sábado, 12 de julio de 2014

El parto de la tierra buena 12072014

El parto de la tierra buena




REFLEXION DOMINICAL 13 de julio, jesuita Guillermo Ortiz

(RV).- (Con audio) RealAudioMP3 El parto de la tierra buena que germina la semilla para dar fruto abundante, es la imagen, el movimiento que el mismo Dios nos da a la contemplación, reflexión, oración, en las lecturas del décimo cuarto domingo del tiempo ordinario del ciclo A.

Padre amoroso, te ruego por la muerte y resurrección de Jesús, que tu Espíritu de misericordia haga del corazón mío y de los míos queridos, una tierra buena. Sí, una tierra buena para que la semilla de tu Palabra viva, de amor, germine en nuestra comunidad y familia, frutos abundantes de feliz comunión en nuestras vidas.

En la parábola del sembrador, Jesús nos habla de la Palabra de Dios, es decir él mismo, como semilla vigorosa dentro de nosotros. Y habla de tu corazón y el mío como la tierra buena, que da frutos abundantes. A diferencia de la superficie del camino, o aquella pedregosa o con espinas donde la semilla no puede crecer.
El fruto es la conversión que obra Jesús en nosotros: de esclavos en hijos de Dios; el paso de la corrupción a la resurrección. Y por eso dice san Pablo “toda la creación gime y sufre dolores de parto”. Afirmando también que “todos los sufrimientos de la vida presente no se pueden parangonar a la gloria y el gozo que nos esperan”.

El profeta Isaías en el capítulo 55 y el Salmo 64, nos confortan y animan; nos dan esperanza, con la imagen de la lluvia que hace fecunda la tierra. La imagen del ciclo natural del agua, obra de Dios bueno, que no vuelve a él sin haber actuado eficazmente la belleza que Dios quiere para la creación.

Podemos volver en la contemplación a la creación primera tan linda y pura. Y ver como el nuevo Adán Jesucristo sopla en nosotros el Espíritu vivo de amor, para liberarnos de la corrupción y recrearnos como hijos adoptivos.
Señor, concédenos aceptar tu palabra en la tierra del corazón y cultivarla con la oración y la caridad para que de frutos de comunión filial y fraterna.

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