminario conciliar e hizo los estudios eclesiásticos, ordenándose sacerdote en 1909. Ejerció varias capellanías de religiosas en Granada y fue luego coadjutor de Algarinejo y de una parroquia en Loja. Era un sacerdote piadoso y celoso, muy caritativo con los pobres y enfermos. Estaba de coadjutor en la parroquia de San José de Granada en la filial de San Nicolás, de la que era rector. En 1932 quemaron la iglesia y el fuego se extendió a su casa, estando en grave peligro de morir quemado. Entonces se refugió con los Hermanos de San Juan de Dios, y allí sintió la vocación religiosa.
Al morir su anciana madre pidió el ingreso en la Orden Hospitalaria, entrando como postulante en Ciempozuelos el 5 de octubre de 1935, e ingresando en el noviciado el 7 de diciembre siguiente. Estaba haciendo su noviciado cuando acaecieron los sucesos de julio de 1936. La comunidad del sanatorio psiquiátrico San José de Ciempozuelos en la que estaba fue apresada el 7 de agosto siguiente, y él se quedó escondido en la alcantarilla de la huerta, donde fue encontrado el día 9 en muy mal estado. Atendido y aseado de momento, días después fue llevado a la cárcel del pueblo, de donde fue sacado la noche del 18 de agosto. Su cadáver apareció al día siguiente en la carretera de Torrejón de Velasco, en el término de Valdemoro. Fue beatificado el 25 de octubre de 1992 por el papa Juan Pablo II en el grupo de 71 Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios.
fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
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