lunes, 14 de julio de 2014

San Camilo de Lelis - San Madelgario de Brabante - San Marchelmo de Frisia.....14072014

 San Camilo de Lelis
San Madelgario de Brabante
San Marchelmo de Frisia
Beato Hroznata de Stáry
Santa Tuscana de Verona
Beata Angelina de Marsciano
San Francisco Solano
Beato Ricardo Langhorne
Beato Ghebre Miguel
San Juan Wang Guixin

 

lunes 14 Julio 2014

San Camilo de Lelis

 San Camilo de Lelis, presbítero

fecha: 14 de julio
fecha en el calendario anterior: 18 de julio
n.: 1550 - †: 1614 - país: Italia
canonización: B: Benedicto XIV 7 abr 1742 - C:Benedicto XIV 29 jun 1746
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
San Camilo de Lelis, presbítero, que nació cerca de Teano, en la región italiana de los Abruzos, y desde la adolescencia siguió la carrera militar y se dejó arrastrar por los vicios propios de una juventud alegre y despreocupada, pero, convertido de su mala vida, se entregó al cuidado de los enfermos en los hospitales de los incurables, a los que servía como al mismo Cristo. Ordenado sacerdote, puso en Roma los fundamentos de la Orden de Clérigos Regulares Ministros de los Enfermos.
patronazgo: patrono de trabajadores de la salud y hospitales, protector de enfermos y moribundos.
refieren a este santo: San José de Calasanz
 Después de una profunda conversión cambió su vida militar por el cuidado de los enfermos. Ordenado sacerdote, fundó la Orden los Ministros de los Enfermos, llamados también Hermanos de la Buena Muerte por su atención a los moribundos. Murió en Roma el año 1614
  
San Camilo nació en el 1550  (Italia). en Bucchianico, en la costa del Adriático, donde su padre acampaba como militar. Fue el día de Pentecostés, del Año Santo 1550. Era hijo único, y ya tardío, que vino a llenar de alegría el hogar. Camilo tenía un carácter duro y resuelto, muy batallador, como su padre.
  
Este muchacho, cuya estatura se aproximaba a los dos metros, de una vitalidad excepcional, se creyó llamado a la carrera de las armas, sucumbiendo pronto al desenfreno. De los veinte a los veinticinco años llevó una vida disoluta, que le condujo al hospital de Santiago de los Incurables, de Roma. 
   
La llaga se cura y reaparece. Un mal vicio se apodera de él: el juego. Alguna vez se jugó hasta la camisa. Se ofrece como soldado. Participa en Túnez y en otras batallas. Arriesga la vida y las ganancias las pierde en el juego. A veces tiene que pedir limosna. Después trabaja en un convento capuchino como albañil.
  
Un día, mientras caminaba de un convento a otro, una luz le iluminó. Sintió la llamada de Dios y cayó en el suelo llorando. Pidió el hábito capuchino. Tres veces empieza el noviciado y otras tantas se le abre la llaga y marcha a Roma. Allí, la tercera vez, descubre su vocación.   Desde octubre de 1589 se entrega a los enfermos para toda la vida. Intenta fundar una cofradía para los enfermos. Le ponen trabas. Ni siquiera San Felipe Neri, que le apreciaba mucho, le entendió. Aprovecha ratos libres y estudia teología en el Colegio Romano. En 1584 es ordenado sacerdote.
  
Sale del hospital y con un pequeño grupo se establece junto a la iglesia de la Magdalena. Sixto V les aprueba como sociedad sin votos para dedicarse a los enfermos. "Los Camilos", encima de la sotana, llevaban una cruz roja.   La situación en los hospitales era calamitosa en higiene y atenciones. No era una excepción el hospital del Espíritu Santo, donde Camilo y los suyos derrochaban entrega y dedicación total a enfermos y moribundos. Camilo se reservaba siempre lo más difícil. Cuando había pestes, que era frecuente, llegaban al heroísmo. Muchos morían atendiendo a los apestados.
  
Camilo tuvo muchos conflictos, externos e internos, en su tarea. Hasta dejó el generalato de su Orden. Pero mantuvo siempre el carisma. Servir a Cristo en los enfermos. Por este servicio se nos juzgará.   La vida de Camilo "ponía espanto". Con su herida, con una hernia, con dos forúnculos, con un débil estómago, pasaba horas largas con los enfermos, cuidándoles como una madre, ayudándoles a bien morir, olvidándose de sí mismo, sin apenas comer ni dormir. Así vivía su sacerdocio.
 
