La nueva invasión musulmana de España (y II), el desembarco
económico
El
auge de la influencia islámica en España en los últimos tiempos se mide tanto
por la multitud de empresas árabes como los inversores musulmanes que se han
ido infiltrando, en clubs de futbol, complejos hoteleros o mezquitas -ya hay
casi 1.500-.
A pesar de la crisis del sector del ladrillo -o probablemente
gracias a ello- las grandes compañías árabes han encontrado en España un lugar
idóneo para invertir en la construcción. En los últimos años multitud de
empresas arraigadas en el Golfo Pérsico y Oriente Medio han echado sus redes en
nuestro país.
Edificios emblemáticos de Madrid y Barcelona, por no hablar de
la costa del Sol, son ya propiedad de grupos de inversión árabes. La Torre Cepsa (ahora en manos de
Amancio Ortega desde el pasado mes de septiembre) y el estadio
Santiago Bernabéu, en Madrid, y el Hotel W (hotel Vela) en Barcelona han sido
objeto de sus inversiones.
En la capital catalana el fondo Qatari Diar, propietario también de
Marina Tarraco, el complejo de ocio y yates de lujo de Tarragona, compró por 200 millones de euros
este célebre hotel.
Lo que ya no resulta ninguna sorpresa, claro, es la hegemonía
árabe en la costa del Sol, gracias a los petrodólares. En plena Milla de Oro
marbellí -a unos metros de la mezquita del Rey
Fahd– se encuentra el único hotel, el Alanda, con distintivo halal de España que
ofrece un servicio específico de alimentos acordes a la ortodoxia musulmana.
En esta misma ciudad destaca la empresa Marbella Leisureland Investments,
perteneciente a un grupo inversor árabe que levantará un importante complejo
hotelero para rehabilitar el antiguo Hotel Don Miguel (pasará a llamarse Magna Palace Hotel).
El escudo del Real Madrid, sin cruz
Es más que probable que el edificio más conocido de Madrid para
los extranjeros sea el estadio Santiago Bernabéu. Por ello está de enhorabuena el
fondo de inversión Abu Dabi Ipic, también propietario de Cepsa, que tras
firmar en 2013 con Bankia la operación por la que la petrolera ha ocupado el
rascacielos de la entidad en Madrid como sede, (alquiler por cuatro años con
derecho a compra), patrocinará el santuario madridista.
De esta forma el estadio Santiago Bernabéu pasará a llamarse Bernabéu Ipic o Bernabéu Cepsa a cambio de financiar las obras de
remodelación del estadio, inversión estimada en 400 millones de euros.
En 2011 el fondo International Petroleum Investment Company
(IPIC), propiedad al 100% del Emirato de Abu Dabi, llegó a un acuerdo para
comprar el 100% de la petrolera Cepsa, segunda compañía española de su sector
Hay que recordar que en 2011 el fondo International Petroleum Investment
Company (IPIC),
propiedad al 100% del gobierno del Emirato de Abu Dabi, llegó a un acuerdo para
comprar el 100% de la petrolera Cepsa, segunda compañía española de su sector.
Un negocio redondo, dirán algunos, aunque el precio haya sido el
de vender el
alma -el nombre del presidente más importante de la historia madridista- al
diablo.
Claro que Florentino Pérez estuvo dispuesto a retirar la cruz
del escudo del Real Madrid -aunque luego rectificó- de las tarjetas de crédito del Banco
Nacional de Abu Dabi, aunque esa es otra historia.
La alargada mano de Arabia Saudí
Y es que el poderío económico de sello islámico también ha
penetrado en el deporte. Hace tiempo que el aficionado al fútbol contempla con
curiosidad la irrupción de las grandes compañías orientales. Si uno de los
grandes patrocinadores de la liga española es Turkish
airlines, el principal sponsor del FC Barcelona es Qatar
Airways, marca que luce -a cambio de 35 millones por temporada-
tanto en las camisetas de los Messi, Iniesta y compañía como en las gradas del
Camp Nou.
Lo mismo sucede con el Real Madrid, que también tiene patrocinio made in Arabia. Se trata de Fly Emirates, la competencia de la compañía aérea
qatarí, que hasta en eso rivalizan blancos y azulgranas. El
club de la Castellana firmó en 2013 un acuerdo con la firma árabe a cambio de
150 millones de euros a percibir en cinco años.
Por
supuesto, las inyecciones económicas procedentes de países de mayoría musulmana
también se destinan a la construcción de mezquitas.
En
España hay 1.427 templos islámicos y detrás de la mayoría de ellos -tal y
como sucede en otros países europeos- está la mano de Arabia Saudí.
Pero el pionero en extender la influencia musulmana en en
nuestro país fue el rey Hassan
IIde Marruecos, que en 1996 se implicó en la construcción de la
Mezquita Mayor de Granada hasta el punto de que funcionarios del ministerio de
Asuntos Islámicos marroquí viajaron a la ciudad andaluza para colocar la quibla (dirección hacia La Meca que siguen
los musulmanes para rezar), según recoge Ignacio Cembrero en La España de Alá.
