Santa Eugenia, mártir
fecha: 25 de diciembre
†: s. III/IV - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: Abel Della Costa
†: s. III/IV - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: Abel Della Costa
Elogio: En Roma, en el cementerio de Aproniano, de la vía Latina, santa
Eugenia, mártir.
Patronazgos: protectora contra la sordera y la
obsesión.

Aunque la santa Eugenia que celebramos hoy
fue una virgen y mártir romana auténtica, su nombre se hizo más famoso por la
narración que se nos ha transmitido en la colección medieval conocida como
«Leyenda Dorada» (o «Legenda aurea», en latín), y que cuenta una historia que
carece de relación con la santa original. Sin embargo, tanta difusión ha tenido
la leyenda que, así sea para rechazar su vinculación con la santa, es bueno
repasar a cuál nos referimos:
Eugenia, la noble virgen, era hija de
Felipe, duque de Alejandría, quien gobernaba toda la tierra de Egipto en nombre
del emperador de Roma. Cierto día, Eugenia salió ocultamente del palacio de su
padre, acompañada por dos servidores (los santos Proto y Jacinto) y, con los
atavíos, el porte y los hábitos de un hombre, se refugió en una abadía, donde
llevó una existencia tan santa y ejemplar, que no pasó mucho tiempo sin que se
le diera el cargo de abad. Y sucedió que ninguno de los monjes a su cargo sabía
que el abad era una mujer y, sin embargo, una dama lo acusó formalmente de
adulterio ante el juez, que era el padre de la acusada. Eugenia fue
inmediatamente arrojada en la prisión, en espera del juicio que la condenaría a
muerte. Pero la noble virgen se las arregló para hablar largamente con el juez,
su padre, hasta que lo convirtió a la fe de Jesucristo. Entonces le descubrió
que era una mujer, se dio a conocer como su hija y le recriminó que la tuviese
encarcelada por un crimen que no podía haber cometido. En cuanto se aclararon
las cosas, la dama que había formulado la falsa acusación ardió con el fuego
del infierno junto con todos sus cómplices. El juez, padre de Eugenia, llegó a
ser un santo obispo y, mientras cantaba misa, fue degollado por la fe de
Jesucristo. Además, la dama Claudia (madre de Eugenia) y todos sus hijos, se
trasladaron a Roma para enseñar la doctrina. Fueron muchas las gentes comunes
convertidas por ellos, mientras que Eugenia conquistaba innumerables doncellas
para el servicio de Dios. La dicha Eugenia fue atormentada de muy diversas
maneras y al fin, la espada consumó su martirio. Así ofreció su propio cuerpo a
Nuestro Señor Jesucristo, qui est benedictus in saecula saeculorum, Amen.
La leyenda de la mujer-monje acusada de un
pecado imposible para su condición femenina se contaba en el medioevo de varias
santas (santa Marina, santa Reparada, y otras), constituyendo un tema
repetitivo del folclore de raíz cristiana. Aunque no tiene ninguna relación con
la historia real de la santa, peromite explicar los rasgos propios de la
iconografía y la devoción popular. Debe notarse que aunque la historia sea
ficticia, algunos de sus personajes son tan reales como la propia Eugenia; por
ejemplo, las tumbas de los santos Proto y Jacinto están ubicadas cerca de la de
Eugenia, lo que ayuda a entender cómo fueron a parar a la narración.
Sobre la tumba de la santa, en el cementerio
de Aproniano, se construyó una basílica en su honor, que fue restaurada en el
siglo VIII. La santa está representada en mosaicos de Rávena, Nápoles y Grecia.
En la actualidad, las reliquias de la mártir están en la iglesia romana de los
Santos Apóstoles.
Butler hace referencia, como de costumbre,
a multitud de fuentes sobre el tema, de las que extraemos, las de la Patrología
Latina, de Migne, vol. XXI y LXXIII, y la adaptación de Metafrasto, en
Patrología Griega, de Migne, vol. CXVI, pp. 609-652. En su Etude sur légendier
romain (1936), pp. 171-186, Delehaye comenta la leyenda minuciosamente. este
artículo está armado con referencias de Butler y de Antonio Borrelli en santi e
Beati.
Abel Della Costa
accedida 1802 veces
ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.orgindex.php?idu=sn_4607
Santa Anastasia de Roma, mártir
fecha: 25 de diciembre
†: s. III/IV - país: Serbia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
†: s. III/IV - país: Serbia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: Conmemoración de santa Anastasia, mártir en Sirmio, en Panonia.
Patronazgos: protectora de enfermedades de la
cabeza y del pecho, y contra enfermedades mentales.