Recogía a los apestados y andrajosos por las calles de Roma. Se dolía de ver así aquellos sagrados miembros de Cristo. Les trataba como si fueran príncipes. Les cubría con su manto. A veces quince sastres trabajaban para sus pobres.    No cosían ropas, según él, sino ornamentos sagrados. Un día caminaba con un novicio. El sol ardía. - Hermano, le dijo, camina detrás de mí. Yo soy muy alto. Así te haré sombra y te librarás del sol. Y caminaba ajustándose a la esfera del sol para que los rayos no atacaran al novicio. Camilo era feliz porque podía regalar incluso su sombra.
  
Consideraba el servicio a los enfermos como una acción litúrgica. Tomaba  en sus brazos al enfermo como si manejara el cuerpo de Cristo. Acariciaba el rostro del enfermo, como si fuera el sagrado rostro del Señor.   Totalmente agotado, cayó enfermo de gravedad. El 16 de julio de 1614 volaba al cielo "su patria", como él decía. Benedicto XIV lo canonizó el 1746. Junto con San Juan de Dios, es patrono de los enfermos y enfermeros.

 

 


San Madelgario de Brabante




En Soignies, de Brabante, en Austrasia, san Vicente o Madelgario, que, con el consentimiento de su esposa santa Valtrudis, abrazó la vida monástica y, según cuenta la tradición, fundó dos monasterios.

San Marchelmo de Frisia




En Deventer, de Frisia, san Marchelmo, presbítero y monje, anglosajón de origen y discípulo desde su juventud de san Wilibrordo, al que acompañó en los trabajos que este emprendió por Cristo.

Beato Hroznata de Stáry




En Stáry Kynsperk, lugar cercano a la ciudad de Egres, en Bohemia, beato Hroznata, mártir, que, al fallecer su esposa y su hijo, dejó la corte ducal e ingresó en el monasterio premonstratense de Tepla, y por defender los derechos de este monasterio fue capturado por unos malhechores, que lo dejaron morir de hambre
 
 
 
 

Santa Tuscana de Verona



Santa Tuscana, viuda
En Verona, en los confines de la región de Venecia, santa Tuscana, que, muerto su esposo, distribuyó todos sus bienes entre los pobres y se dedicó incesantemente en la Orden de San Juan de Jerusalén al cuidado de los enfermos.
La santa viuda Toscana, a pesar del nombre, era en realidad véneta, nacida en Zevio, en el término de Verona, donde nació hacia fines del siglo XIII. En el 1310 contrajo matrimonio con el veronés Alberto Canoculi (es decir: 'de ojos caninos'), con el cual vivió castamente el matrimonio. Cuatro años después Toscana se mudó a Verona, donde habitó en una casa en la colina de San Zeno in Monte. Pudo así dedicarse enteramente a la asistencia de los pobres y abandonados, a los que solía visitar en sus humildes viviendas.
 
Quedó viuda en 1318, distribuyó todos sus bienes entre los necesitados, y entró a formar parte de la Orden de San Juan de Jerusalén (Hnos. Hospitalarios) para el cuidado de los enfermos. Prestó servicio en el hospital de la orden en Verona, junto a la iglesia del Santo Sepulcro, donde con cariño y caridad cristiana se dio por entera al servicio de los enfermos. Completamente fatigada, pero feliz del bien conseguido, murió finalmente en Verona el 14 de julio de 1343.
 
Santa Toscana está hasta hoy sepultada en la iglesia del Santo Sepulcro, en la Puerta del Obispo, en Verona, iglesia llamada también "De Santa Toscana", donde sus devotos invocan su celestial ayuda. Aquí se encuentra actualmente la delegación de la Soberana Orden de Malta.
 
Traducido de un artículo de Fabio Arduino.
fuente: Santi e Beati

Beata Angelina de Marsciano

 


Beata Angelina de Marsciano, viuda y fundadora
En Foligno, de la Umbría, beata Angelina de Marsciano, que, al quedar viuda, se consagró durante cincuenta años a servir a Dios y al prójimo, e inició una Congregación de Hermanas de la Tercera Orden Regular de San Francisco de clausura para la formación de la juventud femenina.
Angelina, hija de los condes de Marsciano, fundadora de la Tercera Orden Regular femenina, nació en 1377 en el castillo de Montegiove cerca de Orvieto. A los 12 años quedó huérfana de madre, hizo el voto de virginidad y, cuando en 1393 su padre la obligó a casarse, Dios le envió la misma noche de las bodas a su Ángel para protegerla. Sorprendida por su esposo en conversación con el celestial mensajero, le reveló el secreto de su alma pura y él juró imitarla. A la vuelta de un año, al quedar viuda, Angelina distribuyó todos sus bienes entre los pobres y vistió el humilde sayal de san Francisco, haciéndose promotora de la virginidad y de la pureza de costumbres. Fue seguida por otras muchachas, que abandonaron el mundo para seguir al Señor. Pero el asunto suscitó las iras de los Feudatarios, que indujeron a Ladislao, rey de Nápoles, a decretarle el destierro junto con sus compañeras.
 
