Santos Jacinto María
Castañeda y Vicente Lê Quang Liêm, presbíteros y mártires
fecha: 7 de noviembre
†: 1773 - país: Vietnam
canonización: B: Pío X 20 may 1906 - C: Juan Pablo II 19 jun 1988
†: 1773 - país: Vietnam
canonización: B: Pío X 20 may 1906 - C: Juan Pablo II 19 jun 1988
Elogio: En la ciudad de Ket Cho, en Tonquín, santos Jacinto María
Castañeda y Vicente Lê Quang Liêm, presbíteros de la Orden de Predicadores y
mártires, que coronaron los trabajos evangélicos con el derramamiento de su
sangre en tiempo del reinado de Trinh Sâm.
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Jacinto
Castañeda
Jacinto
nace en Xàtiva el 13 de enero de 1743 y es bautizado el mismo día en la
Colegiata con los nombres de Félix, Tomás, Joaquín, Tadeo. Fueron sus padres
José Castañeda, escribano real y público y su madre Josefa María Puchasóns. Los
dos eran fervientes cristianos y de gran piedad. En 1756, con 14 años, viste el
hábito dominicano. Entra a formar parte de la comunidad de Xàtiva. El nombre
que adopta será el de Jacinto, en recuerdo de San Jacinto de Polonia, dominico
del cual era ferviente devoto.
La
orden dominicana tenía en Orihuela un Colegio Imperial que era a la vez
Universidad para la formación de sus aspirantes. Los superiores de Xàtiva
deciden que Jacinto acuda a esta Universidad y pueda ampliar sus estudios y
conocimientos en filosofía y teología. Dentro del ambiente del curso, en mayo
de 1761 llega una carta del padre Francisco Serrano, Procurador general en las
Cortes de Madrid y Roma por parte de la Provincia del Rosario de Filipinas. En
esa carta se solicitan jóvenes valientes, con vocación misionera, dispuestos a
entregar sus vidas por el Evangelio en tierras lejanas. Enseguida dos jóvenes y
un sacerdote también joven estampan su firma y dan un paso adelante en su
aspiración misionera: Fray Jacinto Castañeda, Fray Domingo Caro y el Padre José
Ruiz.
En la
isla de Cebú, el 2 de junio de 1765 recibe la ordenación sacerdotal y el 7
celebra su primera misa solemne en la iglesia de los Padres Agustinos de Cebú.

Al
oscurecer del día 17 de julio de 1769 llaman al P. Jacinto para que administre
los Sacramentos en Lo-Ka a un cristiano que se encuentra muy enfermo. El
misionero no duda en embarcarse rumbo a la ciudad del enfermo. Toda la noche
navegaron y al llegar a tierra se encontraron un grupo de hombres armados hasta
los dientes que les esperaban; les había denunciado un cristiano renegado
llamado José Ga.
Los
mandarines prendieron al P. Jacinto y al P. Lavilla que le acompañaba; ellos no
ofrecieron ninguna resistencia y fueron llevados a la cárcel. El mismo Jacinto
lo cuenta con claridad y sencillez poniendo mucha vida a todo lo que les ha
ocurrido:
«El día
18 de julio del año 1769, yendo a administrar a un enfermo, fui preso por un
apóstata y otros infieles, quienes dando aviso a los mandarines civil y militar
de la villa de Fogan, vinieron éstos la noche siguiente con gran tropa de
satélites y echándome cadena al cuello y esposas en las manos, me llevaron así
preso a la cárcel de Fogan. Venía en aquella ocasión conmigo el P. Lavilla y
así le ocurrió la misma ventura. Fuimos catorce veces presentados a varios
Tribunales y fueron diez los mandarines que entendieron nuestra causa. Todas
sus preguntas se reducían a ¿ cómo os llamáis? ¿ qué edad tenéis? ¿ a qué
habéis venido a este reino? ¿ en qué casa habéis estado? Y otras cosas
impertinentes. Dimos con un virrey y mandarines muy benignos y mansos. Nunca
blasfemaron la ley de Dios delante de nosotros, aunque si delante de los
cristianos que prendieron. De éstos, por miedo, muchos pisaron la santa Cruz y
dijeron con la boca que no serían mas cristianos.
