San Eustasio de Nápoles, obispo
fecha: 29 de marzo
†: s. III - país: Italia
otras formas del nombre: Eustaquio, Eustacio
canonización: Conf. Culto: León XIII 12 dic 1884
hagiografía: Abel Della Costa
†: s. III - país: Italia
otras formas del nombre: Eustaquio, Eustacio
canonización: Conf. Culto: León XIII 12 dic 1884
hagiografía: Abel Della Costa
Elogio: En Nápoles, de la Campania,
conmemoración de san Eustasio, obispo.
La tumba de mármol antigua decía «Hic
requiescit corpus S. Eustasii confessoris» (aquí descansa el cuerpo de san
Eustasio, confesor). Lamentablemente, toda la noticia que tenemos acerca de este
santo obispo es de origen cultual, es decir, no tenemos testimonios sobre su
vida, sino sobre el culto que se le tributó posteriormente, y sobre la
veneración de sus reliquias. En 1619, el arzobispo de Nápoles Decio Caraffa
organiza el calendario santoral de la diócesis, donde inscribe al santo. Y
Fernando Ughello, en el tomo 6 de su «Italia Sacra», en 1659 escribe: «San
Eustasio sucedió a Agripino como séptimo obispo napolitano, hacia el año 180, y
honró está iglesia con sus preclaras virtudes». Se ha conservado su tumba, en
uno de los altares de la catedral, y se conserva también el testimonio de un
traslado de las reliquias realizado en 1530, a una urna de plata, «para que con
mayor veneración puedan los napolitanos honrarlo». Fuera de esto, no hay nada
más sobre él que pueda afirmarse con certeza. Murió a fines del siglo II o
inicios del III, y su culto fue confirmado en 1884.
Ver Acta Sanctorum, marzo, III, pág 768.
Confirmación de culto en ASS 17 (1884) pág. 398.
Abel Della Costa
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Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.orgindex.php?idu=sn_1033
San Marcos de Aretusa, obispo y confesor
fecha: 29 de marzo
†: 364 - país: Siria
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
†: 364 - país: Siria
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: Conmemoración de san Marcos, obispo de Aretusa (actual Er Rastan), en
Siria, que durante la controversia arriana no se desvió lo más mínimo de la fe
ortodoxa y, bajo el emperador Juliano el Apóstata, fue perseguido. San Gregorio
Nacianceno lo saludó como varón eximio y santísimo anciano.
refieren a este santo: San Casiano de
Ímola
Durante el reinado del emperador
Constantino, Marco de Aretusa demolió un templo pagano y construyó una iglesia,
convirtiendo a muchos a la fe cristiana. Al hacer esto, se granjeó el
resentimiento de la población pagana, que, sin embargo, no pudo vengarse
mientras el emperador fuera cristiano. Su oportunidad llegó cuando Juliano el
Apóstata ocupó el trono y proclamó que todos aquellos que hubieran destruido
templos paganos deberían reconstruirlos o pagar una fuerte multa. Marco, que no
podía ni quería obedecer, huyó de la furia de sus enemigos, pero enterándose de
que algunos de sus fieles habían sido aprehendidos, regresó y se entregó. El
anciano fue arrastrado por los cabellos a lo largo de las calles, desnudado,
azotado, arrojado en una sentina de la ciudad y después entregado al arbitrio
de jóvenes escolares para que lo punzaran y desollaran con agudos estiletes.
Ataron sus piernas con correas tan apretadas, que le cortaron la carne hasta el
hueso, y le arrancaron las orejas con pequeños cordeles. Finalmente, lo untaron
de miel y encerrándolo en una especie de jaula, lo suspendieron en alto al
medio día, bajo los ardientes rayos del sol de verano, para que fuera presa de
las avispas y moscones. Conservó tanta calma en medio de sus sufrimientos, que
se mofó de sus verdugos por haberlo elevado más cerca del cielo, mientras ellos
se arrastraban sobre la tierra.
A la larga, la furia del pueblo se tornó
en admiración y lo dejaron en libertad, en tanto que el gobernador acudía a
Juliano para recabar su perdón. Eventualmente, el emperador lo concedió,
diciendo que no era su deseo dar mártires a los cristianos. Aún el retórico
pagano, Libanio, parece haberse dado cuenta de que la crueldad que provocó tal
heroísmo solamente fortaleció la causa cristiana, e imploró a los perseguidores
que desistieran en su persecución. Nos cuenta el historiador Sócrates que la
población de Aretusa quedó tan impresionada con la fortaleza del obispo, que
muchos pidieron ser instruidos en una religión capaz de inspirar tal firmeza, y
que muchos de ellos abrazaron el cristianismo. Así, Marco fue dejado en paz
hasta el fin de su vida y murió durante el reinado de Joviano o el de Valente.
San Gregorio Nazianceno, Teodoreto y Sozomeno le rinden homenaje al relatar sus
sufrimientos.
Ver el Acta Sanctorum, marzo, vol. III, y
Delehaye, Synax. Constant., pp. 565-568.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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