sábado, 21 de marzo de 2015

LA IGLESIA DE LA SALVACIÓN (Mons. Romero)

LA IGLESIA DE LA SALVACIÓN
TERCER DOMINGO DE ADVIENTO

11 de diciembre de 1977
Isaías 35, 1-6a. 10
Santiago 5, 7-10
Mateo 11, 2-11



Hermanos:
A la homilía de este domingo la podíamos llamar la Iglesia de la Salvación porque la misión de la Iglesia es salvar como Cristo y ésta es su función en la historia. Y como Dios sigue salvando en la historia de los pueblos, la Iglesia no puede prescindir de la historia concreta del ambiente en que tiene que desenvolverse. De allí que antes de hacer un comentario a la palabra divina para iluminar nuestra historia, nuestra realidad es bueno tener en cuenta esa realidad que vivimos. Yo quiero agradecer ante todo las felicitaciones y muestras de solidaridad con mi pensamiento que han llegado a propósito de mi comentario teológico acerca de la Ley de Defensa y Garantía del Orden Público. No he hecho más que destacar una página de nuestra teología clásica, de Santo Tomás de Aquino, e invitar desde allí, desde la teología, a los expertos en leyes para que se pronuncien acerca de un instrumento tan trascendental para la vida del país.
 
PENSAMIENTO TEOLÓGICO Y DERECHOS HUMANOS
El resumen de mi pensamiento como me lo pidieron varias personas, escrito, lo pueden leer en el periódico ORIENTACIÓN, que se está difundiendo esta mañana. Allí también, en ORIENTACIÓN, pueden encontrar el llamamiento de los hombres católicos a los hombres de leyes para este pronunciamiento. A mí también me llena de satisfacción la coincidencia de este pensamiento evangélico con el pensamiento diplomático. En esta semana ustedes habrán leído en "La Prensa Gráfica" las declaraciones de un distinguido diplomático acerca de nuestra situación. Ha sido con motivo del 29 aniversario de la adopción de la Proclamación Universal de los Derechos Humanos por parte de las Naciones Unidas. Ayer precisamente fue ese aniversario. Y a este propósito el diplomático en nuestro país expresa, entre otros pensamientos, que, habiendo sido aceptado por todos este pronunciamiento de los Derechos Humanos, ningún estado de los que lo adoptaron en la ONU puede alegar que el maltrato de sus ciudadanos en cuestión es cuestión estrictamente interna. Se ha comprometido internacionalmente y forma parte de un grupo de países que están todos, pues, contra las violaciones de los derechos humanos. Tampoco puede -dice el diplomático- un país comprometido con las Naciones Unidas en esta proclamación evadir la responsabilidad de cumplir, de examinar, de dar cuenta cuando ocurran torturas o injustas privaciones de la libertad en alguna parte del mundo. Lamenta que todavía a 30 años casi de su proclamación sea todavía un sueño, a pesar de que la mayoría de las constituciones de las naciones han aceptado esa defensa de los derechos humanos.
Se denuncia terriblemente que en la ONU se han recibido el año pasado informes de más de 20.000 violaciones de los derechos humanos. Y luego analiza que la pretendida justificación de evitar el terrorismo es un sofisma. Usar métodos ilegales para hacer cumplir las leyes es condenar a los gobiernos al fracaso en la lucha contra sus violentos opositores. Y, citando al Secretario de Estado de los Estados Unidos, expresa que si es cierto que no se puede perdonar el terrorismo y la violencia en nombre del disentimiento, tampoco se puede justificar la violencia sancionada oficialmente. Tales sanciones pervierten el sistema legal que es el único medio de asegurar la supervivencia de nuestras tradiciones.
Y hace esta declaración que coincide plenamente con el pensamiento de la Iglesia. El camino más seguro para derrotar al terrorismo consiste en promover la justicia en nuestras sociedades: justicia legal, económica y social. La justicia de tipo sumario socava el mismo futuro que intenta promover, produce únicamente más violencia y terrorismo. El respeto por el imperio de la ley promueve la justicia y elimina las semillas de la subversión. Al abandonar ese respeto, los gobiernos descienden a los bajos fondos del mundo terrorista e invalidan su arma más poderosa, su autoridad moral. La mejor manera de hacer cumplir las leyes y hacer respetar los derechos humanos, dice nuestro diplomático, es ganar la confianza y la lealtad de los ciudadanos al actuar con justicia a través de las leyes, cortando de raíz la oposición violenta.
Perdonen, hermanos, la cita, pero me parece muy oportuna y aunque la Iglesia dice su palabra desde la perspectiva del Evangelio y no de la diplomacia, cómo alegra cuando se ve que la diplomacia habla con la razón, simplemente humana, la Iglesia, con el evangelio, y además de la razón humana, cuenta con la iluminación divina. Y que aun cuando las conveniencias diplomáticas cambiaran modos de pensar, la Iglesia se mantendría porque flota por encima de todas las conveniencias y estas verdades siempre serían las del Evangelio, no por decirlas un diplomático sino por coincidir con la revelación de Dios que la Iglesia defiende aun cuando le cueste la vida.
 
