San David de Gales, obispo
En Menevia, en Cambria, san David, obispo, que, imitando los ejemplos y virtudes de los Padres orientales, fundó un monasterio, del que procedieron muchos monjes que evangelizaron Cambria, Irlanda, Cornualles y Armórica.
Obispo y Confesor, patrono de Gales. Se lo representa usualmente parado sobre una pequeña loma, con una paloma sobre su hombro. Desde tiempo inmemorial los Galeses han llevado un puerro en el día de San David, en memoria de una batalla contra los Sajones en la que se dice que usaron puerros en sus sombreros, por consejo de San David, para distinguirse de sus enemigos. Se lo conmemora el 1 de marzo.
La mención más temprana de San David se halla en un manuscrito del siglo décimo de los "Annales Cambriae", que señala su muerte en el 601 D.C. Muchos otros escritores, desde Geoffrey de Monmouth hasta el Padre Richard Stanton, sostienen que murió alrededor del 544, pero su opinión está basada únicamente en datos dados en varias "vidas" recientes de San David, y pareciera no haber buenas razones para descartar la definida aseveración de "Annales Cambriae", que es ahora generalmente aceptada.
Muy poco más, que pueda reclamar valor histórico, se conoce de San David. No es improbable la tradición sobre su nacimiento en Henvynyw (Vetus-Menevia) en Cardiganshire. Se distinguió en el Sínodo de Brevi (Llandewi Brefi en Cardiganshire), que se ha identificado con el importante asentamiento militar Romano, Loventium. Poco después, en 569, presidió otro Sínodo que tuvo lugar en un lugar llamado Lucus Victoriae.
Era él Obispo (probablemente no Arzobispo) de Menevia, el puerto Romano de Menapia en Pembrokeshire, conocido más tarde como San David, y en ese entonces el principal punto de embarque hacia Irlanda. San David fue canonizado por el Papa Calixto II en el año 1120.
Esto es todo lo que la historia conoce sobre el patrono de Gales. Su leyenda es, sin embargo, mucho más detallada y enteramente no confiable. La primera biografía que ha llegado hasta nosotros desde cerca de fines del siglo once, unos 500 años después de la muerte del santo, fue escrita por Rhygyfarch, un hijo del entonces Obispo de San David, siendo principalmente un tejido de invenciones intencionadas a sustentar la pretensión del episcopado Galés de ser independiente de Cantebury. Tanto Giraldus Cambriensis, como Guillermo de Malmesbury, Godofredo de Monmouth, Juan de Tinmouth y Juan Capgrave, simplemente copian y amplían sobre el trabajo de Rhygyfarch, mientras que el anónimo autor de la tardía vida Galesa impresa en Rees, "Santos Cambro-Británicos" (Cott. MS. Titus, D. XXII) nada añade de valor. De acuerdo con estos autores, San David era el hijo de Sant o Sandde ab Ceredig ab Cunnedda, Príncipe de Keretica (Cardiganshire) y según el decir de algunos, sobrino del Rey Arturo, aunque Godofredo de Monmouth llama a San David tío del Rey Arturo.
La madre del santo era Nonna, o Nonnita (llamada a veces Melaria), una hija de Gynyr de Caergawch. Ella era una monja que había sido violada por Sant. Treinta años antes había sido predicho a San Patricio por un ángel el nacimiento de San David. Éste ocurrió en "Vieja Menevia" alrededor del 454 D.C. El acontecimiento fue precedido y acompañado de prodigios, y para su bautismo en Porth Clais por San Elvis de Munster, "a quien la Divina Providencia trajo de Irlanda para tal ocasión", un hombre ciego fue curado por el agua bautismal. La educación temprana de San David fue recibida de San Illtyd en Caerworgorn (Lanwit major) en Glamorganshire.
Luego pasó diez años estudiando las Sagradas Escrituras en Witland, Carmarthenshire, bajo San Paulino (Pawl Hen), a quien él curó de su ceguera mediante la señal de la cruz. Al final de este período, San Pulino, advertido por un ángel, envió al joven santo a evangelizar a los Británicos. San David viajó por todo el Oeste, fundando o restaurando doce monasterios (entre los que acuden los grandes nombres de Glastonbury, Bath y Leominster), y finalmente se asentó en el Valle de Ross, donde él y sus monjes vivieron una vida de extrema austeridad.
