San Florencio de Estrasburgo, obispo
fecha: 7 de noviembre
†: c. 693 - país: Francia
canonización: pre-congregación
hagiografía: Abel Della Costa
†: c. 693 - país: Francia
canonización: pre-congregación
hagiografía: Abel Della Costa
Elogio: En Estrasburgo, de Burgundia, conmemoración de san Florencio, obispo,
sucesor de san Arbogasto.
Patronazgos: protector contra las piedras
vesiculares y las hernias.

La leyenda dice que san Florencio era un
irlandés que se estableció en Alsacia (donde se le venera como mártir), en una
ermita situada en un valle de las colinas del Ringelberg. Solía salir de allí a
evangelizar a las gentes de los alrededores. Como hubiese sanado a la hija del
rey Dagoberto, que era sordomuda, el monarca le ayudó a fundar un monasterio en
Haslach. El santo fue nombrado obispo de Estasburgo hacia el año 678, y muchos
monjes irlandeses fueron entonces a establecerse en su diócesis. Para ellos
construyó un monasterio dedicado a Santo Tomás Apóstol, en las afueras de la
ciudad. Dicho monasterio, que estuvo gobernado mucho tiempo por irlandeses, se
convirtió más tarde en capítulo colegial de canónigos.
Sin embargo, es imposible determinar con
exactitud la fecha de muerte del santo, que es probable que haya ocurrido a
fines del siglo VII o inicios del VIII, pero si se acepta que su sucesor fue
Ansoaldo (que asistió al Concilio de París del 614), debe adelantarse la muerte
a fin del VI o inicios del VII. Como se ve, el arco es muy amplio. Los
monasterios de Santo Tomás y de Niederhaslach afirmaban, cada uno, poseer sus
reliquias.
La biografía de san Florencio, que data
del siglo XII, puede verse en Acta Sanctorum, nov. vol. III; allí se discuten
en detalle las dificultades que plantea dicha obra, que carece de valor
histórico. Véase también Duchesne, Fastes Episcopaux, vol. III, p. 171 y a M.
Barth, Der. hl. Florentius von Strassburg (1952).
Los principales datos y la bibliografía han sido tomados de la noticia del Butler_Guinea, tomo IV, pág. 285, pero complementada con el artículo de Jacques Choux en Enciclopedia dei Santi.
Los principales datos y la bibliografía han sido tomados de la noticia del Butler_Guinea, tomo IV, pág. 285, pero complementada con el artículo de Jacques Choux en Enciclopedia dei Santi.
Abel Della Costa
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El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
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que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
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San Wilibordo de Utrecht, abad y obispo
fecha: 7 de noviembre
n.: c. 658 - †: 739 - país: Luxemburgo
otras formas del nombre: Willibrordo, Wilibrordo
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
n.: c. 658 - †: 739 - país: Luxemburgo
otras formas del nombre: Willibrordo, Wilibrordo
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: En Echternach, de Austrasia, sepultura de san Wilibordo, inglés de
nacimiento, que ordenado obispo de Utrecht por el papa san Sergio I, predicó el
Evangelio en Frisia y en Dinamarca, y fundó sedes episcopales y monasterios
hasta que, agobiado de trabajo y gastado por la edad, se durmió en el Señor
dentro de los muros de un monasterio por él levantado.
Patronazgos: patrono de los Países Bajos y Luxemburgo; protector contra las
convulsiones y la epilepsia.
refieren a este santo: San Adalberto de
Egmond, Santa Amalberga, San Bonifacio de
Maguncia, San Egberto, Santos Ewaldo el
Negro y Ewaldo el Blanco, Santa Irmina, San Sergio I, San Suitberto de
Kaiserswerth, San Wilehado de
Bremen

San Wilibrordo nació en Nortumbría en el
658. Antes de cumplir los siete años, sus padres le enviaron al monasterio de
Ripon, gobernado entonces por san Wilfrido.
A los veinte años, Wilibrordo emigró a Irlanda, donde se reunió con san Egberto y san Wigberto,
quienes habían ido a estudiar en las escuelas conventuales de dicho país, en
busca de una vida monacal más perfecta. Con ellos estudió san Wilibrordo
durante siete años las ciencias sagradas. San Egberto tenía la intención de
trasladarse al norte de Alemania para predicar el Evangelio, pero no pudo
realizar su proyecto. Su compañero, san Wigberto, volvió a Irlanda al cabo de
dos años de evangelizar sin éxito alguno. Entonces san Wilibrordo, quien tenía
treinta y un años y acababa de recibir la ordenación sacerdotal, pidió a sus superiores
que le enviasen a esa misión tan ardua y peligrosa. Sus superiores accedieron,
y Wilibrordo partió con otros once monjes ingleses, entre los que se contaba
san Wigberto.