A nosotros
nos quisieron imponer varios crímenes impuros, más no pudieron probar nada, ni
haber uno siquiera que atestiguase aun falsamente. Y por ultimo, por un
consentimiento de votos, pronunció el Virrey la sentencia de destierro perpetuo
contra mí y el P. La Villa, con pena de vida si volvíamos a entrar en aquel
reino, y a los cristianos, nuestros caseros, cuarenta azotes y dos meses de
canga.
Con
esta sentencia, salimos de la cárcel el día 3 de octubre del mismo año y a
principios de diciembre llegamos a Macao. Y así ocurrió todo. El Señor ayudó
mucho. Sea bendita su divina Majestad por todo.»
Una
nueva aventura evangélica emprende nuestro joven sacerdote ya curtido por el
sufrimiento y la experiencia de persecución y de cárcel. El 9 de febrero de
1770, Jacinto y Lavilla embarcan rumbo a Vietnam; llegan el 22 del mismo mes.
Han
pasado tres años de misión y ahora el P. Castañeda está enfermo y a pesar de
ello no cesa de trabajar y de moverse por todas parte. El 11 de julio de 1773
le llega un aviso para administrar los sacramentos a un enfermo; ha de ir a
Ke-hoy. Los catequistas que ven el estado del joven misionero pretenden impedir
que vaya, no está en condiciones de ir. Sin embargo el Padre Jacinto se levanta
de la cama, se tapa con una manta, coge los santos óleos y sale a toda prisa;
cuatro catequistas del grupo le acompañan. Puede llegar a la aldea, consuela al
enfermo y al día siguiente vuelve en barca. Pero se dan cuenta que son
seguidos. Fray Jacinto arroja a las aguas los santos óleos, y empuja a los
catequistas para que huyan y no se dejen atrapar. Dos catequistas no quieren
dejar solo al padre. Han llegado a la orilla y hay que correr; el Padre Jacinto
cae en tierra varias veces, no puede con su alma, la fiebre le devora. El joven
catequista Luis se lo carga sobre la espalda. Llegan a una aldea y piden
esconder al misionero en una casa. Una vez a salvo Luis busca otro lugar más
seguro y es atrapado por los perseguidores que inmediatamente preguntas por el
Maestro. “ Si no hablas te cortamos la cabeza “. El dueño de la casa sale y les
dice: “ El Maestro está escondido en mi casa “. El Padre castañeda es apresado.
Luis ruega que le dejen con el Padre, la negativa va acompañada por la amenaza:
“ Si lo sigues, te mataremos “.
El 4 de
noviembre, el tribunal pronunció la sentencia para los padres dominicos
enjaulados: “ Nosotros, por lo tanto, obedeciendo las órdenes del Rey leyendo
el folio de cargos y encontramos que han sido traídos dos hombres, el uno de
ellos Jacinto, europeo del reino de España, que se llama Padre Jacinto
Castañeda y el otro Vicente que se dice Padre Liem. Ambos de manera clara y
evidente son maestros de la Ley; también fueron aprehendidas imágenes pintadas
y los libros de la Religión. Nosotros leemos el Edicto en el cual se ordena: Que
quien sea Maestro, atendiendo a su oficio y ministerio han de ser juzgados y
condenados a morir decapitados “.

Un
cristiano, como puede, se acerca a dar la noticia al P. Castañeda y el mismo
catequista cuenta lo oye de labios del misionero:
«El Señor me concede hoy una gran alegría»
«El Señor me concede hoy una gran alegría»
Vicente Lê
Quang Liêm
Son
mucho menos los datos que pueden conseguirse con facilidad de Vicente Lê Quang
Liêm o Vicente de la Paz. Nació en 1732 cerca de Hanoi, en Vietnam, y es el
primer dominico mártir nacido en el propio lugar. Fue ordenado sacerdote en
1759 y formaba parte de la misión vietnamita junto al P. Jacinto Castañeda, con
quien padeció el martirio.
La
hagiografía de san Jacinto Castañeda fue extractada de la larga conferencia
pronunciaada por el Sr. Abad de Xátiva, don Arturo Climent, en la Parroquia de
la Natividad de Nª Señora, de La Font de la Figuera (Valencia) en el contexto
de los actos de homenaje por la canonización. Se puede ver mucho material sobre
el santo (incluyendo esta conferencia completa) en el Especial San Jacinto Castañeda de la Seu de Xátiva.
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modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de
santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta
ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y
servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar
esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente
enlace: http://www.eltestigofiel.orgindex.php?idu=sn_4079
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