San Pantaleón, mártir
fecha: 27 de julio
†: c. 305 - país: Turquía
otras formas del nombre: Pantalaimón, Botlan, Panteleon
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
†: c. 305 - país: Turquía
otras formas del nombre: Pantalaimón, Botlan, Panteleon
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: En Nicomedia, ciudad de Bitinia, san Pantaleón o Pantalaimón, mártir,
venerado en Oriente por haber ejercido como médico sin esperar retribución
alguna.
Patronazgos: Patrono de médicos, enfermeras, parteras, protector de los animales
domésticos, y contra los dolores de cabeza, agotamiento, soledad, y contra las
enfermedades de los animales.
Oración: Padre Misericordioso, Dios de todo consuelo, que diste a San
Pantaleón el don de interceder por nosotros: Danos por tu amor la salud que te
pedimos, danos también un corazón grande y generoso que te sepa ver en el
rostro de los otros. Padre Bueno y Todopoderoso, por San Pantaleón te rogamos
nos concedas la paz y felicidad que con Fe de Vos esperamos. Amén.
Ver más información en: Los 14 santos
auxiliadores
Apenas hay duda alguna de que haya
existido un mártir llamado Pantaleón (cuyo nombre significa en griego «el que
se compadece de todos»). Pero las leyendas que nos han llegado sobre él carecen
de valor. Según ellas, Pantaleón, hijo de un pagano llamado Eubula, llegó a ser
médico del emperador Galerio Maximiano en Nicomedia. Durante algún tiempo,
Pantaleón se dejó arrastrar por el mal ejemplo y sucumbió ante las tentaciones,
con lo cual se sometió a una prueba más difícil que la de la tortura, pues la
entrega al mal debilita implacablemente la voluntad y acaba por destruir la
virtud más heroica. Así pues, Pantaleón, que vivía en una corte donde se
practicaba la idolatría y se aplaudía la vanagloria de este mundo, cayó en la
apostasía. Pero las prudentes exhortaciones de un celoso cristiano llamado
Hermolaos le abrieron los ojos y le condujeron de nuevo al seno de la Iglesia.
Cuando la persecución de Diocleciano
estalló en Nicomedia, el año 303, Pantaleón distribuyó todos sus bienes entre
los pobres. Poco después, algunos médicos envidiosos le delataron a las
autoridades, las cuales le arrestaron junto con Hermolaos y otros dos
cristianos. El emperador, que deseaba salvar a Pantaleón, le exhortó a
apostatar, pero éste se negó a ello y curó milagrosamente a un paralítico para
demostrar la verdad de la fe. Tras de sufrir numerosos tormentos, los cuatro
fueron condenados a ser decapitados. La ejecución de san Pantaleón se retrasó
un día. Los verdugos intentaron matarle de seis modos diferentes: por el fuego,
ahogándole en plomo fundido, arrojándole a las fieras, torturándole en la rueda
y atravesándole con la espada. Pero Pantaleón salió ileso de todas las pruebas
con la ayuda del Señor. Finalmente, el mártir permitió libremente que le
decapitasen; de sus venas brotó leche en vez de sangre, y el tronco de olivo
sobre el cual le cortaron la cabeza floreció instantáneamente.
San Pantaleón es uno de los Catorce Santos
Auxiliadores y en el Oriente se le profesa gran veneración como «mártir y
taumaturgo» y como uno de los «anargyroi» o médicos que asistían gratuitamente
a los enfermos. Antiguamente, san Pantaleón fue también muy famoso en el
Occidente. En Constantinopla, Madrid y Ravello, se conservan algunas presuntas
reliquias de su sangre y se dice que el fenómeno de la licuefacción ocurre,
como en el caso de la sangre de san Jenaro.
Tanto las leyendas griegas como las latinas, de las que existen numerosas
versiones son muy extravagantes. Sin embargo, la antigüedad del culto de san
Pantaleón, relacionado principalmente con Nicomedia y Bitinia, está
perfectamente probada.
Véase Delehaye, Les origines du culte des
martyrs, p. 189, etc. La fabulosa leyenda del santo data de muy antiguo; en el
Museo Británico hay una traducción siria en un manuscrito del siglo VI (Addit.
12, 142). Los sirios querían tener un San Pantaleón propio; así pues, tomaron
muchos rasgos de la leyenda del santo y los atribuyeron a un personaje
legendario llamado Asia (que significa «médico»), y situaron su vida y su
muerte en Antioquía. Ver Analecta Bollandiana, vol. XXXVIII (1920), p. 408.
Acerca de la licuefacción de la sangre de san Pantaleón en Ravello, cf. Ian
Grant, The Testimony of Blood (1929), pp. 17-44. El cardenal Newman, poco después
de su ordenación sacerdotal, describió el fenómeno en una carta que escribió a
Enrique Wilverforce desde Nápoles, en agosto de 1846.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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