EL HUEVO
Nasruddin se ganaba la vida vendiendo huevos. Entró una persona en su tienda y le dijo: «Adivina lo que llevo en la mano».
«Dame una pista», dijo Nasruddin.
«Te daré más de una: Tiene la forma de un huevo y el tamaño de un huevo. Parece un huevo, sabe como un huevo y huele como un huevo. Por dentro es blanco y amarillo. Antes de cocerlo es líquido y, una vez cocido, es espeso. Además, ha sido puesto por una gallina...». «¡Ya lo tengo!», dijo Nasruddin, «¡es una clase de pastel!».
El experto tiene el don de no acertar con lo evidente.
El sumo sacerdote tiene el don de no reconocer al Mesías.
GRITAR PARA QUEDAR A SALVO... E INCÓLUME
Una vez llegó un profeta a una ciudad con el fin de convertir a sus habitantes. Al principio la gente le escuchaba cuando hablaba, pero poco a poco se fueron apartando, hasta que no hubo nadie que escuchara, las palabras del profeta.
Cierto día, un viajante le dijo al profeta: «¿Por qué sigues predicando? ¿No ves que tu misión es imposible?».
Y el profeta le respondió:
«Al principio tenía la esperanza de poder cambiarlos. Pero si ahora sigo gritando es únicamente para que no me cambien ellos a mí»
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