Santa María Crescencia Höss, virgen
fecha: 5 de abril
n.: 1682 - †: 1744 - país: Alemania
otras formas del nombre: Crescencia de Kaufbeuren
canonización: B: León XIII 7 oct 1900 - C: Juan Pablo II 25 nov 2001
hagiografía: Vaticano
n.: 1682 - †: 1744 - país: Alemania
otras formas del nombre: Crescencia de Kaufbeuren
canonización: B: León XIII 7 oct 1900 - C: Juan Pablo II 25 nov 2001
hagiografía: Vaticano
En Kaufbeuren, junto al río Iller, en
Baviera, santa María Crescencia (Ana) Höss, virgen, que ingresó en la Tercera
Orden Regular de San Francisco y procuró comunicar a los demás el fervor del
Espíritu Santo con el que ella misma ardía.

Nació el 20 de octubre de 1682. Era hija
de un modesto tejedor de lana en la ciudad de Kaufbeuren, que en aquel tiempo
contaba sólo con dos mil quinientos habitantes, en su mayoría protestantes. En
la escuela se distinguió por su inteligencia y su devoción. Se hizo tejedora,
para ayudar a su padre, pero su mayor aspiración era entrar en el monasterio de
las Franciscanas de Kaufbeuren. Sin embargo, su familia era demasiado pobre
para pagar la dote requerida y sólo con la ayuda decisiva del alcalde
protestante pudo entrar finalmente en el convento.
Su vida consagrada estuvo siempre
impregnada de amor alegre a Dios, con la preocupación fundamental de cumplir en
todo su santísima voluntad. Vivía una gozosa y profunda relación con Dios. Su
intensa oración, mediante fervorosos coloquios con la Trinidad, con la Virgen
María y con los santos, desembocó muchas veces en visiones místicas, de las que
sólo hablaba por obediencia ante sus superiores eclesiásticos. Desde su
infancia oraba mucho y con fervor al Espíritu Santo, devoción que cultivó
durante toda su vida. Deseaba que las personas vieran en él un camino más fácil
de vida espiritual. Se la suele representar sosteniendo la cruz con la mano
derecha, mientras con la izquierda se dirige al Salvador crucificado, pues
durante toda su vida predominó en ella la contemplación y devoción a Cristo en
su agonía, que la llevaba a un gran espíritu de sacrificio personal, siguiendo
el ejemplo del Salvador.
Siempre buscó hacerlo todo por amor a
Dios, a quien deseaba glorificar por la fe, con obediencia y humildad. Sus
experiencias místicas no la alejaban del mundo real; al contrario, sus ojos se
hallaban abiertos de par en par a las necesidades del prójimo. Ciertamente,
dedicaba largos ratos a la oración y a la contemplación, pero durante gran
parte de su jornada se entregaba a socorrer a los necesitados, en los que veía
a Cristo mismo.
Durante muchos años fue portera del
convento, cargo que aprovechó para aconsejar a mucha gente y realizar una
generosa labor de caridad. Más tarde, nombrada maestra de novicias, se entregó
a la formación espiritual de las hermanas jóvenes para la vida monástica.
En 1741 fue elegida superiora.
Desempeñando ese cargo dirigió de modo sabio y prudente el monasterio, tanto en
el campo espiritual como en sus intereses seculares, mejorando hasta tal punto
la posición económica que, por mérito suyo, el monasterio pudo ayudar a mucha
gente con sus limosnas.
Solía subrayar que sin amor a los demás no
podía haber amor a Dios y que «todo el bien que se hacía al prójimo era
tributado a Dios, que se escondía en los andrajos de los pobres». Consideraba
importante que también las mujeres se realizaran en la vida religiosa. De modo
constante y consciente se esforzó siempre por aumentar la fe en todos aquellos
con quienes entraba en contacto, haciéndoles comprender cuál era el camino que
debían seguir. Por eso, para numerosas personas, tanto consagradas como laicas,
fue guía espiritual y consejera decisiva. Tenía la rara capacidad de reconocer
rápidamente los problemas y ofrecerles la solución adecuada y razonable.
El príncipe heredero y arzobispo de
Colonia Clemente Augusto la consideraba una guía de almas sabia y muy
comprensiva; quedó tan prendado de su santidad que llegó a pedir al Papa que la
canonizara inmediatamente después de su muerte. Numerosas personas iban a
consultarla en su monasterio y con tal de mantener una conversación con ella
estaban dispuestas a esperar varios días. Eran miles los que le escribían desde
las regiones de Europa de lengua alemana, pidiéndole consejo y ayuda, y
recibiendo siempre una respuesta adecuada. Gracias a ella, el pequeño
monasterio de Kaufbeuren desempeñó un sorprendente e importante apostolado
epistolar.
Inmediatamente después de su muerte, que
aconteció el 5 de abril de 1744, domingo de Pascua, la gente acudió en gran
número a visitar su tumba en la iglesia del monasterio, convencida de
encontrarse ante una santa. Kaufbeuren se convirtió en un lugar famoso de
peregrinaciones en Europa. Ese fenómeno se verificó ininterrumpidamente desde
su muerte, y se intensificó después de su beatificación, llevada a cabo por el
Papa León XIII el 7 de octubre de 1900. Esa veneración ha seguido viva hasta
hoy de modo sorprendente, no sólo entre los católicos sino también entre las
comunidades surgidas de la Reforma. Fue canonizada por SS Juan Pablo II el 25
de noviembre de 2001 en la Plaza de San Pedro.
fuente: Vaticano
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=1120
Beato Mariano de la Mata Aparicio, presbítero
fecha: 5 de abril
n.: 1905 - †: 1983 - país: Brasil
canonización: B: Benedicto XVI 5 nov 2006
hagiografía: Vaticano
n.: 1905 - †: 1983 - país: Brasil
canonización: B: Benedicto XVI 5 nov 2006
hagiografía: Vaticano
En São Paulo, Brasil, beato Mariano de
la Mata Aparicio, presbítero.