LOS HECHOS DE ESTA SEMANA
En este sentido de servicio al mundo, quiero informarles también con alegría que allá en Santa Ana, en el conflicto laboral de INCA, han intervenido Mons. Revelo, Mons. López Sandoval y el P. Walter Guerra, y con una voluntad muy buena de parte de la parte laboral, sobre todo, se está llegando ya a un arreglo final, que los trabajos han comenzado en la fábrica el 9 de diciembre.
También en servicio de la Iglesia al mundo, anuncio con satisfacción la presencia de Monseñor Aparicio en la Hacienda El Porvenir, donde fueron capturados 30 hombres y mujeres, para reclamar un trato más digno, más humano, a los cuerpos de seguridad. Por su parte, nuestra oficina de Socorro Jurídico interviene en las causas de aquellos prisioneros.
También al servicio del mundo, la Iglesia en la Arquidiócesis aceptó la invitación de la Asamblea de Federaciones Sindicales para constituir la Confederación Unitaria de Trabajadores, y quiero agradecer la efusiva acogida que los obreros dieron a la Iglesia. Sepan que la Iglesia estará siempre, desde su doctrina social, a la defensa de los derechos del trabajador, del campesino y de todo hombre que ame de veras la legalidad como servicio de bien común. Y estará siempre a la denuncia de toda pseudolegalidad que solamente quiera favorecer a un sector del pueblo.
 
COMITÉ ECUMÉNICO
Quiero informar también con alegría que el Comité Ecuménico ha seguido reuniéndose y progresando en sus reflexiones. Allí en ORIENTACIÓN pueden ver los miembros de iglesias Adventistas, Bautistas, Centroamericanas, Episcopal, Luterana y Católica y de varios movimientos juveniles. También he recibido cartas de protestantes particulares que se expresan más o menos así. Una de las cartas dice: "Los cristianos, cualquiera sea nuestra denominación, estamos obligados, si somos cristianos verdaderos, a compartir y vivir las enseñanzas de Jesucristo a pesar de todas las persecuciones. Desgraciadamente, muchos preferimos vivir una vida cómoda y fácil, sin complicaciones ni riesgos que vayan a poner en peligro nuestra seguridad." Hermanos, no importa no ser católico, lo que interesa es ser cristiano de verdad y llevar el evangelio de Jesucristo, no solamente a una proclamación muy fácil de un espiritualismo sin compromisos con la historia, sino que lo que vale en el Evangelio es seguir a ese Cristo que no tiene miedo a quedarse clavado en una cruz cuando se trata de la defensa de la santidad en la historia. Y aquí es donde fallamos, no solamente protestantes sino también muchos católicos que, como dice esta carta protestante, aman su vida cómoda y no quieren complicaciones. Sirva, pues, como un llamamiento para mis queridos católicos a no tenerle miedo al Evangelio y a darse por entero, aun cuando ese Evangelio nos pida sacrificios superiores a nuestras comodidades.
 
ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS
En servicio al mundo, también la Iglesia estuvo presente en mi persona en el 15 aniversario del grupo de Alcohólicos Anónimos, en la Parroquia de Santa Anita, donde tuve la dicha de desarrollar ante una muchedumbre de Alcohólicos Anónimos, el tema "Religión y Alcohólicos Anónimos". Aprovecho esta oportunidad para recomendar a todos los que tienen problemas alcohólicos aferrarse a esa tabla de salvación. Yo estimo mucho ese movimiento y pido al Señor que florezca y que los que tienen complicaciones y son tormento de sus familias, de sus esposas, busquen allí una solución, que la encontrarán ciertamente. A los Alcohólicos Anónimos vaya mi saludo más cariñoso y decirles que estoy plenamente a sus órdenes.
 
SINTÁMONOS EN FAMILIA
Pero esta Iglesia que sirve al mundo no se olvida de constituirse, de fortalecerse internamente, de allí que también en esta exposición de noticias y de vida de nuestra Iglesia, hermanos, esta hora para mí es como una hora de familia. Junto con ustedes que llenan la catedral y junto con aquellas comunidades católicas de base y junto a aquellos pueblos y parroquias o junto al lecho de aquellos enfermos, donde me están escuchando, les digo, hermanos, sintámonos en familia los hijos de esta Iglesia Católica y vivamos los acontecimientos de esta Iglesia con la alegría y la comprensión de una verdadera familia.
 
CON DOS NUEVOS SACERDOTES
Por ejemplo: llenémonos de gozo porque ayer, aquí en la Catedral, dimos la ordenación sacerdotal a dos jóvenes: Héctor Figueroa y Jorge Benavides, a quienes enviamos a través de la radio un saludo de la Arquidiócesis a sus pueblos de origen, donde están celebrando hoy sus primeras misas, en la alegría de sus familias. Jorge Benavides en San Miguel y Héctor Figueroa en Metapán.
 
CON NUESTROS HERMANOS FRANCISCANOS
Una nota triste, compartamos la aflicción y la plegaria de los queridos Padres Franciscanos Italianos, tan abnegados servidores de nuestra Iglesia aquí en El Salvador y en Guatemala, porque el 8, día de la Inmaculada, qué bella señal de predestinación, entregó su alma al Creador un gran amigo, el P. Engelberto Mallizon. Quién le iba a decir que un pueblito salvadoreño, Santiago Nonualco, iba a recoger su último suspiro y su cadáver. Él, que dejó comodidades y familia de su propia patria, Italia. El Señor sabrá dar recompensas maravillosas a estos servicios. Y a nuestros queridos hermanos Franciscanos Italianos, nuestra condolencia y nuestra plegaria.
 
Y CON SACERDOTES
Una nota de júbilo sacerdotal: el sábado próximo el P. Agustín Grisen, Somasco Italiano, va a cumplir 50 años de vida sacerdotal. Para el querido P. Agustín, junto con su comunidad Somasca, sepa que toda la Diócesis con su Obispo están muy íntimamente unidos en solidaridad de plegarias.
Para esta semana tenemos reuniones sacerdotales muy importantes que yo encomiendo a sus oraciones. El jueves precisamente, una de Obispos y otra del Clero de la Arquidiócesis para evaluar el trabajo del año y proyectar nuestra Pastoral para el año próximo.
 