Aquí ocurrieron las tentaciones de sus monjes por las obscenas travesuras de las sirvientas de la esposa del jefe local, Boia. Aquí también sus monjes trataron de envenenarlo, pero advertido San David por San Scuthyn, quien cruzó desde Irlanda en una noche sobre la espalda de un monstruo marino, bendijo el pan envenenado y lo comió sin daño alguno. De allí, con San Teilo y San Padarn partió hacia Jerusalén, donde fue hecho Obispo por el patriarca. También aquí San Dubric y San Daniel lo hallaron, cuando vinieron a llamarlo al Sínodo de Brevi "contra los Pelagianos".
San David fue persuadido con dificultad para acompañarlos; en el camino devolvió a la vida al hijo de una viuda, y en el sínodo predicó con tal volumen, desde la loma que milagrosamente surgió bajo sus pies, que todos podían oírlo y con tal elocuencia que todos los herejes quedaron confundidos. San Dubric renunció al "Arzobispado de Caerleon" y San David fue designado en su lugar. Uno de sus primeras acciones fue realizar en el año 569 otro sínodo más, denominado "Victoria" contra los Pelagianos, del cual los decretos fueron confirmados por el Papa. Con el permiso del Rey Arturo, trasladó su sede de Caerleon a Menevia, desde donde gobernó la Iglesia Británica por muchos años con gran santidad y sabiduría.
Murió a la edad de 147, en el día predicho por él mismo una semana antes. Se dice que su cuerpo fue trasladado a Glastonbury en el año 966.
Es imposible descubrir en esta historia cuánto, si algo, es cierto. Algo ha sido obviamente inventado por razones de controversia. Los doce monasterios, la tentación por las mujeres, el atentado contra su vida, totalmente sugieren una imitación de la vida de San Benito. Leyendas más descabelladas, tales como el viaje sobre el monstruo marino son lugares comunes en la hagiografía Celta. Sin duda, Rhygyfarch y sus imitadores coleccionaron muchas tradiciones que flotaban localmente, pero cuántas de éstas tenían algún fundamento histórico y cuánto era mera imaginación ya no es posible determinar.
"Annales Cambriae", ed. AB ITHEL en "Rolls Series" (Londres, 1860), 3-6; "Acta SS., Marzo 1, 38-47; "Buhez Santez Nonn" ed. SIONNET (París, 1837); CHALLONER, "Britannia Sancta" (Londres, 1745), I, 140-45; HOLE en "Dict. Christ. Biog." (Londres, 1877), I, 791-93; BRADLEY en "Dict. Nat. Biog.", s.v.: GIRALDUS CAMBRENSIS, "Opera", ed. BREWER en "Rolls Series" (Londres, 1863), III, 375-404; HADDON AND STUBBS, "Councils and Ecclesiastical documents relating to Great Britain and Ireland" (Oxford, 1869), I, 121, 143, 148; "Lives of the Cambro-British Saints", ed. REES (Llandovery, Wales, 1853), 102-44, 412-48; MONTALEMBERT, "Les moines d'Occident" (París, 1866), III, 48-55; NEDELEC, "Cambria Sacra" (Londres, 1879), 446-479; REES, "Essay on the Welsh Saints" (Londres, 1836), 43, 162, 191, 193; STANTON, "Menology of England and Wales" (Londres, 1887), 92-93, 203; WHARTON, "Anglia Sacra" (Londres, 1691), II, 628-53.
Oremos
Señor, luz de los fieles y pastor de las almas, tú que elegiste a San David de Gales obispo para que, en la Iglesia, apacentara tus ovejas con su palabra y las iluminara con su ejemplo, te pedimos que, por su intercesión, nos concedas perseverar en la fe que el nos enseñó con su palabra y seguir el camino nos mostró con su ejemplo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu hijo.
San Félix III
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San Félix III, papa
En la basílica de San Pablo de Roma, en la vía Ostiense, san Félix III (II), papa, que fue antepasado del papa san Gregorio Magno.
Según el Martirologio Romano, este Papa fue bisabuelo de san Gregorio Magno, quien cuenta que cuando su tía santa Tarsila se hallaba en el lecho de muerte, san Félix se le apareció y se la llevó al cielo. El Martirologio Romano le llama Félix III, debido a que el antiguo catálogo de los Papas incluía, por error, al anti-papa Félix con el nombre de san Félix II. Aunque el error ya fue subsanado, para evitar confusiones con hagiografías antiguas se sigue conservando la numeración.
