sábado, 29 de octubre de 2016

San Honorato de Vercelli, obispo - San Zenobio, presbítero y mártir (29 de octubre)

San Honorato de Vercelli, obispo

fecha: 29 de octubre
†: s. IV/ V - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: Santi e Beati

Elogio: En Vercelli, en la Liguria, san Honorato, obispo, el cual, discípulo de san Eusebio en el monasterio y compañero suyo también en la cárcel, sucedió a su maestro en la sede, para seguir enseñando la doctrina verdadera, y a la hora de la muerte mereció dar el viático al obispo san Ambrosio..

Un especial vínculo une, en la figura del obispo Honorato, a la Iglesia de Vercelli con la de Milán, ya que fue él quien administró los sacramentos a san Ambrosio en su lecho de muerte, así como el gran obispo de Milán había apoyado la propuesta de que fuera Honorato el sucesor del obispo Limenio en la cátedra de Vercelli. Pues a la muerte de éste la Iglesia de Vercelli estaba dividida por desacuerdos en la elección del sucesor, y esas desaveniencias venían agravadas por la predicación de dos sacerdotes milaneses que se oponían a la reforma que había intentado implantar Limenio, siguiendo a san Eusebio de Vercelli en temas de discuiplina ascética y celibato de los sacerdotes. El problema se resolvió gracias a la intervención de Ambrosio, primero con una carta, que fue su última obra, y luego personalmente, en el 396, consagrando obispo a Honorato, que ya era un miembro respetado del monasterio de Eusebio.
De la acción pastoral del santo es testimonio un poema grabado en la lápida de su tumba, situada en la catedral de la ciudad junto a las de Eusebio y Limenio. En el texto Honorato es descripto como un digno discípulo de Eusebio, el maestro, con quien había compartido el dolor del exilio y la prisión como predicador de la Iglesia ortodoxa y de la doctrina católica, contra la influencia, aun presente, de los arrianos. Su episcopado duró unos veinte años y puso fin un 29 de octubre, aunque no sabemos exactamente de qué año. Sus reliquias descansan en un altar lateral de la Catedral de Vercelli. La iconografía del santo, además del aspecto típico de un santo obispo de edad avanzada, tiene como carácter específico presentarlo junto a Ambrosio moribundo.
Traducido para ETF de un artículo de Damiano Pomi.
fuente: Santi e Beati
accedida 1022 veces
ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.orgindex.php?idu=sn_3944


San Zenobio, presbítero y mártir

fecha: 29 de octubre
†: s. IV - país: Líbano
otras formas del nombre: Cenobio de Tiro
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

Elogio: En Sidón, de Fenicia, san Zenobio, presbítero, que durante la durísima persecución bajo el emperador Diocleciano animó a otros al martirio, y finalmente también él fue coronado con la muerte.

Los hechos que leeremos en la narración de Eusebio de Cesarea ocurrieron en el año 304, en la ciudad de Tiro; de ellos el propio Eusebio fue testigo, y lo cuenta de primera mano. Sin embargo, esta persecución, en conjunto, duró varios años, y tenemos mártires vinculados a los mismos hechos desde el 304 hasta el 311.

-El primer grupo es el de los cinco mártires de Tiro, celebrados el 20 de febrero, martirio que ocurrió el 304.
-El mismo 20 de febrero, pero por entrada aparte, al corresponder a un martirio del año 311, celebramos a san Tiranión de Tiro. Tiranión había presenciado los martirios del 304 y alentado a los mártires, pero recién seis años después le tomaron preso y le condujeron, junto con san Zenobio de Tiro, a Antioquía de Siria, y tras hacerle sufrir crueles torturas, fue arrojado al río Orontes.
-A san Zenobio de Tiro, médico y sacerdote de la ciudad de Sidón, lo celebramos el 29 de octubre. Él padeció las torturas junto con Tiranión, pero murió en el potro.
-Durante el reinado de Maximino, san Silvano, obispo de Emesa de Fenicia fue devorado por las fieras en su propia ciudad, hacia el 310, y lo celebramos el 6 de febrero.
-En fecha desconocida, pero que celebramos el 4 de mayo, san Silvano, obispo de Gaza, fue condenado a trabajar en las minas de Fennes, cerca de Petra, en Arabia y más tarde fue decapitado allí, con otros treinta y nueve compañeros.
-Posiblemente pertenezcan al mismo conjunto (pero les hemos puesto noticia aparte) los sacerdotes egipcios Peleo, Nilo y sus compañeros, que muerieron en Palestina en el 310, y celebramos el 19 de septiembre.
Eusebio narra en los siguientes términos el martirio que presenció:
Varios cristianos egipcios que se habían establecido en Palestina y otros en Tiro, dieron pruebas de su paciencia y de su constancia en la fe. Después de haber sido golpeados innumerables veces, cosa que soportaron con gran paciencia, fueron arrojados a los leopardos, osos salvajes, jabalíes y toros. Yo estaba presente cuando esas bestias, sedientas de sangre humana, hicieron su aparición en la arena; pero, en vez de devorar o destrozar a los mártires, se mantuvieron a distancia de ellos, sin tocarles, y se volvieron en cambio contra los domadores y cuantos se hallaban cerca; sólo respetaron a los soldados de Cristo, a pesar de que éstos obedeciendo a las órdenes recibidas, agitaban los brazos para provocar a las fieras. Algunas veces, éstas se lanzaron sobre ellos con su habitual ferocidad, pero volvían siempre atrás, como movidas por una fuerza sobrenatural. El hecho se repitió varias veces, con gran admiración de los espectadores. Los verdugos reemplazaron dos veces a las fieras, pero fue en vano. Los mártires permanecían impasibles.
Entre ellos se hallaba un joven de menos de veinte años, que no se movía de su sitio y conservaba una serenidad absoluta; con los ojos elevados al cielo y los brazos en cruz, en tanto que los osos y los leopardos con las fauces abiertas amenazaban con devorarle de un momento a otro; sólo por un milagro de Dios se explica que no le tocasen. Otros mártires se hallaban expuestos a los ataques de un toro furioso, que ya había herido y golpeado a varios domadores, y dejándolos medio muertos; pero el toro no atacó a los mártires; aunque parecía que iba a lanzarse sobre ellos: sus pezuñas rascaban furiosamente el suelo y agitaba la cornamenta en todas direcciones, pero sin llegar a embestir a los mártires, a pesar de que los verdugos lo incitaban con capas rojas. Después de varios intentos inútiles con diferentes fieras, los santos fueron finalmente decapitados y sus cuerpos arrojados al mar. Otros que se negaron a ofrecer sacrificios a los dioses, murieron apaleados, quemados y también ejecutados en distintas formas.»
Eusebio, Hist. Eccles., vol. VIII, cap. 13, es la mejor de las autoridades a este respecto, pero el Acta Sanctorum y el Oriens Christianus de Le Quien, proporcionan otros datos, discusiones y detalles geográficos.

fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
accedida 550 veces
ingreso o última modificación relevante: ant 2012

Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.orgindex.php?idu=sn_3945

No hay comentarios:

Publicar un comentario