jueves, 8 de mayo de 2014

Seamos luz del mundo y esperanza para la humanidad, con María primera evangelizadora al servicio de Jesús y del Evangelio 08052014

Seamos luz del mundo y esperanza para la humanidad, con María primera evangelizadora al servicio de Jesús y del Evangelio




(RV).- (se actualizó con audio) RealAudioMP3 Recemos por la paz en el mundo, la Iglesia, el Papa, los que sufren y la familia. Ante las dificultades e insidias de nuestro tiempo, como la incertidumbre laboral en especial de los jóvenes y la crisis económica, aún hoy la Madre de Dios y de nuestra fe sigue velando amorosamente por nosotros e invitándonos a dirigir nuestra mirada a Jesús. El Cardenal Secretario de Estado de Su Santidad Francisco, Pietro Parolin, presidió la Santa Misa y la tradicional Súplica a la Bienaventurada Virgen María Reina del Santísimo Rosario de Pompeya, ferviente y conmovedora oración, que se reza cada año al mediodía del día 8 de mayo y del primer domingo de octubre, compuesta por el Beato Bartolo Longo.

Peregrino entre los peregrinos que llegan de todo el mundo a la «ciudad de María y de la caridad», nombre con el que se conoce también el Pontificio Santuario mariano de Pompeya, el Card. Parolin, refiriéndose a la liturgia de este día, preguntó «¿qué nos quiere decir hoy el Señor?», para luego reflexionar sobre tres conceptos: profesar nuestra fe, ponerla en práctica con el amor al prójimo y ser luz para el mundo.

Haciendo hincapié en la apremiante necesidad de volver a dar esperanza a la humanidad, ayudando a los hombres de nuestro tiempo a creer en Jesús y en el Aquel que lo envió, con el ejemplo de María, testimonio vivo de la luz de la fe, que aún hoy se sigue donando a sus hijos, el Cardenal Secretario de Estado del Papa Francisco reiteró que la vida nueva para los cristianos consiste en el amor y se manifiesta en la caridad. E invitó a rezar por los miles de cristianos perseguidos en el mundo, aún hoy.

«Encomendemos a María, Soberana del Cielo y de la Tierra, pero sobre todo Madre dulcísima nuestra – la más tierna de las madres, todas nuestras preocupaciones, nuestras angustias y necesidades. Recemos por la Iglesia, por el Papa Francisco – que me ha pedido que lo recordemos en especial en este día y en este lugar – recemos por el mundo entero, recemos por la paz. Por los enfermos, por la familia y por los Sínodos dedicados a la familia. El Niño que vemos en el regazo de María y la mística corona que contemplamos en su mano nos inspira confianza en que seremos escuchados. Así sea»

(CdM – RV)

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