Habiendo partido con éstas de Civitella, el 31 de julio llegó a Asís y fue a visitar las tumbas de san Francisco y santa Clara. De allí se fue a Foligno, donde en 1397, con sus compañeras emitió los tres votos evangélicos de obediencia, pobreza y castidad. Así surgía el primer núcleo de Hermanas Terciarias Franciscanas Regulares. Al primer monasterio, dedicado a Santa Ana, le siguieron otros: en Asís en 1421, en Viterbo en 1427, en Florencia en 1429, en Rieti y en otros lugares. En 1430 el Papa Martín V, que había reunido todos estos monasterios bajo una única superiora general, puso la nueva institución bajo la jurisdicción de los Hermanos Menores, asignándole como finalidad específica la educación e instrucción de la juventud femenina.
 
Angelina, al sentir acercarse la última hora, quiso hacer la confesión general. Recibió devotamente los últimos sacramentos y exhortó a sus hijas a observar fielmente la regla franciscana. Después de haberles dado la última bendición, entró en un éxtasis delicioso. Su alma pasó de las dulzuras del éxtasis a las alegrías embriagadoras del Paraíso. Murió en el monasterio de Santa Ana de Foligno el 14 de julio de 1435, a la edad de 58 años. Su rostro se puso brillante con un esplendor maravilloso, y su celda se llenó de un aroma celestial. Se le hicieron solemnes funerales con participación del Obispo y de todas las autoridades, y fue sepultada en a iglesia de los franciscanos de Foligno. En 1492, al exhumar su cuerpo, fue hallado incorrupto. Colocado en una preciosa urna fue colocado en un altar frente a la tumba de la célebre mística franciscana beata Ángela de Foligno. Aprobó su culto León XII el 8 de marzo de 1825.
fuente: «Franciscanos para cada día» Fr. G. Ferrini O.F.M.

San Francisco Solano



San Francisco Solano, religioso presbítero
En Lima, ciudad del Perú, san Francisco Solano, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, que para la salvación de las almas recorrió en todas direcciones América meridional, y enseñó, con su palabra y su testimonio, la novedad de la vida cristiana a los indios y a los mismos colonizadores españoles.
Francisco nació en Montilla, localidad de Andalucía, en 1549. Después de hacer sus estudios en el colegio de los jesuitas, entró al convento de los observantes franciscanos en su ciudad natal. En 1576, recibió la ordenación sacerdotal. Lleno de caridad y de un ardiente deseo de la salvación de las almas, dividió su tiempo entre la oración retirada y la predicación. Aunque sus sermones carecían de los adornos de la retórica, producían profundo efecto para la conversión de sus oyentes. El P. Francisco fue nombrado maestro de novicios, y cuando éstos cometían alguna falta, en vez de imponerles penitencia, se la imponía a sí mismo, pues consideraba que él era el verdadero culpable de la conducta de sus discípulos.
 
Francisco ejerció los ministerios sacerdotales durante muchos años en el sur de España. Cuando la epidemia de peste se desató en Granada, en 1583, el siervo de Dios observó un comportamiento heroico; aunque cayó enfermo él también, se rehízo rápidamente. Después de la epidemia, solicitó a sus superiores que le enviasen a las misiones del África, pero su petición fue desechada. Sin embargo, en 1589, Felipe II pidió que se enviasen más frailes de la Observancia a las Indias Occidentales, y san Francisco fue elegido para acompañar al P. Baltazar Navarro al Perú. Los misioneros desembarcaron en Panamá, cruzaron el istmo, y se embarcaron nuevamente en el Pacífico. Pero, a resultas de una tempestad, la nave encalló cerca de las costas del Perú. El capitán, viendo que la nave no podía resistir a la furia de las olas, dio la orden de abandonarla, dejando a bordo a cierto número de esclavos negros para los que no había sitio en el único bote de salvamento. El P. Francisco, que durante el viaje se había preocupado por instruir a los negros, se negó a partir y permaneció con ellos. Inmediatamente los reunió, los exhortó a la confianza en la misericordia de Dios, en los méritos de Cristo y los bautizó. Apenas acababa de hacerlo, cuando la nave se partió por la mitad y algunos de los negros perecieron ahogados. Los que se salvaron se hallaban en la parte del casco sostenida firmemente por las rocas. Ahí permanecieron tres días. El P. Francisco los alentaba constantemente y trataba de enviar señales a la costa. Cuando se calmó la tempestad, el bote de salvamento retornó y transportó a la costa a todos los sobrevivientes. Fray Francisco llegó a Lima por tierra.
 