La Pasión de Santa Anastasia relata que era
la hija de un noble romano llamado Pretextato y que tuvo a san Crisógono como
consejero y director. Anastasia se casó con el pagano Publio y, durante la
persecución de Diocleciano, atendió a los confesores de la fe que se hallaban
en prisión, hasta que su marido le prohibió que saliese de casa. Anastasia
mantenía correspondencia con san Crisógono, quien se hallaba en Aquilea y,
cuando Publio murió, en el curso de un viaje a Persia, su viuda se apresuró a
trasladarse a Aquilea para socorrer a los cristianos de aquella ciudad. Después
del martirio de santa Agape, Cionía e Irene, también Anastasia fue detenida y
trasladada a Sirmio para comparecer ante el prefecto del Ilírico. Mientras
estuvo en la prisión, se le apareció con frecuencia santa Teódota para
consolarla y alimentarla. Después fue embarcada en un navío, junto con otro cristiano
y con numerosos criminales y delincuentes paganos, y abandonada a la deriva en
alta mar. Pero de nuevo apareció santa Teódota, que condujo la nave a la costa
sin contratiempos, de suerte que todos los paganos se convirtieron. Anastasia
fue capturada de nuevo y se la envió a la isla de Palmira, donde se le dio
muerte en la hoguera, después de haberla atado, boca arriba, en el suelo, a
cuatro estacas. Al mismo tiempo, otros doscientos hombres y setenta mujeres
fueron martirizados también.
Estos relatos son enteramente apócrifos. A
santa Anastasia se le rindió culto en Roma desde fines del siglo quinto, cuando
se inscribió su nombre en el canon de la misa, pero según los datos ciertos que
se tienen, nunca tuvo nada que ver con esa ciudad. Su culto se originó en
Sirmio, en Panonia, donde tal vez fue martirizada durante la persecución de
Diocleciano, aunque no han llegado hasta nosotros detalles ciertos de su vida y
de su muerte. Mientras san Genadio fue patriarca de Constantinopla, durante la
segunda mitad del siglo quinto, las reliquias de santa Anastasia fueron
trasladadas de Sirmio a Constantinopla y ahí se rindió considerable culto a la
santa. El aspecto histórico litúrgico más interesante de santa Anastasia es la
distinción de que se la conmemorase, en el rito antiguo, en la segunda misa del
día de Navidad.
En Roma, al pie de la colina del Palatino
y cerca del Circo máximo, habia una iglesia del titulus Anastasiae. Había sido
construida en el siglo cuarto, se la llamaba de santa Anastasia y tuvo
considerable importancia, puesto que en esa iglesia cantaba el Papa la segunda
misa del día de Navidad. Durante el siglo sexto y todavía después, aquella misa
era propia de Santa Anastasia. La extraordinaria importancia litúrgica que se
dio a aquella mártir, debida a las condiciones imperantes en Roma en los siglos
quinto y sexto, quedó luego reducida a una simple conmemoración en la Misa de
la Aurora, luego desapareció, con la reforma litúrgica del Concilio Vaticano
II. No existe, al parecer, ninguna tradición en la que se mencione que santa
Anastasia haya sido martirizada un 25 de diciembre. En la actualidad, los
griegos celebran su fiesta el día 22, la veneran como una megalomártir (es
decir, dentro de los «grandes mártires») y como abogada y remediadora de los
que sufren los efectos de algún veneno.
El extenso documento que podríamos llamar
«Actas de Santa Anastasia», nunca ha sido impreso en forma completa, aunque los
diversos episodios de que se compone, han sido casi todos editados por
separado, bajo los nombres de los mártires a quienes corresponden, como por ejemplo:
Passio S. Chrysogoni, Passio S. Theodotae, etc. También hay una versión griega
que sólo existe en manuscrito. En el Etude sur le Légendier romain, de
Delehaye, pp. 151-171, hay una discusión muy completa sobre esta extraña
mezcolanza. Dice el autor que el objeto para escribir semejante fábula
hagiográfica, fue el de hacer aparecer a Anastasia como una santa romana, en
vista de que en Roma se la honra como patrona del titulas Anastasiae. Es
posible que Arnobio el Joven, quien vivió a mediados del siglo quinto, ya
conociera la historia de Santa Anastasia (ver los Etudes, textes, découverts,
1913, pp. 328, 391 y 392, de Dom Morin), pero el asunto no está claro. Ver
además Duchesne en Mélanges d'archéologie et d'histore, vol VII (1887) , pp.
387-413; a J.P. Kirsch, en Die römischen Titelkirchen (1918), pp. 18-23; a
Lanzoni en Titoli presbiterali (1925), pp. 11-12 y 58-59.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
accedida 2072 veces
ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.orgindex.php?idu=sn_4606
No hay comentarios:
Publicar un comentario