Muy poco es lo que sabemos sobre la vida personal de este santo Pontífice. Era un romano valiente y discreto, como León I, y en la historia de la Iglesia su nombre está relacionado con los disturbios producidos por la herejía monofisita [es decir, la de los que afirmaban que hay en Cristo una sola naturaleza]. El año 482, el emperador Cerón publicó un documento conocido con el nombre de «Henotikon», redactado por Acacio, patriarca de Constantinopla, para aplacar a los monofisitas, pasando por alto las decisiones del Concilio de Calcedonia. Dos años más tarde, san Félix convocó un Concilio en Letrán y excomulgó a Acacio y a sus partidarios por haber traicionado la fe católica. San Félix es uno de los numerosos pontífices romanos que defendieron las decisiones de los concilios ecuménicos contra el poder secular, mientras la mayoría de los jerarcas orientales se plegaban cobardemente a los designios del emperador. Desgraciadamente, el cisma de Acacio duró treinta y cinco años y preparó el gran cisma de la Iglesia bizantina.
En el Occidente, Félix trabajó mucho por la revigorizacion de la iglesia de África, después de la larga persecución de los vándalos arrianos. Murió el año 492, poco antes de cumplir nueve de pontificado.
Duchesne, Líber Pontificalis, vol. I, pp. 252-253, y las obras de historia general de la Iglesia.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
San Rosendo de Dumio
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San Rosendo de Dumio, abad y obispo
En Celanova, de Galicia, en España, san Rosendo, que primero fue obispo de Dumio, trabajando en promover o instaurar la vida monástica en esta región, y después, tras renunciar a la función episcopal, tomó el hábito monacal en el monasterio de Celanova, que llegó a presidir como abad.
San Rosendo pertenecía a una noble familia de Galicia. Según Esteban de Celanova, su biógrafo, la madre se hallaba orando en la iglesia de San Salvador, en el Monte Córdoba, cuando recibió un aviso del cielo de que tendría un hijo. Rosendo era un joven serio y devoto. Cuando la sede de Dumium (actualmente Mondoñedo) quedó vacante, el pueblo le eligió obispo. En vano alegó el santo que sólo tenía dieciocho años y que era inepto para el cargo; el pueblo insistió, y Rosendo se vio obligado a aceptar. Su gobierno fue totalmente diferente del de su primo Sisnando, obispo de Compostela, quien descuidaba sus deberes y pasaba el tiempo en paseos y diversiones. la vida de Sisnando era tan escandalosa, que el rey Sancho le encarceló y pidió a Rosendo que tomase el gobierno de su diócesis; el santo tuvo que aceptar contra su voluntad. En una ocasión, hallándose ausente el rey Sancho, los normandos cayeron sobre Galicia y los moros invadieron Portugal. San Rosendo se puso al frente del ejército y al grito de «algunos ponen su confianza en los carros de guerra y otros en los caballos, pero nosotros invocamos el nombre del Señor» (Sal 19,8), rechazó a los normandos hasta sus naves y obligó a los moros a retirarse a sus territorios.
Después de la muerte del rey Sancho, ocurrida el año 967. Sisnando se evadió de la prisión y, en la noche de Navidad, atacó a Rosendo y le amenazó de muerte si no abandonaba la diócesis. El santo no opuso resistencia, y se retiró al monasterio de San Juan de Caveiro, que él mismo había fundado. Allí permaneció hasta que, en una visión, recibió la orden de ir a fundar otra abadía en el sitio que le sería mostrado. Para gran gozo suyo, fue conducido al valle de Villar, que pertenecía a sus antepasados. Se trataba de una tierra «en la que abundaban las fuentes y que se prestaba para el cultivo de flores, cereales y verduras, como también para los árboles frutales». Allí erigió, en el curso de ocho años, el monasterio de Celanova. Nombró superior a un santo monje llamado Franquila, y él mismo se puso bajo sus órdenes. Con la ayuda de su abad, construyó otros monasterios, a los que impuso la estricta observancia de la regla de San Benito. A la muerte de Franquila fue elegido abad. Su fama era tan grande, que los obispos y abades acudían en busca de su dirección y varios conventos se pusieron bajo su jurisdicción.
