Augusto Rohan-Chabot
Ah, te he cogido, Augusto! -dijo Napoleón al joven duque, algo confuso . Pero así me place: eres superior a esas vaciedades de la escena: tienes corazón y serás un gran hombre. Y devolviéndole el rosario, añadió: «Continúa, que no te molestaré más.» Los testigos de la aventura no se atrevieron a reír al oír hablar de ese modo al Emperador. El paje llegó, en efecto, a ser un gran hombre, pues murió siendo Cardenal Arzobispo de Ruán.
Esta anécdota nos recuerda la importancia de rezar el Rosario a la Virgen. Ella misma nos lo ha pedido en varias de sus apariciones, como por ejemplo la de Fátima y la de Lourdes.
http://webcatolicodejavier.org/indiceref.html
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