domingo, 30 de octubre de 2016

San Gerardo de Potenza, obispo - Beata Bienvenida Boiani, virgen (30 de octubre)

San Gerardo de Potenza, obispo

fecha: 30 de octubre
†: 1122 - país: Italia
otras formas del nombre: Gerardo La Porta
canonización: 
C: Calixto II 1123
hagiografía: Santi e Beati

Elogio: En Potenza, ciudad de la Lucania, san Gerardo, obispo.

Era Gerardo nativo de Piacenza pero, trasladado a Potenza, fue elegido obispo por sus virtudes y sus actividades taumatúrgicas. Murió después de sólo ocho años de episcopado, y su sucesor, Manfredo, escribió una «Vita» -quizás demasiado abiertamente panegiristica- y, sobre todo, consiguió una canonización «viva voce» (es decir, no escrita) por el papa Calixto II (1119-24), a sólo un año de la muerte del santo.
San Gerardo, patrono de la ciudad y la arquidiócesis de Potenza, natural de Piacenza, descendiente de la noble e ilustre familia La Porta, fue obispo de la ciudad desde 1111 hasta 1119. Fue un hombre de cultura y piedad sólida; después de haber pasado su juventud en su patria, se dirigió al sur de Italia, como muchos otros espíritus nobles de su tiempo, que buscaban o la soledad o estar más cerca de los puntos de partida de los cruzados.
Vuelto a Potenza, Gerardo vio abrirse ante él un vasto campo de apostolado, especialmente entre los jóvenes. Abrió los tesoros de su cultura y su bondad gratuitamente a todos, lo que atrajo la simpatía de todo el pueblo, por lo que a la muerte del obispo de la ciudad, el clero y el pueblo lo eligieron como su nuevo pastor. Fue consagrado obispo en Acerenza. La dignidad alcanzada no cambió la austeridad de su vida, ni la simplicidad de sus costumbres. Manfredo describe así este período de su vida: «Honrado por la gloria episcopal, parecía más humilde, más manso, más piadoso, más benigno, más diligente en el ejercicio de las virtudes. Era tan sobrio que más bien parecía un monje».
El Señor se complace en hacer brillar la santidad de su siervo incluso en vida, con señales milagrosas, como cambiar el agua en vino. Sólo un año después de su muerte, el Papa Calixto II proclama la santidad. Los huesos de San Gerardo descansan bajo el altar dedicado a él en la Iglesia Catedral de Potenza. Además de la celebración el 30 de octubre, en Potenza se conmemora también el 30 de mayo, en memoria del traslado de sus huesos, hecho por el obispo Oberto en 1250.
Traducido para ETF de un artículo original de Canio Riccardo Topazio en Santi e Beati. La cronología del santo referida a su muerte y canonización, no parece del todo segura, los bolandistas discuten la cuestión en Acta Sactorum, oct. XIII, pág 464 y sig. y llegan a la conclusión que no se puede situar la muerte antes de 1122, ni la canonización antes de 1123. En los datos del santo he optado por esta secuencia, porque también es la posición que tomó el nuevo Martirologio Romano (que inscribe su muerte en 1122), pero en la hagiografía he dejado la opinión del autor original, que la sitúa en 1119, como es habitual.
fuente: Santi e Beati
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.orgindex.php?idu=sn_3959





Beata Bienvenida Boiani, virgen

fecha: 30 de octubre
n.: 1254 - †: 1292 - país: Italia
otras formas del nombre: Benvenuta Bojani
canonización: 
Conf. Culto: Clemente XIV 6 feb 1763
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

Elogio: En Cividale di Friuli, en el territorio de Venecia, beata Bienvenida Boiani, virgen, hermana de la Penitencia de santo Domingo, que pasó toda su vida entregada a la oración y a la austeridad.

