Bartolomé a menudo es representado en el arte como despellejado y teniendo en la mano su propia piel
Por: Alejandro E. Pomar | Fuente: La Biblia on line

Por: Alejandro E. Pomar | Fuente: La Biblia on line

Bartolomé es mencionado en sexto lugar en las tres listas de apóstoles de los Evangelios (Mt. 10, 3; Mc. 3, 18; Lc. 6, 14), y en séptimo lugar en la lista de los Hechos de los Apóstoles (Hech. 1, 13).
El nombre "Bartolomé" significa "hijo de Talmai" (o Tholmai), que era un nombre hebreo antiguo: Talmai se llamaba, por ejemplo, el rey de Guesur, cuya hija era una de las esposas de David (cfr. 1 Sam. 3, 3). Bartolomé pudo haber sido el nombre propio del apóstol, o quizás se lo agregó simplemente para distinguirse como "hijo de Talmai". Fuera de los casos referidos, ninguna otra mención del nombre tiene lugar en el Nuevo Testamento.
Nada se sabe de Bartolomé con toda seguridad. Muchos eruditos, sin embargo, lo identifican con Natanael, mencionado por Juan (Jn. 1, 45-51). Entre otras razones, porque "Bartolomé", como se dijo, puede no ser un nombre propio, y porque ese nombre nunca aparece en el Cuarto Evangelio, mientras "Natanael" no se menciona en los sinópticos. Además, está junto a Felipe en las listas de Mateo y de Lucas, y se encuentra próximo a él en Marcos, lo que concuerda bien con el hecho, narrado por San Juan, de que Felipe era un viejo amigo de Natanael, y se lo presentó a Jesús. Por otra parte, en la aparición de Cristo resucitado en la costa del Mar de Tiberíades (Jn. 21, 1ss), Natanael se encuentra presente, junto con varios apóstoles que son llamados por sus nombres, "y otros dos discípulos" anónimos que eran, muy probablemente, otros apóstoles. Como la palabra "apóstol" no aparece en Juan, y "discípulo", en el Cuarto Evangelio, significa normalmente "apóstol", entonces Natanael era uno de los Doce, a saber, el que los sinópticos llaman Bartolomé.
La identificación entre ambos nombres está "oficializada" en la Liturgia. El Evangelio de la fiesta de San Bartolomé, el 24 de agosto, es Jn. 1, 45-51, en que se narra la vocación de Natanael, a quien Jesús llama "un israelita de verdad".
Ninguna mención de Bartolomé aparece en la literatura eclesiástica antes de Eusebio, que cita testimonios de que el apóstol habría predicado el Evangelio en la India (pero "India" era un nombre que cubría un área muy amplia, incluso Yemen). Otras tradiciones presentan a Bartolomé predicando en Mesopotamia, Persia, Egipto, Armenia, Licaonia, Frigia, y en las costas del Mar Negro.
La tradición señala que sufrió el martirio en Armenia: fue desollado vivo y luego crucificado cabeza abajo por orden del rey Astiages. A causa de esta leyenda, Bartolomé a menudo es representado en el arte (un ejemplo típico es el "Juicio Final" de la Capilla Sixtina) como despellejado y teniendo en la mano su propia piel. También se lo representa llevando un cuchillo, instrumento de su martirio.
Debido al suplicio que padeció, es considerado patrono de aquellos cuyo trabajo está relacionado con la piel: curtidores, peleteros, trabajadores del cuero, encuadernadores, fabricantes de guantes...
Sus reliquias, tras varios traslados, fueron llevadas a Roma por orden del emperador Otón III en el siglo X, y se conservan en la iglesia de San Bartolomé en la isla Tiberina. El cráneo del apóstol se venera en Francfort-del-Main, ciudad de la que es patrono.
El nombre "Bartolomé" significa "hijo de Talmai" (o Tholmai), que era un nombre hebreo antiguo: Talmai se llamaba, por ejemplo, el rey de Guesur, cuya hija era una de las esposas de David (cfr. 1 Sam. 3, 3). Bartolomé pudo haber sido el nombre propio del apóstol, o quizás se lo agregó simplemente para distinguirse como "hijo de Talmai". Fuera de los casos referidos, ninguna otra mención del nombre tiene lugar en el Nuevo Testamento.
Nada se sabe de Bartolomé con toda seguridad. Muchos eruditos, sin embargo, lo identifican con Natanael, mencionado por Juan (Jn. 1, 45-51). Entre otras razones, porque "Bartolomé", como se dijo, puede no ser un nombre propio, y porque ese nombre nunca aparece en el Cuarto Evangelio, mientras "Natanael" no se menciona en los sinópticos. Además, está junto a Felipe en las listas de Mateo y de Lucas, y se encuentra próximo a él en Marcos, lo que concuerda bien con el hecho, narrado por San Juan, de que Felipe era un viejo amigo de Natanael, y se lo presentó a Jesús. Por otra parte, en la aparición de Cristo resucitado en la costa del Mar de Tiberíades (Jn. 21, 1ss), Natanael se encuentra presente, junto con varios apóstoles que son llamados por sus nombres, "y otros dos discípulos" anónimos que eran, muy probablemente, otros apóstoles. Como la palabra "apóstol" no aparece en Juan, y "discípulo", en el Cuarto Evangelio, significa normalmente "apóstol", entonces Natanael era uno de los Doce, a saber, el que los sinópticos llaman Bartolomé.
La identificación entre ambos nombres está "oficializada" en la Liturgia. El Evangelio de la fiesta de San Bartolomé, el 24 de agosto, es Jn. 1, 45-51, en que se narra la vocación de Natanael, a quien Jesús llama "un israelita de verdad".
Ninguna mención de Bartolomé aparece en la literatura eclesiástica antes de Eusebio, que cita testimonios de que el apóstol habría predicado el Evangelio en la India (pero "India" era un nombre que cubría un área muy amplia, incluso Yemen). Otras tradiciones presentan a Bartolomé predicando en Mesopotamia, Persia, Egipto, Armenia, Licaonia, Frigia, y en las costas del Mar Negro.
La tradición señala que sufrió el martirio en Armenia: fue desollado vivo y luego crucificado cabeza abajo por orden del rey Astiages. A causa de esta leyenda, Bartolomé a menudo es representado en el arte (un ejemplo típico es el "Juicio Final" de la Capilla Sixtina) como despellejado y teniendo en la mano su propia piel. También se lo representa llevando un cuchillo, instrumento de su martirio.
Debido al suplicio que padeció, es considerado patrono de aquellos cuyo trabajo está relacionado con la piel: curtidores, peleteros, trabajadores del cuero, encuadernadores, fabricantes de guantes...
Sus reliquias, tras varios traslados, fueron llevadas a Roma por orden del emperador Otón III en el siglo X, y se conservan en la iglesia de San Bartolomé en la isla Tiberina. El cráneo del apóstol se venera en Francfort-del-Main, ciudad de la que es patrono.
Imagen: San Bartolomé. El Españoleto. Museo del Prado
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