El año 690, desembarcaron en la
desembocadura del Rin; de allí se dirigieron a Utrecht y después a la corte de
Pipino de Heristal, quien los alentó a evangelizar la región de la baja
Frieslandia, situada entre el Mosa y el mar. Pipino había arrebatado esa región
al pagano Radbodo. San Wilibrordo fue antes a Roma, donde se postró a los pies
del papa san Sergio I y le pidió permiso de evangelizar las naciones idólatras.
El Pontífice le concedió amplia jurisdicción y le dio reliquias para la
consagración de iglesias. San Wilibrordo y sus compañeros predicaron con éxito
en la región de Frieslandia que los francos habían conquistado. San Wilfrido
consagró obispo a san Wigberto en Inglaterra. Tal vez ello molestó a Pipino,
porque Wigberto partió pronto a evangelizar a los boructvaros, una tribu
germánica. Pipino envió entonces a san Wilibrordo a Roma, con una carta en la
que recomendaba al Papa que le consagrase obispo.
San Sergio le recibió con grandes honores,
sentado en la cátedra de San Pedro, cambió el nombre del santo por el de
Clemente y le ordenó obispo de los frisios en la basílica de Santa Cecilia, el
día de la fiesta de esta santa, en el año 696. San Wilibrordo sólo permaneció
en Roma dos semanas antes de volver a Utrecht, donde fijó su sede y construyó
la iglesia del Salvador. El celo infatigable con que trabajó por la conversión
de los paganos, demostró que con la consagración episcopal había recibido del
cielo una gracia especial para ensanchar el Reino de Díos. Algunos años después
de su consagración, ayudado por Pipino y por la abadesa santa Irmina,
fundó en Luxemburgo la abadía de Echternach, que pronto se convirtió en el
centro de su influencia.
San Wilibrordo misionó también en la
Frieslandia superior, donde todavía reinaba Radbodo y llegó hasta Dinamarca; pero
lo único que consiguió allí fue comprar a treinta jóvenes daneses, a quienes
instruyó, bautizó y llevó consigo en su viaje de vuelta. Alcuino cuenta que, en
ese viaje, una tempestad desvió al navío hacia la isla de Heligoland, que los
daneses y los frisios consideraban como tierra sagrada. En aquella isla
constituía un sacrilegio matar a los animales, comer los productos de la tierra
y sacar agua de las fuentes, sin observar profundo silencio. Para desengañar a
los habitantes, san Wilibrordo mató algunos animales para dar de comer a sus
acompañantes y bautizó a tres personas en una fuente, pronunciando en voz alta
las palabras rituales. Los idólatras, que creían que san Wilibrordo se iba a
volver loco o iba a caer muerto en el acto, no sabían si atribuir a la
clemencia o a la impotencia de su dios, el hecho de que nada sucediese al
santo. Finalmente, decidieron informar del suceso a Radbodo, quien mandó echar
suertes para elegir a una víctima cuyo sacrificio aplacase al dios. La suerte
recayó sobre un miembro de la comitiva de san Wilibrordo, que fue sacrificado
por la superstición del pueblo y murió mártir de Jesucristo. Después de
Heligoland, san Wilibrordo visitó Walcheren, donde, con su caridad y paciencia,
convirtió a muchos paganos. Cuando derribó y destruyó a un ídolo, uno de los
sacerdotes paganos le persiguió para darle muerte, pero el santo consiguió
escapar y volvió sano y salvo a Utrecht. El año 714 nació Carlos Martel, hijo
de Pipino el Breve, quien fue más tarde rey de los francos. San Wilibrordo le
bautizó y, según cuenta Alcuino, predijo que su gloria superaría a la de todos
sus predecesores.
