Rosario de María, arma de paz y perdón: Súplica del
Papa en Pompeya
Nuestra
Señora del Rosario de Pompeya
21/03/2015 08:38
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(RV).-
Miles de fieles esperaban con gran alegría, este sábado, en el Santuario de
Pompeya, al Papa Francisco en la primera etapa de su Visita Pastoral que
luego le llevó a Nápoles. Después de detenerse en silencio orante a los pies de
la imagen de la Virgen María del Santo Rosario, Francisco pronunció una
‘Pequeña Súplica’, inspirada en la histórica oración, que el Beato Bartolo
Longo escribió en 1883:
«Virgen del Santo Rosario, Madre del
Redentor, mujer de nuestra tierra encumbrada por
encima de los cielos, humilde sierva del Señor, proclamada Reina del mundo,
desde lo profundo de nuestras miserias recurrimos a ti.Con confianza de hijos miramos tu rostro
dulcísimo.
Coronada
con doce estrellas, tú
nos llevas al misterio del Padre, tú resplandeces de Espíritu Santo, tú nos
donas a tu Niño divino, Jesús,
nuestra esperanza, única salvación del mundo. Brindándonos tu Rosario, tú nos
invitas a contemplar su rostro. Tú nos abres su corazón, abismo de alegría y de
dolor, de luz y de gloria, misterio del hijo de Dios, hecho hombre por
nosotros. A tus pies sobre las huellas de los Santos, nos sentimos familia de
Dios.
Madre y modelo de la Iglesia, tú eres
guía y sostén seguro. Haz que seamos un corazón solo y un alma sola, pueblo
fuerte en camino hacia la patria del cielo. Te entregamos nuestras miserias,
los tantos caminos del odio y de la sangre, las mil antiguas y nuevas pobrezas
y sobre todo nuestro pecado. A ti nos encomendamos, Madre de misericordia:
obtennos el perdón de Dios, ayúdanos
a construir un mundo según tu corazón de Madre.
Oh Rosario bendito de María, cadena dulce que nos
anuda a Dios, cadena de amor que nos hace hermanos, no
te dejaremos jamás. En nuestras manos serás arma de paz y de perdón, estrella de nuestro camino. Y nuestro beso a ti, en
nuestro último respiro, nos sumergirá en una ola de luz, en la visión de la
Madre amada y del Hijo divino, anhelo de alegría de nuestro corazón con el
Padre y el Espíritu Santo».
Luego,
en el atrio del Santuario, el Papa Francisco improvisó unas palabras, saludando
a los fieles, algunos de ellos habían pasado toda la noche en oración
esperándolo.
«¡Muchas
Gracias! Hemos rezado todos a la Virgen, para que los bendiga a todos, a ustedes, a mí a todo
el mundo. Tenemos necesidad de la Virgen, para
que nos custodie», dijo el Papa, renovando su invitación a rezar con él y
rezando un Ave María, con todos los fieles. Breve e intenso encuentro que
culminó con su Bendición y su ‘¡Hasta pronto!’
(CdM –
RV)
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