Nació el 31 de diciembre de 1905 en Barrio
de la Puebla (Palencia, España), en el seno de una familia profundamente
cristiana. Sus padres se llamaban Manuel y Martina. Siguiendo el ejemplo de
tres hermanos suyos -Leovigildo, Tomás y Baltasar-, después de los estudios
humanísticos, el 9 de septiembre de 1921, ingresó en la Orden de San Agustín.
Un año más tarde, el 10 de septiembre de 1922, terminado el tiempo de
noviciado, emitió la profesión temporal, depositándola en manos del prior de la
casa, Anselmo Polanco, futuro obispo de Teruel, y posteriormente mártir. Con
los estudios filosóficos iniciados en la capital del Pisuerga, en 1926 se
trasladó al monasterio de Santa María de La Vid (Burgos), en el cual realizó
los teológicos, formando parte de la provincia agustiniana de España. Se
consagró definitivamente a Dios con los votos solemnes el 23 de enero de 1927 y
recibió la ordenación sacerdotal el 25 de julio de 1930.
Tras una fugaz estancia en el colegio de
la Encarnación de Llanes (Asturias) como profesor, en julio de 1931 fue
destinado a la viceprovincia de Brasil, primero a Taquaritinga, donde desempeñó
durante dos años el ministerio sacerdotal, y posteriormente a Santo Agostinho, donde
conjugó la labor educativa con los cargos de administrador (1942-1945) y
secretario. Durante el trienio (1945-1948) fue prior viceprovincial, y más
tarde (1948-1951 y 1960-1963) asesoró a sus sucesores en ese cargo como
consejero. Finalizada la tarea de comisario, se incorporó al colegio Engenheiro
Schmitt como ecónomo (1951), director (1957) y profesor. En 1961 regresó de
nuevo a São Paulo, en cuyo centro simultaneó la tarea docente y el cargo de
viceprior del colegio San Agustín (1973-1977), con el trabajo de coadjutor
parroquial.
Físicamente el padre Mariano fue una
persona alta y bien proporcionada, con gruesas gafas y abundante calvicie. Era
un hombre activo y emprendedor, generoso, abierto y comunicativo, lleno de
simpatía, sencillez y bondad, con la sonrisa siempre en los labios. Aunque
tenía un temperamento fuerte, era incapaz de ocultar los sentimientos y las
lágrimas. Sus hermanos de Brasil recuerdan con emoción el momento en el que,
tras haber sido operado de cataratas en Belo Horizonte y llevar varios días con
los ojos cerrados, al volver a abrirlos y contemplar un cuadro de la Virgen de
la Consolación, comenzó a llorar como un niño.
El padre Mariano nació para ayudar humana
y espiritualmente a las personas que estaban a su lado, que no eran otras que
las hambrientas de pan humano y divino. Era un mensajero de la caridad: amigo
de los niños y los mayores, un cirineo de los enfermos y necesitados,
consolador y limosnero de los pobres, sacerdote celoso de sus obligaciones
ministeriales.
Por las tardes era frecuente verlo
recorrer las calles de São Paulo, visitando los 200 Talleres de Caridad de
Santa Rita, de los que fue muchos años asesor religioso, y llevando ayuda
material y espiritual a los sedientos de salud humana y religiosa. La muerte
-solía decir- no espera. ¡Cuántas veces volvió tarde al colegio, porque la
atención al prójimo le había impedido llegar a tiempo! Para él siempre existían
otras prioridades más importantes que la hora comunitaria.
Una de sus grandes pasiones la constituían
las plantas. Hablaba con ellas, acariciaba sus hojas, le emocionaba su
colorido. Sus pétalos le recordaban la grandeza del Creador. La terraza del
colegio San Agustín de São Paulo sabe mucho de este su mimo por las flores y
los pájaros. Tampoco le eran ajenas las colecciones de sellos y estampas
religiosas.
La edad y el esfuerzo que había desplegado
en todas sus actividades terminaron haciendo mella en su naturaleza física. En
los últimos días de enero de 1983 comenzó a sentir un extraño dolor en el
vientre, como si un "gatinho", según sus palabras, lo estuviera
arañando. Era el principio del fin. Desde hacía tiempo venía enseñando una
herida en la sien derecha, que a pesar de las atenciones médicas, no logró
restañar. Sin duda alguna era la terrible enfermedad del cáncer que se estaba
insinuando y de la que moriría el 5 de abril de 1983. Contaba 77 años de edad y
60 de vida religiosa. Sus restos descansan en la iglesia agustiniana de São
Paulo.
Su trayectoria humana y religiosa fuera de
lo común -era un gran devoto de la Eucaristía y de la Santísima Virgen- hizo
que el pueblo de Dios y sus hermanos de la Orden acudieran a las autoridades
eclesiásticas pidiendo el reconocimiento de sus virtudes con vistas a una
próxima beatificación. Fue beatificado el 5 de noviembre de 2006 en São Paulo
(Brasil).
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que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
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