El año 715, Radbodo reconquistó la parte
de Frieslandia que había perdido y perjudicó mucho a la obra de san Wilibrordo,
pues destruyó iglesias, mató misioneros y obligó a muchos a apostatar. San
Wilibrordo tuvo que huir, pero Radbodo murió el año 719, y el santo pudo
predicar de nuevo con entera libertad en toda la región. San Bonifacio le
ayudó en ese trabajo, ya que pasó tres años en Frieslandia antes de ir a
Alemania. Beda dice en su historia, escrita hacía el año 731: «Wilibrordo,
llamado también Clemente, vive todavía. Es un anciano venerable, que lleva
treinta y seis años de ser obispo y suspira por el premio celestial, tras haber
superado muchas pruebas espirituales». El beato Alcuino le describe como hombre
de estatura regular, de aspecto venerable y elegante, de palabra y carácter
llenos de gracia y alegría, prudente en el consejo, incansable en la
predicación y el ministerio apostólico, atento siempre a no descuidar la
oración pública, la meditación y la lectura espiritual. San Wilibrordo y sus
compañeros implantaron la fe en muchas regiones de Holanda y de los Países
Bajos, en las que san Amando y san Lebvino no
llegaron a penetrar. Gracias a sus labores, los frisios, que constituían un
pueblo bárbaro y rudo, se civilizaron y progresaron en la virtud, poco a poco.
Con frecuencia se califica al santo de «Apóstol de Frisia», título al que tiene
perfecto derecho, pero no hay que olvidar que san Wigberto desempeñó también un
papel muy importante en los primeros años de la misión y aun parece haber sido
la principal cabeza. Por lo demás, los frisios, como los otros pueblos, no se
convirtieron con la rapidez que los hagiógrafos medievales suponen. «Wilibrordo
fue para Inglaterra lo que Columba había sido para Irlanda, ya que inauguró un
siglo de influencia espiritual de Inglaterra en el continente» (W. Levison).
San Wilibrordo acostumbraba ir de vez en
cuando a hacer un retiro en Echternach. Al fin de su vida, se retiró
definitivamente a dicho monasterio, donde murió a los ochenta y un años de
edad, el 7 de noviembre del 739. Fue sepultado en la iglesia abacial, que desde
entonces se convirtió en sitio de peregrinación. En dicho santuario se celebra,
el miércoles de Pentecostés, una curiosa ceremonia llamada «la danza de los
santos». No sabemos qué origen tiene, pero lo cierto es que se ha llevado a
cabo desde 1553 hasta el presente (excepto de 1786 a 1802). Se trata de una
procesión que va desde el puente del Sure hasta el santuario. Los
participantes, en filas de cinco y tomados de la mano, avanzan bailando al son
de la música; por cada tres pasos que dan hacia adelante dan dos hacia atrás.
En la procesión toman parte sacerdotes, religiosos y aun obispos, y la
ceremonia termina con la bendición del Santísimo. Cualesquiera que sean sus
orígenes, el hecho es que la procesión reviste actualmente un carácter
penitencial y tiene por fin rogar por los epilépticos y por todos los que
sufren enfermedades mentales. La fiesta de san Wilibrordo se celebra también en
Holanda y en la diócesis inglesa de Hexham.
El artículo del P. Poncelet en Acta
Sanctorum, nov., vol. III, merece todo encomio no sólo por su claridad, sino
también por el conocimiento magistral que posee el autor sobre todo el período.
El P. Poncelet habla de las alabanzas que tributaron a san Wilibrordo sus
contemporáneos (Beda, san Bonifacio, etc.) y publica íntegramente el texto de
Alcuino, revisado críticamente, así como la biografía de Teofrido, abad de
Echternach, aunque esta última añade apenas nada a las otras fuentes
históricas. Es de notar que en el Manuscrito Epternach del Hieronymianum (MS
Paris Latin 10837) hay otro calendario que contiene una nota escrita por el
propio san Wilibrordo el año 728, en la que afirma que él, Clemente, cruzó el
mar el año 690 y fue consagrado obispo por el papa Sergio, en Roma, el año 696.
Véase sobre éste y otros detalles el «Calendar of St. Willibrord», editado por
H. A. Wilson en la Henry Bradshaw Society (1918). Acerca de «la danza de los
santos», la tradición sigue vigente: puede verse una pequeña introducción
histórica y sobre la realización actual en el web de Luxemburgo dedicado
al santo (en varios idiomas). En 1934 Levison incluyó en la continuación de
Monumenta Germaniae Historica, Scriptores, vol. xxx (pp. 1368-1371) una
colección de milagros atribuidos al santo. En la iglesia de Santa Gertrudis de
Utrecht se descubrieron ciertas presuntas reliquias de san Wilibrordo; W. J. A.
Visser las describió; acerca de esto véase Analecta Bollandiana, vol. III
(1934), pp. 436-437.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.orgindex.php?idu=sn_4075
Hola,
ResponderEliminarPara aquellos a quienes les interesado san-Florencio se visita la Colegiata en Niederhaslach donde hubia el monasterio de Haslach.
Es un de la iglesia la más preciosa de Alsacia que tiene magníficas vidrieras antigua !