Y CON TODA LA COMUNIDAD ARQUIDIOCESANA
Con las diversas comunidades traigamos aquí a este hogar de la diócesis que es la Catedral la vida de las diversas comunidades esparcidas por toda la Arquidiócesis. Y en primer lugar les transmito la gratitud de las comunidades de Aguilares que han recibido la ayuda de tantas comunidades cristianas. De su carta de agradecimiento, leo estas frases: "El esfuerzo de ustedes ha contribuido a que nuestras familias tengan un vestido que ponerse y algo que comer para los momentos más duros. Además, hemos logrado pagar deudas contraídas por gastos en sacar a los familiares presos, en medicinas para curar las enfermedades adquiridas durante los días que vivimos a la intemperie. Esto nos viene a dar una muestra clara de cómo día a día el pueblo va comprendiendo y viviendo junto a los necesitados y mostrando en la práctica su amor, dando un apoyo en colaboración a un pueblo que sufre." Hermanos, esta frase vale más que todos los elogios y yo les felicito a todas las comunidades que sintieron con la pobre población mártir de Aguilares y les han ayudado a sobrellevar esta terrible prueba. Ojalá este gesto sea imitado siempre que haya pueblos que sufren. Y los hay siempre.
En San Antonio Los Ranchos, el Club de Jardinería católico invita a una exposición de artesanía del maíz en Chalatenango, del 18 al 24 de diciembre.
En la Parroquia de La Palma se celebran Horas Santas por la Arquidiócesis, por su Obispo. Yo les felicito y al P. Vito le quiero decir que siga su apostolado de plegaria y de difusión de literatura bíblica y catequística. En aquella humilde comunidad, parece mentira, se hacen cosas que no se hacen donde hay más comodidades. Se difunde mucho la literatura de comentarios a la Biblia y de instrucción catequística en los hogares.
Tuvimos la dicha de visitar esta semana las comunidades de Citalá y las Hermanas Oblatas al Divino Amor; en Tonacatepeque, con la fiesta titular de San Nicolás; en Domus Marie, a la convivencia de Religiosas dedicadas a la Pastoral Directa; en el Colegio Belén, a la convivencia y estudio de Religiosas Carmelitanas.
Y felicitamos también aquí a las religiosas y sacerdotes, seminaristas que han estado desarrollando un curso de Teología promovido por la Universidad Centroamericana.
Hemos visitado también La Libertad con motivo de sus fiestas de la Inmaculada; San Antonio Abad para impulsar un esfuerzo de unificación de sectores, allá un poco divididos; en Ayutuxtepeque para animar la comunidad a la construcción de su casa parroquial. Anoche en Santa Lucía para confirmar a un grupo de jóvenes. Quiero felicitar al P. Astor por tratar de llevar esta pastoral de la confirmación, tal como la quiere la Iglesia. Unos jóvenes preparados debidamente y después de un retiro espiritual, saber lo que van a recibir en la imposición de las manos del Obispo: la plenitud, la gracia del Espíritu Santo que les confirma en su fe para llevar una juventud digna.
Hoy en Santa Tecla continúan las reuniones en el Colegio de Fátima, para que los laicos vayan promoviendo, como ya lo están haciendo, las Comunidades Eclesiales de Base.
También este día a las diez, en San Antonio, Colonia América, habrá una fervorosa Primera Comunión. En Suchitoto se celebra pasado mañana la fiesta de Santa Lucía. Tendremos la dicha de estar con nuestro querido antecesor Monseñor Chávez y González. Así como en Tacachico se celebra el 14 la Inmaculada y San Pablo.
El sábado, en San José Villanueva una comunidad de religiosas Pasionistas va a ir a hacerse cargo del cuidado pastoral de aquel pueblo. Por la mañana, pues, tendremos allá la dicha de llevarlas.
En La Vega, el próximo domingo, la fiesta de la Virgen de los Remedios. En San Rafael Cedros, promoción de una Academia de Corte y Confección.
Y la iniciativa que lanzamos aquí acerca de la Navidad con más sentido de caridad cristiana queremos agradecer la acogida que ha encontrado en varias personas. Y a la vendedora de tarjetas que nos envió su aviso de que los pobres se ganan la vida vendiendo tarjetas, le digo que tiene razón, pero que si promovemos que en vez de tarjetas se regalen vestiditos, zapatitos, otras cosas a los pobres, tendrá siempre su negocio. La cuestión es cambiar de mercancía, dándole a nuestra caridad también un sentido más útil. Ya me dio mucho gusto oír una protestante que me dijo que había atendido el llamamiento y que este año, en vez de hacer regalos de Navidad, va a dar un par de zapatitos a un niño pobre descalzo.
 
FESTIVIDAD DE NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE
Y finalmente, hermanos, y esta sea como la portada de la homilía más bella: la Virgen de Guadalupe. Mañana, en toda América Latina, esta Inmaculada morena que quiso hacerse nuestra, de nuestra raza, la Virgen Madre de Dios, recibe el cariño filial de tantos pueblos que oyen como dicha a ello la palabra que la Virgen en el Tepeyac dijo a Juan Diego. Y oigámoslo cada uno muy cerquita de nuestro corazón: "¿Que no estoy yo aquí que soy tu Madre?" Vamos a sentirla cerquita hoy, a las 7.30 de la noche, de la Iglesia de San José de la Montaña, de la Parroquia de San José de la Montaña, la peregrinación hacia la Basílica de Guadalupe y allá a las 9 de la noche, al llegar la procesión, celebraré la Santa Misa que será transmitida por esta emisora.
Quiero felicitar a todos los que, aunque no se llamen Guadalupe, sin embargo son hijos muy queridos de esta Virgen morena latinoamericana.
 
PENSAMIENTOS DE LA HOMILÍA
Queridos hermanos, todo esto nos está diciendo, pues, que la Iglesia se robustece. Está trabajando en tantas partes, precisamente al servicio de la salvación. En las lecturas de hoy, yo encuentro estos tres pensamientos que son el resumen de mi mensaje:
1º.) Sólo Dios puede salvarnos.
2º.) Dios salva en la historia de cada pueblo.
3º.) La misión de la Iglesia es hacer que la historia de su pueblo sea historia de salvación.
 
1º.) SÓLO DIOS PUEDE SALVARNOS
Esto es lo que se deduce de las lecturas, en primer lugar, que sólo Dios puede salvar. Y el objeto de estas predicaciones, queridos hermanos, es repetir lo del Concilio Vaticano II ante aquellos que esperan que la solución de los problemas de la tierra va a venir del esfuerzo humano y que habrá un día un paraíso en esta tierra creado por los hombres. Eso la Iglesia lo ha dicho siempre: es mentira, los hombres no podemos dar la salvación que la humanidad necesita. Con el Concilio Vaticano II decimos más bien: "Cree la Iglesia que Cristo muerto y resucitado por todos da al hombre su luz y su fuerza por el Espíritu Santo, a fin de que pueda responder a su máxima vocación y que no ha sido dado al mundo otro nombre en el cual los hombres puedan salvarse fuera del nombre de Jesús. Igualmente cree la Iglesia que la clave, el centro y el fin de toda historia humana se halla en Jesucristo su Señor y Maestro. Bajo la luz de Cristo, la Iglesia sigue predicando al mundo que la salvación no puede venir de los hombres sino de Dios."
Y si buscáramos un resumen para las lecturas de hoy las tres nos están diciendo lo mismo. En la primera lectura el profeta Isaías nos dice: "Dios vendrá y nos salvará". En la segunda lectura, el Apóstol Santiago dice: "Manteneos firmes porque está cerca la venida del Señor". Y en el Evangelio, Juan Bautista, prisionero en el Maqueronte, junto al Mar Muerto, le manda a preguntar a Cristo: "¿Eres tú el que ha de venir? ¿eres tú el Dios que está esperando la humanidad sin el cual no puede haber salvación?". Hermanos, es que la salvación que la Iglesia predica no es una salvación a ras de tierra. Por eso molesta cuando se dice que la Iglesia se hace política y comunista y subversiva.
 
LA LIBERACIÓN QUE LA IGLESIA TRAE
La Iglesia mira con lástima a estos libertadores que no tienen la audacia de levantar sus esperanzas hasta donde la Iglesia las puede levantar. La Iglesia desarma todas las liberaciones que puede ofrecer cualquier movimiento que no tenga en cuenta la fe y la esperanza cristiana. La liberación que la Iglesia espera y proclama es una liberación que parte de la verdadera libertad del corazón del hombre, del pecado. Por eso tiene que esperar de un Dios que puede perdonar el pecado, la raíz de la liberación. La liberación que la Iglesia espera es una liberación cósmica. La Iglesia siente que es toda una naturaleza la que está gimiendo bajo el peso del pecado.
¡Qué hermosos cafetales, qué bellos cañales, qué lindas algodoneras, qué fincas, qué tierras, las que Dios nos ha dado! ¡Qué naturaleza más bella! Pero cuando la vemos gemir bajo la opresión, bajo la iniquidad, bajo la injusticia, bajo el atropello, entonces, duele a la Iglesia y espera una liberación que no sea sólo el bienestar material, sino que sea el poder de un Dios que librará de las manos pecadoras de los hombres una naturaleza que junto con los hombres redimidos va a cantar la felicidad en el Dios liberador.
 
ISAÍAS Y JUAN BAUTISTA
Qué hermoso canto de libertad el que hemos escuchado hoy en la primera lectura. El profeta Isaías se torna poeta para cantar esta liberación. "El desierto y el yermo se regocijarán. Se alegrarán el páramo y la estepa. ¿Quién puede cambiar un desierto en jardín? Sólo Dios. Florecerá como flor de narciso. Se alegrará. Tendrá la gloria del Líbano, la belleza del Carmelo y del Jarón". Dos bellezas de aquellos paisajes palestinos que se alejaron del desierto pero que Dios es capaz de plantar otra vez y hacer florecer en belleza la naturaleza. Son imágenes, que trasladadas al ambiente humano, se convierten según el profeta. "Fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes. Mirad, se despejarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán. Saltará como un ciervo el cojo. La lengua del mudo cantará. Volverán los rescatados del Señor". Es la liberación completa, es la que Cristo mismo le manda a decir a Juan Bautista: "Los ciegos ven. Decid a Juan Bautista lo que estáis viendo. Los muertos resucitan, se predica el evangelio a los pobres". ¿Qué,no son estas las señales de la venida del Mesías? ¿Por qué manda a preguntar el prisionero del Maqueronte? ¿Se ha vuelto pesimista? No, Juan Bautista quería confirmar en sus discípulos la fe en el Mesías. Y volvieron convencidos de que Cristo era el Dios que había venido ya a salvar al mundo pero con una liberación que ni Juan Bautista había concebido en toda su grandeza.
A mí me parece, según algunos intérpretes, que Juan Bautista encontró aquí una corrección a su predicación. Juan Bautista acentuaba mucho un carácter escatológico. Como un día del Señor que ya viene con ira a corregir a los pecadores. Era el profeta que sentía arder en sus entrañas la injusticia que veía a su alrededor, el atropello de tanta gente y sentía que Dios no puede tolerar estas situaciones injustas y así hacen decir: raza de víboras, ¿qué, no os dais cuenta que ya está puesta el hacha al tronco para hacer caer el árbol?
Y Cristo viene con más mansedumbre y Cristo a este profeta impaciente le manda a decir: Tened paciencia, como dice Santiago en su carta de hoy, la señal del Mesías es bondadosa. Él viene a salvar también lo que está perdido pero desde el ámbito de su conversión. Conviértanse. Como tú lo has predicado, yo también lo predico, pero predico una conversión que haga sentirse al pobre, no triunfalista, sino en verdadera pobreza que todo se apoya en Dios y que sienta frente al rico no un resentimiento ni un odio sino que sienta que tiene que convertir también al poderoso para que se haga pobre de espíritu y desde la pobreza que siempre tiene que existir en el mundo, porque desde allí lanza Dios su mensaje de conversión a todos los hombres. Poderosos y ricos tienen que deponer actitudes de orgullo, de autosuficiencia de poder y hacerse pobres de espíritu aun cuando tengan riquezas, no importa, pero que las sepan utilizar como mendigos de Dios y que sepan sentirse pobres frente a Nuestro Señor y hermanos de todos los pobres.
 
RESUMEN DEL PRIMER PENSAMIENTO
Ese es el mesianismo que Cristo anuncia y que la Iglesia sigue predicando. Por eso, hermanos, tiene que ser una salvación que sólo Dios puede dar. Los hombres pueden sembrar rencores, los hombres pueden poner armas en las manos de los débiles. Los hombres pueden dar leyes tremendamente represivas. Los hombres pueden atropellar con armas y con poder, pero, como nos dijo el diplomático que les he leído hoy, eso no trae la verdadera salvación y no sólo desde una perspectiva diplomática, sino desde el Evangelio, les estoy diciendo ahora, una salvación que la cristiandad, el mundo creyente en Cristo, espera tiene que venir sólo de Dios.
Por eso, en estos días de Adviento, hermanos, mucha oración. Ven Señor Jesús, o como le está clamando la Iglesia en su rezo al Rey que ha de venir: ¡Venid adorémosle! Lloved, oh cielos, como la lluvia espera la tierra reseca y de la tierra germina el brote de las nuevas cosechas así esperamos la venida del Redentor. Esto es, queridos hermanos, el primer pensamiento de estas lecturas de hoy. Sólo Dios puede salvarnos y en el corazón del hombre tiene que despertar una gran esperanza de que Dios nos va a salvar.
 
2º. DIOS SALVA EN LA HISTORIA DE CADA PUEBLO
Pero, segundo, la salvación de Dios se hace en la historia. Dice el Concilio: "En todo tiempo y en todo pueblo es grato a Dios quien teme y practica la justicia. Sin embargo, fue voluntad de Dios el santificar y salvar a los hombres no aisladamente, sin conexión alguna unos con otros, sino constituyendo un pueblo que le confesara en verdad y le sirviera santamente", y sigue describiendo: Ese pueblo fue Israel y por eso la historia de Israel no se parece a las historias de los otros pueblos, tiene una garantía muy suya, no hemos de confundir esto.
La historia de Israel es una historia teocrática, Dios la va escribiendo con sus profetas, con sus hombres, con sus hechos. Los hechos, los acontecimientos históricos de Israel, tienen un sentido profético. Lo que hace Dios con Israel quiere hacerlo con los demás pueblos. De la Biblia, de la historia sagrada, tienen que aprender los otros pueblos, es el paradigma de todas las historias. Por eso, esta primera lectura de hoy los salvadoreños la leemos y anhelamos que así como Judá se restaura volviendo del destierro de Babilonia y convirtiendo las calzadas del desierto en jardines; y Judá vuelve a florecer en santidad y justicia, purificados los pecados sociales, así volverá a El Salvador una salvación que espera la purificación de los pecados de nuestra historia, que espera la moderación de tantos abusos, que espera la elevación, de promoción de tantos marginados.
Dios quiere salvar en la historia, los salvadoreños nos salvaremos en nuestra historia nacional. No tenemos nosotros que copiar de otras historias, tenemos que ser autóctonos, conocer nuestras verdaderas causas del mal. Y como salvadoreños, todos, sin excepción, tienen el derecho y el deber de participar en el bien común de la patria. No es patrimonio de un solo partido, no es privilegio de unos cuantos ya que están en el poder o en las armas, es el derecho de todo salvadoreño que siente en su corazón el dolor de su patria y tiene que colaborar, encontrando cauces políticos para desarrollar su aportación personal cívica al bienestar de todo el país. Dios quiere salvar a El Salvador por sus salvadoreños, por sus políticos, por sus profesionales, por su gente del campo, por todo lo que se llama lo salvadoreño y todo aquello que ha venido a trabajar con lo salvadoreño.
 
3º. LA MISIÓN DE LA IGLESIA ES HACER QUE LA HISTORIA DE SU PUEBLO SEA HISTORIA DE SALVACIÓN
Por eso, hermanos, y este es mi tercer pensamiento, la Iglesia sirve en cada país para hacer de su propia historia una historia de salvación. La Iglesia no es extranjera en ningún país. Si es cierto que vienen agentes de pastoral, sacerdotes como el P. Malizon, italiano que muere en El Salvador, religiosas que dejan la ternura de sus hogares y de su patria para venir a trabajar con nosotros, esto significa la universalidad de este mensaje que santifica todos los pueblos. El "extranjero" que trabaja aquí en El Salvador es más salvadoreño que el salvadoreño que no respeta la idiosincrasia de los salvadoreños.
 
NUESTRA VOCACIÓN
La patria se construye sobre estos designios de Dios y la verdadera vocación de mi patria es ser una patria de salvación. La verdadera vocación de los salvadoreños está en que lleguemos un día a constituir ese reino de Dios, no sólo bautizados de nombre sino efectivamente cristianos, comprometidos a hacer de nuestros hogares, de nuestras haciendas, de nuestras fincas, de nuestros caminos, de nuestras leyes, toda una estructura de salvación, toda una estructura donde el salvadoreño se sienta verdaderamente realizado como cristiano, capaz de adorar con libertad a su Dios y con toda libertad proclamar la religión integral que Dios le manda proclamar. Reunirse en reuniones de reflexión de la palabra, sin temor a vigilancias o a malos informes. Amar a Dios reuniéndose en sus capillas sin que se sospeche que anda haciendo otra cosa. Esta es la libertad que la Iglesia predica. Y por eso decía aquel obispo húngaro: cuando el himno de mi patria ya no se pudo cantar en las calles de la ciudad, se pudo cantar en las Iglesias de mi patria. En las Iglesias siempre se cantará "orgullosos de hijos suyos podernos llamar" a nuestra patria, porque sentimos que la patria es esto, una historia donde Dios está realizando su gran trabajo de salvar a los que han tenido la dicha de nacer en este suelo. Que nadie sienta vergüenza de llamarse salvadoreño, que sintamos todos la satisfacción, el orgullo de vivir en una patria donde servimos al bien común sin temores, sin que se sospeche y desde nuestro servicio de bien común estamos labrándonos la felicidad de la salvación eterna.
 
LA PATRIA DEL ADVIENTO
Esta es la patria del Adviento, de la Navidad, la que Cristo nos manda ofrecer por medio de su Iglesia, a los que tienen en sus manos las riendas, los destinos, los poderes: económicos, sociales, políticos, para que construyan junto con un pueblo tan de buena voluntad, donde si es cierto que hay terrorismo y hay maldades, no será la culpa el no haberlo comprendido bien. Hermanos, esta es la tarea de la Iglesia en la historia de cada país. Hacer de cada historia de cada país una historia de salvación.

Esos son los tres pensamientos, pues, que como mensaje de este tercer domingo de Adviento, nos vamos a llevar para vivir la esperanza. Nadie sea pesimista, hermanos. Como Santiago apóstol les repito: tened paciencia. Pero no una paciencia que es conformismo, no una paciencia que adormece. Tened paciencia dice el Apóstol y trabajad vuestra propia perfección, promoveos, haced el bien, esperando que esta historia de nuestra Patria, en la medida en que la trabajemos, será verdaderamente, no la historia de Israel, que se copia aquí, sino la historia de Dios, que en Israel hizo maravillas, y que las quiere hacer aquí en El Salvador, con elementos propios de nuestros incomparables paisajes salvadoreños. Así sea.

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