Ahí emprendió inmediatamente su ministerio entre los indígenas y los colonos españoles, que había de durar veinte años. El Fraile fue primero enviado a Tucumán, en el norte del actual territorio de Argentina. Comenzó por aprender los rudimentos de los dialectos indígenas y, después, emprendió un viaje misional al Chaco, región selvática entre Argentina y Paraguay, donde años más tarde los jesuitas fundarían sus famosas reducciones. Resulta difícil imaginar lo que un viaje de esa naturaleza suponía en aquella época.
 Y, sin embargo, san Francisco Solano no sólo lo realizó, sino que obró además numerosas conversiones. Más tarde, fue nombrado «custodio» de los conventos que su orden tenía en Tucumán y el Paraguay y pudo así supervisar muchas de las misiones que había fundado. Cuando expiró su período de custodio, fue nombrado guardián del convento de Lima. Ahí ejerció su ministerio en forma muy distinta entre los españoles de la ciudad de Trujillo y de otras poblaciones. En 1604, predicó en la plaza mayor de Lima contra la corrupción y comparó el destino del alma pecadora con el de una ciudad puesta en entredicho; el sermón impresionó tanto a los oyentes, que pensaron que sobre la ciudad de Lima se cernía una calamidad como la que cayó sobre Nínive. El pánico se apoderó de los habitantes. El virrey, muy alarmado, consultó al obispo de la ciudad, santo Toribio. Éste habló con el comisionado general de los franciscanos y ambos pidieron a san Francisco Solano que calmase al pueblo, declarando que su profecía no significaba la destrucción material de los edificios sino la catástrofe espiritual de la pérdida de las almas.
 
Se dice que San Francisco poseía el don de lenguas. Por otra parte, su don de milagros le valió el título de «el taumaturgo del Nuevo Mundo». En el sermón que pronunció con ocasión de la muerte del santo, el P. Sebastiani S.J., dijo que había sido «la esperanza y la edificación del Perú, el ejemplo y la gloria de Lima y el esplendor de la Orden Seráfica». Fray Francisco tenía la costumbre, muy semejante a la de su patrono y padre de su orden, de cantar frente al altar de Nuestra Señora, acompañándose de un laúd. Su muerte ocurrió el 14 de julio de 1610, mientras sus hermanos cantaban la misa conventual, en el preciso momento de la consagración. Sus últimas palabras fueron: «Gloria a Dios». Según dijo el P. Álvarez de Paz, toda su vida fue una carrera de trabajo por las almas y, al mismo tiempo, de oración continua. Su canonización tuvo lugar en 1726.
 
Existe una biografía muy detallada de este misionero en Acta Sanctorum, julio, vol. V; comprende la vida escrita por Tiburcio Navarro y cierto número de documentos del proceso de beatificación. Veinte años después de la muerte del santo, vio la luz una biografía todavía más extensa, escrita por Fray Diego de Córdoba, En casi todos los idiomas existen biografías modernas.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

Beato Ricardo Langhorne



Beato Ricardo Langhorne, mártir
En Londres, en Inglaterra, beato Ricardo Langhorne, mártir, insigne jurista, que, acusado de traición, bajo el rey Carlos II fue condenado a la pena capital y entregó su alma a Dios en el patíbulo de Tyburn.
Nacido hacia el 1635, era el tercer hijo de William Langhorne, miembro del prestigioso colegio de abogados Inner Temple y de Leticia, hija de Eustace Needham, de Little Wymondley, Herts. Fue a su vez admitido al Inner Temple en 1646, y convocado al ejercicio de la abogacía en 1654. Estaba casado con Dorothy, una joven protestante. hija de Thomas Legatt de Havering, Essex.
 
Fue arrestado el 15 de junio de 1667, en supuesta conexión con el gran incendio de Londres de 1666. Arrestado por segunda vez el 7 de octubre de 1678, fue conducido a la cárcel de Newgate sin indagación previa, quedando en confinamiento solitario durante ocho meses. El 14 de junio de 1678 fue llevado a juicio en el Old Bailey: Oates, Dugdale, Bedloe y Prance dieron testimonio contra él de que formaba parte de la conspiración contra la vida del Rey, que se llamó «Conspiración de Titus Oates», por quien la «descubrió» (en realidad, como se comprobó más tarde y costó la vida al propio Oates, la había inventado).
 
Se le ofreció a Ricardo el perdón si confesaba su culpabilidad y daba a conocer las propiedades de los jesuitas que las que había tenido contacto en su vida profesional; esto último lo hizo, probablemente con el consentimiento del provincial jesuita Fr. Whitbread, compañero suyo de prisión, pero como insisitió en declarar que ignoraba la conspiración, fue de todos modos ejecutado, el 14 de julio de 1679. Sus últimas palabras fueron: «Estoy ansioso por estar con mi Jesús. Estoy preparado y no necesitas ya estar lejos de mí». Fue beatificado el 15 de diciembre de 1929 por Pío XI.
 fuente: Catholic Encyclopedia

Beato Ghebre Miguel



Beato Ghebre Miguel, presbítero y mártir
En Cerecca-Ghebaba, pueblo de Etiopía, beato Ghebre Miguel, esto es, «Siervo Miguel», presbítero de la Congregación de la Misión y mártir, que buscando en sus estudios y en la oración la verdadera fe, la encontró uniéndose a la Iglesia católica. Por ello sufrió primero cárceles, y luego, custodiado por soldados y cargados sus pies con pesadas cadenas, fue obligado a caminar durante trece meses, fustigado continuamente, hasta que falleció consumido por la sed y el hambre.
Era natural de Dibo, Etiopía, donde nació en 1791. A los 25 años se hizo monje en su religión copta y se dedicó a la enseñanza. Maestro en la escuela de Gondar, fue en su tiempo el más distinguido teólogo. Por su amor a la verdad, estaba en crisis en él el monofisismo, propio d ela Iglesia copta, pero no se había planteado nunca pasar al catolicismo romano.
 
Fue un viaje a Roma con motivo de haber ido anteriormente a El Cairo en la delegación que pedía al patriarca copto un nuevo obispo para Etiopía el que le puso en contacto con la religión católica. También visitó Jerusalén. Volvió decidido a pasar a la fe calcedonense y a hacerlo personalmente si no quería hacerlo el nuevo obispo designado.
 
San Justino de Jacobis lo recibió en el seno de la Iglesia católica, y desde su conversión Ghebra Miguel decidió acompañarlo y ser su ayudante. Estudia teología y el santo obispo Jacobis lo ordena presbítero. Decide ingresar también en la misma Congregación de la Misión a la que el obispo pertenecía. Profesor en el seminario católico, publicista de libros en etíope, organizador de la apologética frente a los ataques coptos, hizo cuanto pudo por ser útil a la comunidad católica y contribuir a su expansión.
 
El obispo copto se quejó al emperador Teodoro del éxito que tenía el obispo católico y junto a él Ghebra Miguel. Esto trajo el arresto del sacerdote en 1854 y su detención en la cárcel a lo largo de trece meses. Juzgado, es condenado a muerte pero el cónsul inglés logra que se le conmute la pena por cadena perpetua. Se procuró entonces su apostasía y para ello fue atormentado terriblemente, sin que el sacerdote se echara atrás. Entonces fue obligado a seguir al rey en sus desplazamientos, yendo a pie y pasando muchas penalidades. Contrajo finalmente una disentería y, como consecuencia, falleció en Cerecca Ghebaba el 14 de julio de 1855. Fue beatificado por el papa Pío XI el 3 de octubre de 1926.
fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003


San Juan Wang Guixin

 


San Juan Wang Guixin, mártir
En la ciudad de Nangong, en la provincia china de Hebei, san Juan Wang Guixin, mártir, que en la persecución desencadenada por los Yihetuan prefirió morir por Cristo antes que manchar su pureza con una leve mentira.
Juan Wang Guixin (Wang Koei-Tsu) era hermano del mártir José Wang Guiji que conmemoramos ayer. También casado y padre de familia, al saber los horrores que practicaban los boxers llevó su familia a la población de Chan-Kia-Tchoang, donde la dejó encomendada a la misericordia de Dios, y volvió a su pueblo junto con su hermano cuando en Nankong fue delatado a los boxers, que mataron allí a su hermano. Él pudo huir y llegó a Ceu-ly-pu, pero fue localizado y llevado ante el mandarín local, que intentó salvarlo y le propuso para ello que disimulara su religión. Pero como se negaba a nada que pudiera significar renegar de ella, hubo de ser entregado a los boxers. Lo sacaron fuera de la población mientras el mártir rezaba en voz alta, hasta que fue decapitado. Era el 14 de julio de 1900. Fue canonizado el 1 de octubre de 2000 por SS. Juan Pablo II.



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