El peligro salafista en Cataluña
En realidad la transparencia mostrada por Marruecos no es ni
mucho menos la norma habitual, ya que cuando se financia la construcción de
mezquitas en suelo español la opacidad suele ser la moneda común.
Se trata, desde luego, de algo más que una impresión. En 16 de
mayo de 2011 el general Sanz
Roldán, director del Centro
Nacional de Inteligencia, envió un documento secreto a tres
ministros transmitiéndoles cierto alarmismo por la financiación que brindan a
los musulmanes en suelo español Kuwait, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Libiam
Marruecos yArabia Saudí. Esta última ya ha construido tres grandes mezquitas y
planea una cuarta en Canarias.
En las mezquitas de Reus y Torredembarra (Tarragona) “se
fomenta la separación y el odio hacia los colectivos no musulmanes”,
según los servicios de inteligencia españoles
Hay que tener en cuenta que tras Arabia Saudí y su Liga del Mundo Islámico, la más
generosa de las monarquías árabes es Kuwait. La monarquía del golfo pérsico ha
financiado a través de la Sociedad
para el Renacer de la Herencia Islámica (RIHS en inglés) la construcción de
las mezquitas de Reus y Torredembarra (Tarragona).
Según el CNI en estas mezquitas “se difunde una interpretación
religiosa contraria a la integración en la sociedad española, fomentando la
separación y el odio hacia los colectivos no musulmanes”.
Los
servicios de inteligencia españoles subrayan que son templos en manos de grupos
salafistas, quizá el movimiento islámico que más teme el ministerio del
Interior (movimiento político-religioso sunnita que reivindica el retorno a los
orígenes del islam como base para extender la ideología de Arabia Saudí y
Qatar). Y temido, también, fuera de nuestras fronteras: Estados Unidos incluyó
en 2008 a la RIHS kuwaití en la lista de fundaciones que han sufragado a Al Qaeda y sus filiales.
Qatar, por su parte, financia a la Liga Islámica para el Diálogo
y la Convivencia, la rama en España de los Hermanos Musulmanes de Siria, es
decir, los rebeldes que se alzaron en armas contra el presidente el Asad en
Siria. Este grupo controla en Barcelona el
Centre Cultural Islàmic Català, a cuyas obras de remodelación el emirato qatarí
aportó 300.000 euros.
Un millón de dólares para abrir una mezquita en Sevilla
Tras Cataluña (más de medio millón), la segunda región española
con más musulmanes es Andalucía (algo más de 300.000). Allí los conversos al
islam de la comunidad Al Morabitum han recibido los favores de las autoridades
de Sharjah, uno de los siete Estados integrados en los Emiratos Árabes Unidos.
Desde hace años la comunidad musulmana en Sevilla persigue la
construcción de una gran mezquita. En 2015 el viceprimer ministro de Malasia, Tan Sri Muhyiddin Yassin,
entregó al español Ibrahim
Hernández, vicepresidente de la la Fundación Mezquita Sevilla, un talón de un millón de dólares para abrir una mezquita
en la capital andaluza
La gran mayoría de las mezquitas que hay en España son pequeños
oratorios, por lo que cabe interpretar el gesto del malasio Muhyiddin Yassin
como la pretensión de que las mezquitas sean cada vez más grandes. Esto último
se hace muy probablemente con el objetivo de concentrar a la población
musulmana en la ciudad, algo que facilita la propagación de cualquier tipo de
consignas.
Austria combate la islamización regada con dinero del exterior
prohibiendo cualquier financiación de las comunidades religiosas y de los
imanes que no sea a través de sus fieles
Quizá el signo que mejor representa el poder marroquí en España
es la mezquita que tienen previsto abrir dentro del nuevo consulado de
Marruecos en Algeciras, del que dependen la mayoría de los inmigrantes
marroquíes en Andalucía.
En
esta expansión del islam en la Península Ibérica también jugó un papel
importante la Libia de Muamar el Gadafi. La
Junta Islámica española recibió hace años transferencias de organismos libios
controlados por el dictador. Según
el CNI, el fundador de la Junta, Mansour Escudero, mantenía una relación
personal con el propio Gadafi.
Por otro lado, otras mezquitas en España dependen de capital
saudí y representan la punta de lanza del llamado wahabismo o rigorismo islámico. Son la
de la M-30 de Madrid, Marbella y Málaga.
El referente de la propagación islamista internacional es la
Liga del Mundo Islámico, una internacional islamista de origen saudí que
difunde la doctrina wahabista y es titular de la mezquita madrileña.
Contrasta la tolerancia de las autoridades españoles ante la
invasión económica musulmana, con la de otros países, que han sido capaces de
plantarse.
Es el caso de Austria. Su parlamento aprobó el 25 de febrero de 2015 prohibir
cualquier financiación de las comunidades religiosas y de los imanes que no sea
a través de sus fieles. El
objetivo del gobierno era acabar con la intromisión de Turquía a través de las
ayudas facilitadas por la dirección de asuntos religiosos turca, Diyanet, a
imanes y comunidades afines al AKIP, el partido islamista moderado del
presidente Erdogan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario