San Engelberto de Colonia, obispo
fecha: 7 de noviembre
n.: 1185 - †: 1225 - país: Alemania
canonización: Conf. Culto: Arz. Fernando de Colonia 1618
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
n.: 1185 - †: 1225 - país: Alemania
canonización: Conf. Culto: Arz. Fernando de Colonia 1618
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: En Colonia, de Lotaringia, en
Germania, san Engelberto, obispo, que por defender la justicia y libertad de la
Iglesia, yendo de camino fue asaltado por unos sicarios, que le hirieron hasta
causarle la muerte.

Uno de los abusos que más se extendieron
en la Edad Media, era la concesión de uno o varios beneficios eclesiásticos a
los jóvenes, y aun a los niños. San Engelherto, cuyo padre era el poderoso
conde de Berg, es un ejemplo característico de esto. Cuando estudiaba todavía
en la escuela de la catedral de Colonia, era ya prebendado de Santa María de
Aquisgrán, de San Jorge, de San Severino y de la catedral de Colonia. En su
juventud, llevó una vida que cuadraba mal con sus obligaciones y aun fue
excomulgado por haberse levantado en armas contra el emperador Otón IV. Durante
algún tiempo, participó en la cruzada contra los albigenses. Más tarde,
mediante un hábil juego a las cartas con otros dos candidatos, consiguió
hacerse elegir arzobispo de Colonia, en 1217, cuando tenía apenas unos treinta
años. Su gran diócesis estaba arruinada por las luchas políticas y religiosas,
pero Engelberto poseía cualidades humanas que le hacían apto para la tarea que
le esperaba: un juicio claro, un gran deseo de justicia, una voluntad fuerte y
una presencia que imponía respeto. Desde el momento en que se le levantó la
excomunión, llevó una vida muy correcta. Sin embargo, de no haber sido porque
murió trágicamente en la defensa de una casa religiosa, es probable que no se
le hubiese rendido culto nunca.
Engelberto recibió con los brazos abiertos
a los frailes menores y a los dominicos, a quienes alentó para que se
establecieran en sus dominios. Convocó varios sínodos en su diócesis para
mantener la disciplina en el clero secular y regular. Gozaba de grandes
simpatías entre los de su grey, por su afabilidad; era generoso con los pobres
y amante de la paz, sin dejar por ello de mostrarse firme. Dedicaba casi todo
su tiempo a los asuntos de Estado. En efecto, prestó su apoyo al emperador
Federico II y, cuando éste partió a Sicilia, en 1220, nombró a Engelberto
regente durante la minoría de edad de su hijo Enrique. En 1122, Engelberto
coronó a Enrique, que apenas contaba doce años de edad, en la catedral de
Aquisgrán. El santo desempeñó sus obligaciones con vigor y energía y supo
ganarse el respeto de Enrique; pero, al mismo tiempo, la mano firme y justa con
que gobernó, le creó muchos enemigos, sobre todo entre sus parientes.
Su primo, el conde Federico de Isenberg,
administrador de las religiosas de Essen, aprovechó su cargo para apoderarse de
ciertas propiedades y oprimir a sus vasallos. Engelberto le mandó llamar y le
ordenó que restituyese lo robado. Entonces Federico tramó una conspiración para
asesinar a su primo. La noticia de la conspiración llegó a oídos de san
Engelberto, quien tomó algunas precauciones. Pero el 7 de noviembre de 1225,
partió de Soest a Schwelm con una escolta insuficiente. Federico y otros
nobles, cayeron sobre él con cien soldados y le asesinaron. El cadáver del
santo tenía cuarenta y siete heridas. El joven rey Enrique llamó a juicio a
Federico, y el cardenal von Urach, legado pontificio, declaró que Engelberto
había sido mártir.
En la actualidad, no se le tributa culto
de mártir, pero se mantiene su inscripción como santo en el Martirologio
Romano, a pesar de que, en realidad, nunca fue canonizado (en su época ya había
nacido el procedimiento de canonización de los santos, si bien recién estaba
afirmándose, por lo que hay otros santos del mismo tiempo que tampoco fueron
canonizados). En 1618 el Arz. Fernando de Colonia instituye oficialmente la
fiesta litúrgica del santoel día 7 de noviembre, y eso puede considerarse como
una confirmación, si bien local, del culto, aunque debe notarse que esto, en sí
nada anormal, debería bastar para proclamarlo sólo como beato.
Existe una biografía de Engelberto escrita
por su contemporáneo, Cesáreo de Heisterbach; puede verse en Acta Sanctorurn,
nov., vol. III. También se encuentran datos útiles en Regesta de la diócesis de
Colonia; los textos más importantes fueron publicados en 1900 por R. Knipping
en el vol. III de la colección. Dos o tres despachos del embajador inglés,
Walter, obispo de Carlisle (publicados en Letters of Henry III, de la Rolls
Series) demuestran que, poco antes de su muerte, Engelberto estaba en muy
buenos términos con Inglaterra. Véanse también las biografías alemanas de J.
Ficker (1853) y H. Foerster (1925).
Imagen: escultura de oro del siglo XVII para el altar barroco de las reliquias del santo en la catedral de Colonia. La noticia está tomada del Butler, excepto el apartado referido a la canonización.
Imagen: escultura de oro del siglo XVII para el altar barroco de las reliquias del santo en la catedral de Colonia. La noticia está tomada del Butler, excepto el apartado referido a la canonización.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.orgindex.php?idu=sn_4077
Beato Antonio Baldinucci, religioso presbítero
fecha: 7 de noviembre
n.: 1665 - †: 1717 - país: Italia
canonización: B: León XIII 23 abr 1893
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
n.: 1665 - †: 1717 - país: Italia
canonización: B: León XIII 23 abr 1893
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: En la aldea de Pofi, en el Lacio,
beato Antonio Baldinucci, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús,
totalmente dedicado a la predicación de misiones populares.

En esta fecha se celebra la fiesta del
Beato Antonio Baldinucci en la Compañía de Jesús y en varias diócesis de
Italia, donde el beato trabajó. Antonio nació en Florencia. Era el quinto hijo
de Catalina Scolari y Felipe Baldinucci. Su padre, que era pintor y escritor,
se restableció de una enfermedad, gracias a la intercesión de san Antonio de
Padua, y prometió que consagraría a Dios a su próximo hijo. El niño nació en
1665, precisamente en la octava de la fiesta de san Antonio, y recibió aquel
nombre en el bautismo. Su padre lo educó desde un principio para el sacerdocio.
Los Baldinucci habitaban en la misma casa de la Via degli Angeli, en Florencia,
donde san Luis Gonzaga había vivido un tiempo cuando niño y, el recuerdo de
este santo ejerció una influencia profunda en Antonio. A los dieciseis años
pidió la admisión en la Compañía de Jesús, cosa que le fue concedida, a pesar
de que su salud no era muy robusta.
Antonio hubiese querido ir a misionar a
las Indias, pero sus superiores le dedicaron a la enseñanza de los jóvenes y a
la predicación en las cofradías, primero en Terni y después en Roma. Como
sufriese de fuertes jaquecas, sus superiores le enviaron de nuevo a Florencia
y, después, a varios colegios situados en el campo. La salud de Antonio empezó
a mejorar y comenzó a predicar con gran éxito. A los treinta años recibió la ordenación
sacerdotal. Cuando terminó el año de su tercera probación, se ofreció
nuevamente para las misiones de las Indias, pero sus superiores no accedieron,
sino que le enviaron a trabajar a Viterbo y Frascati. Ahí pasó el beato los
treinta años que le quedaban de vida, trabajando sobre todo entre los pobres e
instruyendo al pueblo. Para atraer a las gentes, empleaba métodos muy
llamativos, semejantes a los que usó san Pedro Claver con
los negros y el beato Julián
Maunoir con los bretones. En efecto, solía organizar
imponentes procesiones, desde diversos sitios hacia el centro de la ciudad, que
era donde predicaba, con los penitentes que llevaban coronas de espinas y se
disciplinaban. El beato predicaba a menudo con una cruz sobre los hombros o
cargado de cadenas y movía a compasión al pueblo al aplicarse feroces
disciplinas en las calles. Una vez que había conseguido impresionar a las
gentes y hacerse oír, empleaba métodos más ordinarios. A fin de guardar el
orden entre las multitudes que acudían a oírle, solía organizar un cuerpo de
guardias, escogidos generalmente entre aquellos que llevaban una vida
notoriamente licenciosa, con lo cual se los ganaba y conseguía que oyesen sus
consejos. Por regla general, la misión terminaba con la quema pública de
barajas, dados, imágenes obscenas y otros objetos que fuesen ocasión de pecado.
El juego, las venganzas violentas y el libertinaje, estaban a la orden del día
pero el celo del padre Antonio lograba conversiones duraderas y le movía a
dejar organizadas buenas obras.
Aunque predicaba constantemente misiones,
con el trabajo que ello supone, tuvo tiempo para escribir numerosos sermones e
instrucciones, por no hablar de su amplia correspondencia. Rara vez dormía más
de tres horas y lo hacía siempre sobre un lecho de tablas. Ayunaba tres días
por semana. En vista de su prodigiosa actividad, el Papa Clemente XI le
dispensó de la recitación del breviario, pero el beato jamás hizo uso de esa
dispensa. En veinte años, predicó 448 misiones en trece diócesis de los
Abruzzos y de la Romagna. En 1708, fue a predicar la cuaresma en Liorna, por
orden del duque Cosme III. Llegó descalzo, vestido con una vieja sotana y con
su equipaje sobre los hombros. Los nobles no asistieron al principio a sus
sermones, pero el beato acabó por ganárselos, y desde entonces, predicó siempre
durante la cuaresma en alguna de las ciudades más importantes de la región. El
año 1716 Italia se vio asolada por un hambre terrible, y el beato Antonio
trabajó incansablemente por socorrer a los necesitados. Aunque apenas tenía
algo más que cincuenta años, estaba consumido por la fatiga y con dificultad
pudo soportar aquel esfuerzo. Dios le llamó a Si el 7 de noviembre del año
siguiente. Durante una misión que había predicado en Carpineto en 1710, se
hospedó en la casa de la familia Pecci, que casi dos siglos más tarde había de
dar a la Iglesia al Papa León XIII. Antonio Baldinucci fue precisamente
beatificado por dicho pontífice en 1893.
Se conservan muchos detalles de la vida
del beato, gracias a las deposiciones de los testigos del proceso de
beatificación, así como a las cartas y otros documentos contemporáneos. En Acta
Sanctorum, nov. vol. III, hay un buen artículo, aunque un tanto sumario, basado
en dichas fuentes. El P. F. M. Galluzzi publicó una biografía voluminosa del
beato, apenas dos años después de su muerte. El P. L. Rosa publicó en 1899 una
amplia colección de cartas del beato.
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Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.orgindex.php?idu=sn_4078
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