Su biógrafo habla de numerosos milagros: el santo curó a muchos epilépticos y endemoniados, devolvió la vista a varios ciegos y su intercesión obtuvo la restitución de bienes robados y la liberación de cautivos. El mismo Esteban de Celanova comienza su catálogo de milagros narrando una experiencia personal: «Siendo muy joven, mis padres me destinaron a los estudios literarios. Para escapar de las dificultades de la escuela, acostumbraba yo ir a esconderme en el bosque. Como me mostraba irreductible, a pesar de que me vigilaban muy de cerca, mi maestro fue, por divina inspiración, a la tumba de san Rosendo, encendió un cirio y rogó a Dios que, si realmente me había escogido para la vida religiosa, me atase con los lazos de la virtud y abriera mi inteligencia al estudio. Según me decía con frecuencia mi maestro, a partir de ese momento empecé a ser más dócil y, no mucho después, tomé el hábito religioso en el mismo monasterio». San Rosendo fue canonizado en 1195 o 96.
De todos modos, no es del todo seguro que el monje Esteban haya escrito realmente la biografía que se le atribuye; en todo caso, vivió dos siglos después de San Rosendo. Casi todos los documentos y milagros publicados por los bolandistas en Acta Sanctorum, son posteriores a la muerte del santo. Es muy oscura la relación de san Rosendo con las diócesis de Dumium y Compostela, y es muy difícil determinar si no se había retirado ya a Celanova antes de que el rey le llamara a gobernar la sede de su primo.
Ver A. López y Carballeira, san Rosendo (1909); y Gams, Kirchengeschichte Spaniens, vol. II, pte. 2, pp. 405-406. En la obra de Antonio de Yepes, Crónica General de la Orden de San Benito, vol. V, pp. 14-16, se hallará una traducción de las bulas de beatificación y canonización. El Año Cristiano de Fray Justo Pérez de Urgel (5 vols., 1933-1935) es una obra útil por lo que se refiere a los santos españoles, pero no es, ni pretende ser un trabajo de crítica.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Beato Cristóbal de Milán
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Beato Cristóbal de Milán, religioso presbítero
En Taggia, en la Liguria, conmemoración del beato Cristóbal de Milán, presbítero de la Orden de Predicadores, entregado al culto de Dios y a la doctrina sagrada.
Se llama al beato Cristóbal «el apóstol de Liguria», por el éxito con que envangelizó esa región de Italia. Cristóbal tomó el hábito de Santo Domingo a principios del siglo XV. Después de su ordenación, su fama de predicador se propagó rápidamente. Sus biógrafos hacen notar que los sermones del beato, que obraban grandes conversiones y mejoraban las costumbres del pueblo, se basaban siempre en la Biblia, los escritos de los Padres y la teología de Santo Tomás. Por su parte, el beato Cristóbal clamaba contra los predicadores que lanzaban ideas nuevas con el objeto de ganar popularidad y estar a la moda, en vez de comentar el Evangelio. Con verdadero espíritu misionero, Cristóbal recorría incansablemente los sitios más peligrosos y difíciles de la región para salvar almas. Los habitantes de Taggia, donde su predicción había tenido particular éxito, construyeron en su honor una iglesia y un monasterio, del que el beato fue nombrado prior.
Dios le había concedido el don de profecía. Cierta vez, al ver bailar en la plaza a los habitantes de Castellano, exclamó el beato: «Vosotros no pensáis ahora más que en bailar, pero el día de la ruina está muy cerca y vuestra alegría se tornará en dolor». La profecía se cumplió pocos años más tarde, pues la peste mató a casi todos los habitantes de la población. El beato predijo también la destrucción de Trioria por los ejércitos franceses y anunció a los habitantes de Taggia que deberían huir sin ser perseguidos y que el río se desbordaría y acabaría con los huertos. Dichas profecías se cumplieron hasta en sus menores detalles. El beato se hallaba predicando la cuaresma en Pigna, cuando le sorprendió su última enfermedad. Pidió que le transportasen a Taggia y expiró en su amada ciudad. Su culto fue confirmado en 1875.
Mortier, Histoire des maitres Généraux D.P., vol. IV, pp. 371.372 y 648; Procter, Lives 01 Dominican Saints, p. 56; Taurisano, Catalogas Hagiographicus OP., pp. 44-45.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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