lunes, 12 de diciembre de 2016

Beato Bartolo Buonpedoni, presbítero - Beato Conrado de Offida, religioso presbítero (12 de diciembre)

Beato Bartolo Buonpedoni, presbítero

fecha: 12 de diciembre
fecha en el calendario anterior: 14 de diciembre
n.: 1228 - †: 1300 - país: Italia
otras formas del nombre: Bartolomé de San Gimignano
canonización: 
Conf. Culto: Pío X 27 abr 1910
hagiografía: Frate Francesco

Elogio: Cerca de Celloli, de la Toscana, beato Bertolo Buonpedoni, presbítero, que, atacado de lepra a los sesenta años, dejó la cura parroquial y, vistiendo el hábito de la Tercera Orden Regular de San Francisco, recluido en un hospicio atendió pacientemente a todos.
refieren a este santo: Beato Vivaldo de San Geminiano

Bartolomé Buonpedoni, a quien sus amigos llamaban Bartolo, nació en Mucchio, cerca de San Gimignano de Toscana, a principios del siglo XIII. Su padre quería que hiciese carrera y contrajese matrimonio, pero Bartolomé, que pensaba de otro modo, entró a trabajar como criado en la abadía benedictina de San Vito de Pisa. Trabajó como enfermero y se distinguió tanto, que los monjes le propusieron que tomase el hábito. En tanto que reflexionaba sobre ello, se le apareció el Señor en sueños y le dijo que ganaría su corona, no como monje, sino aceptando los veinte años de sufrimientos físicos que le esperaban. Después de estudiar un poco en el monasterio, Bartolomé se ordenó hacia los treinta años de edad y fue nombrado párroco de Peccioli. Era terciario franciscano; vivía y desempeñaba su oficio pastoral según el espíritu del santo. En su casa se hospedaba un joven llamado Vivaldo o Ubaldo, el cual se hizo ermitaño después de la muerte de Bartolomé y alcanzó el honor de los altares.
En el año 1280, el beato Bartolomé contrajo la lepra; entonces recordó que el Señor le había predicho veinte años de sufrimientos. Acompañado por el fiel Vivaldo, se retiró al lazareto de Celloli, donde fue nombrado capellán. Aunque la enfermedad le atormentó mucho, nunca le impidió celebrar la misa. Así vivió el beato, con infinita paciencia y sirviendo al prójimo, hasta el 12 de diciembre de 1300. La enfermedad duró exactamente veinte años. Bartolomé fue sepultado en la iglesia de los agustinos de San Gimignano. Uno de los agustinos escribió hacia el fin del siglo un relato de su vida y de sus milagros. Sus reliquias se hallan todavía en esa iglesia. Los habitantes de San Gimignano le llaman «San Bartolo» y «el Job de Toscana». En 1499 fue aprobada la fiesta local, y el culto fue oficialmente confirmado en 1910. Los frailes menores celebran su fiesta el 14 de diciembre.
En el decreto de confirmación del culto (Acta Apostolicae Sedis, vol. II (1910), pp. 411-414, hay un resumen bastante completo de la vida del beato. Allí mismo se dice que Próspero Lambertini (Benedicto XIV) consideraba que el culto había sido ya virtualmente confirmado en 1499 por Alejandro VI. Se encontrarán otros detalles sobre la vida del beato en Wadding, Annales Ordinis Minorum; Mazzara, Leggendario Francescano (1680), vol. II, pte. 2, pp. 681-684. Véase también Léon, Auréole Séraphique (ed. ingl.), vol. xv, pp. 165-169, quien se basa directamente en la biografía de Fray Giunta, escrita, según se dice, en el siglo XIV.
fuente: Frate Francesco
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.orgindex.php?idu=sn_4492






Beato Conrado de Offida, religioso presbítero

fecha: 12 de diciembre
fecha en el calendario anterior: 14 de diciembre
n.: 1237 - †: 1306 - país: Italia
canonización: 
Conf. Culto: Pío VII 1817
hagiografía: Frate Francesco

Elogio: En el territorio de Bastia, cercano a Asís, en Umbría, beato Conrado de Offida, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, el cual amó y buscó la humildad y la primitiva pobreza de la Orden.
La pintoresca ciudad de Offida, conocida por sus murallas almenadas, en la región italiana de las Marcas, a la distancia de cuatro siglos fue la cuna de dos ilustres franciscanos: el beato Conrado y el beato Bernardo. Conrado nació hacia el año 1241. A los 15 años ingresó en la orden de los Menores fundada por san Francisco de Asís. Su vida terrena tiene mucho en común con el gran Antonio de Padua, quien, procedente de Lisboa, se despojó de su ciencia por amor a la humildad y la pobreza.
Tras haber comenzado los estudios en el convento de Áscoli, Conrado renunció a continuarlos, a pesar de sus cualidades intelectuales, prefiriendo dedicarse a los trabajos más humildes. Fue cocinero, limosnero, portero. Amaba la obediencia, robando tiempo al sueño para dedicarse a la oración. Lo enviaron al convento de Forano, donde convivió diez años con el beato Pedro de Treia. De este periodo se cuenta la anécdota de un lobo perseguido por perros y cazadores, al que el beato Conrado protegió y amansó. Por su vida ejemplar, el ministro general fray Jerónimo de Áscoli lo destinó a la ermita del boscoso monte de la Verna, el "calvario" de san Francisco,
A donde quiera que iba se ponía a disposición de los superiores para cualquier trabajo, aunque prefería los lugares sugestivos y apropiados para la contemplación. Pero la orden no lo necesitaba sólo para fregar cacharros. Al final le ordenaron completar los estudios para ordenarse sacerdote y dedicarse al ministerio de la predicación. A pesar de la sorprendente e inesperada eficacia de su apostolado, nunca se dejó llevar por el orgullo ni por la vanagloria. Más bien seguía considerándose el menos preparado, el más retrasado y menos ingenioso de los hijos de san Francisco.
En 1294 obtuvo del papa san Celestino V permiso para pasar algún tiempo entre los ermitaños celestinos. Durante estos años mantuvo también relación epistolar con el líder "espiritual" Pedro Juan Olieu, el reformador franciscano sospechoso de errores heréticos en sus escritos sobre la cuestión de la pobreza evangélica. Sus relaciones con él se limitaron, sin embargo, a los deberes de la fraternidad. Cuando Bonifacio VIII suprimió la congregación de los celestinos, Conrado regresó a la orden franciscana. Una antigua inscripción en el tugurio de Rivotorto, cuna de la orden franciscana, recuerda que allí vivió algún tiempo, retirado en completa soledad.
En más de cincuenta años llevó un solo hábito, y nunca usó sandalias. En sus correrías apostólicas predicaba la palabra de Dios por pueblos, ciudades y aldeas, suscitando numerosas conversiones. Tras muchos años de penitencia y gran austeridad, la muerte lo sorprendió en 1306 en Ísola Romanesca, actual Bastía Umbra, en la llanura de Asís. Catorce años después, sus restos fueron robados por el ejército de Perugia. Desde entonces reposan en el oratorio de San Bernardino. Pío VII aprobó su culto en 1817.
En la imagen: Oratorio de San Bernardino, en la plaza de San Francisco, Perugia, donde se encuntra la tumba del beato.
fuente: Frate Francesco
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