Se ha dicho que la vida de Bienvenida Bojani fue «un poema de alabanza a la Santísima Virgen, un himno de luz, de pureza y de alegría, cantado, más bien que vivido, en honor de Nuestra Señora». Ese himno comenzó con el nacimiento de la beata, en Cividale, población del Friuli, en 1254. Tenía seis hermanas, mayores que ella. Naturalmente, el padre de Bienvenida quería que el séptimo de sus vástagos fuese hombre y se cuenta que, al saber que también había sido mujer, exclamó resignado: «¡Perfectamente; que sea bienvenida!» Por ello se dio ese nombre a la niña. Desde muy pequeña se distinguió por la devoción a María; acostumbraba repetir muchas veces diarias la primera parte del Avemaría, como se usaba entonces, y acompañaba cada invocación con una genuflexión profunda, según lo había visto hacer a los dominicos en la iglesia. A igual que la beata Magdalena Panattieri, a quien se conmemora el 13 de este mes, Bienvenida tuvo la dicha de pertenecer a una familia en la que todos eran tan piadosos como ella y aprobaban sus prácticas de devoción. Cuando la joven comunicó a sus padres que quería consagrar a Dios su virginidad y hacerse terciaria de Santo Domingo, éstos no le pusieron ninguna objeción.
Pero, a diferencia de la beata Magdalena, Bienvenida no tomó parte en la vida pública de su ciudad natal, sino que se dedicó a cultivar más bien el aspecto contemplativo que el activo del espíritu dominicano. Movida de un gran deseo de hacer penitencia, se imponía las más grandes austeridades. En ocasiones se disciplinaba tres veces cada noche. Cuando tenía apenas doce años, se ató alrededor de la cintura «la cuerda de Santo Tomás» tan estrechamente, que se le encajó en la carne. El sufrimiento que ello le producía se hizo intolerable. Parecía que. no había manera de evitar una operación quirúrgica para arrancarle la cuerda, pero un día ésta se desprendió milagrosamente por sí sola, mientras la niña hacía oración. Bienvenida comunicó ese milagro a su confesor, Fray Conrado, quien le mandó que mitigase sus penitencias y le prohibió que las hiciese sin consultarle. Durante cinco años, la beata sufrió de varias enfermedades, de suerte que apenas podía salir de su recámara. El demonio aprovechó ese período para tentarla violentamente con la desesperación y otras cosas; pero el peor sufrimiento de Bienvenida era no poder asistir a misa y a las Completas, durante las cuales se cantaba la «Salve Regina», excepto cuando la llevaban en vilo a la iglesia. Dios le devolvió la salud mediante un milagro público el día de la fiesta de la Anunciación, precisamente cuando Bienvenida acababa de prometer que haría una peregrinación al santuario de Santo Domingo si recobraba la salud. Su hermana María y su hermano menor la acompañaron en esa peregrinación.
Dios premió con numerosas gracias, visiones y éxtasis la paciencia con que la joven había soportado la enfermedad y las tentaciones. Se cuenta que, siendo todavía joven, Bienvenida fue un día a la iglesia, poco después de la muerte de su madre. Allí encontró a un niño, a quien dijo: «¿Tú tienes mamá?» El niño respondió que sí. «Yo ya no tengo -replicó Bienvenida-; pero, como tú si tienes, tal vez te ha enseñado a decir el Avemaría». El niño respondió: «Yo la sé de memoria. ¿Y tú?» «Yo también la sé», contestó la joven. «Dímela», le rogó el niño. Bienvenida empezó a recitar el Avemaría en latín. Cuando llegó a la palabra «Jesús», el niño le dijo: «Yo soy Jesús» y desapareció. Aunque la alegría y la confianza fueron las virtudes características de Bienvenida, el demonio no dejó de tratar de inducirla a la desesperación y la infidelidad en su lecho de muerte. La beata triunfó de esas tentaciones y murió apaciblemennte el 30 de octubre de 1292. Su culto fue aprobado en 1765. Se ha perdido memoria del sitio en que fue sepultada en Cividale.
Según se dice en el completísimo artículo de Acta Sanctorum, oct., vol. XIII, la biografía latina, que data de poco después de la muerte de la beata, fue traducida al italiano en 1589. Dicha biografía se aprovechó mucho en el proceso de la confirmación oficial del culto; los bolandistas reproducen íntegramente el texto latino. Véase M. C. de Ganay, Les Bienheureuses Dominicaines (1913), pp. 91-108; y Procter, Lives of Dorninican Saínts, pp. 302-306.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.orgindex.php?idu=sn_3960

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