jueves, 15 de septiembre de 2016

Santos Emilas y Jeremías, mártires - Beato Rolando de Médicis, eremita (15 de septiembre)

Santos Emilas y Jeremías, mártires

fecha: 15 de septiembre
†: 852 - país: España
canonización: pre-congregación
hagiografía: P. Juan Croisset, SJ

Elogio: En Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, santos mártires Emila, diácono, y Jeremías, que fueron decapitados por su fe cristiana durante la persecución sarracena, después de sufrir una larga y dura prisión.
refieren a este santo: Santos Rogelio y Servideo

Entre los muchos Mártires de Jesu-Cristo que ennoblecieron a Córdoba en tiempo en que el Rey Moro Abderramán perseguía de muerte a los cristianos, se numeran san Emila, y Jeremías ambos naturales de la misma ciudad, que si bien distinguidos por su calificada nobleza, lo fueron mucho más por el generoso brío con que pelearon contra los infieles, triunfando de ellos gloriosamente. Estudiaron los dos -segun nos dice san Eulogio, historiador de sus Actas-, en la iglesia de San Cipriano, una de las escuelas en que se instruían los jóvenes cristianos en letras, y en virtudes; bajo la enseñanza de los mas hábiles preceptores; y habiendo ascendido Emila al sagrado ministerio de Levita [diácono], siguió Jeremías en el estado secular las funciones de su profesion. Encendiéronse ambos en vivísimos deseos de la gloria del martirio, y como se hallaban perfectamente instruidos en el idioma africano, y en las ridiculas supersticiones de la secta Mahometana, valiéndose de esta pericia como de armas para conquistar el cielo, se presentaron al Tribunal de los infieles e hicieron una confesion pública de la fe de Jesu-Cristo; pero no satisfechos de acción tan gloriosa, comenzaron a declamar -especialmente Emila- contra el falso profeta Mahoma en términos, que en comparacion de los desdesprecios que de él hicieron los dos ilustres Confesores, estimaron en poco los Agarenos todas las maledicencias que habían dicho contra su Legislador los mártires precedentes.
No es facil poder explicar la ira que concibieron los bárbaros, al ver la generosa libertad con que a su presencia blasfemaban Emila y Jeremías de aquel a quien tenían por su gran Profeta: y arrebatados de un furor extraordinario, no trataron sólo de quitar la vida a los dos atrevidos jóvenes, sino de acabar enteramente con todos los Cristianos; pero reflexionando, que seria consiguiente en este caso la destruccion de su Imperio, quando tenían la experiencia, que sin afligirlos se ofrecían voluntariamente al martirio los fieles de todos estados, sexos, y condiciones, contenidos con este temor, descargaron su cólera contra los dos esforzados militares de Jesu-Cristo. Quisieron primero molestarlos con las miserias, y con los trabajos de una dura prision; pero conociendo que en lugar de abatir el valor de los dos jóvenes, se aumentaba cada día, los mandaron degollar en el 15 de Septiembre del año 852: logrando por este medio la apetecida corona del martirio. Estaba el Cielo sereno quando se ejecutó la sentencia: y queriendo el Señor manifestar su indignacion por la injusticia de aquel castigo, se movió de repente una tempestad tan furiosa de truenos formidables, y de encendidos relámpagos, que parecía querer Dios aniquilar a Córdoba; mas no por esto dejaron los moros de continuar en su bárbara costumbre, en fuerza de la cual colgaron en unos palos los cuerpos de los dos insignes mártires a la vista de la ciudad, para que sirviesen de escarmiento. Después, por orden de Abderramán, fueron echados con los de san Rogelio, y Servideo, que padecieron en el siguiente dia, a una ardiente hoguera, a fin de que quedasen reducidos a cenizas: las que recogidas por los cristianos, se depositaron en lugares sagrados, donde les tributaron la veneracion correspondiente.
Al igual que para otros santos del mismo grupo, hemos tomado este texto del «Suplemento á la última edicion del Año Christiano», del P. Juan Croisset, S.J. (Juan de Croiset, dice la portadilla), en redacción correspondiente de D. Juan Julián Caparrós, tomo II, pág 205, edición de 1797, afortunadamente puesta a disposición, en un escaneo de muy buena calidad, por Google Libros. He corregido parte de la gramática del texto, para evitar mayores dificultades en la lectura, sin embargo, me ha parecido adecuado respetar algo del sabor antiguo de la redacción, que es gran parte del atractivo de las páginas del Croisset.
La fuente única para éste, como para la inmensa mayoría de los «mártires de Córdoba», es el «Memoriale Sanctorum» de san Eulogio de Córdoba, cuyo texto puede verse, en latín, en una edición facsimilar muy legible, en el proyectoCervantes Virtual. La imagen muestra la «Urna de los mártires», en Córdoba, que encierra los huesos y cenizas de muchos de los mártires mozáraabes que celebra san Eulogio.
fuente: P. Juan Croisset, SJ
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012

Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.orgindex.php?idu=sn_3331




Beato Rolando de Médicis, eremita

fecha: 15 de septiembre
n.: c. 1330 - †: 1386 - país: Italia
otras formas del nombre: Orlando de Medicis
canonización: 
Conf. Culto: Pío IX 23 sep 1853
hagiografía: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003

Elogio: En Busseto, en la región de Fidenza, de la Emilia, beato Rolando de Médicis, anacoreta, que pasó una vida solitaria en los abruptos Alpes, viviendo en gran penitencia y conversando sólo con Dios.
Patronazgos: protector contra el dolor de cabeza.

Rolando u Orlando nació hacia el 1330 en el seno de la familia Médicis de Milán. A los 30 años y llevado del deseo de buscar la perfección cristiana, se retiró a los bosques entre Tabiano y Salsomaggiore, donde durante veintiséis años observó perpetuo silencio sin permitirse hablar con nadie, ni siquiera para lo necesario. Primero vistió un hábito negro y cuando éste se le cayó convertido en harapos se hizo un vestido con piel de cabra que conservó hasta su muerte. Dormía al cielo raso y comía frutos y hierbas crudas.
Tenido por loco por algunos, a veces recibió malos tratos físicos. Dedicado a una continua contemplación, se pasaba las horas en la más extática oración. Caído al suelo como muerto a causa de la debilidad, fue encontrado por los criados de una señora que acudió a socorrerlo; negó él con la cabeza se le asistiera, pero, llevado a la iglesia junto al castillo, lo visitó el padre carmelita Domenico de Dominicis, y entonces él rompió su silencio, le contó su propia historia y recibió de sus manos los sacramentos. Murió veinte días más tarde, el 15 de septiembre de 1386. Fue sepultado en Busseto, en la iglesia de la Santísima Trinidad, junto a la parroquia de San Bartolomé. Su culto comenzó enseguida tras su muerte, y luego de un largo proceso de canonización iniciado en 1563, fue confirmado en 1853.
fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.orgindex.php?idu=sn_3332

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