San Juan Gualberto, abad y
fundador
fecha: 12 de julio
n.: c. 995 - †: 1073 - país: Italia
canonización: C: Celestino III 24 oct 1193
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
n.: c. 995 - †: 1073 - país: Italia
canonización: C: Celestino III 24 oct 1193
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: En el monasterio de Passignano, en la Toscana,
san Juan Gualberto, abad, que, después de perdonar por el amor de Cristo al
asesino de un hermano suyo, vistió el hábito monástico y, más tarde, deseando
practicar una vida de mayor austeridad, puso los cimientos de una nueva familia
monacal en Valumbrosa.
Patronazgos: patrono de los trabajadores forestales;
protector contra las obsesiones.
refieren a este santo: Beato Benito
Ricásoli, San Bernardo de
Parma

Juan Gualberto nació en
Florencia, a fines del siglo X, en el seno de una familia de la nobleza. Su
único hermano, Hugo, mayor que él, fue asesinado por un joven que se hacía
pasar por su amigo. Juan consideró como un deber vengar la muerte de su hermano.
Por su parte, su padre le incitó también a la venganza, de suerte que el futuro
santo desoyó completamente la voz de la religión y de la razón. La venganza es
un crimen aun en el caso de que constituya simplemente el motivo por el que se
pide el justo castigo del ofensor; pero lo es mucho mayor cuando se trata de
devolver injuria por injuria y de hacerse justicia por propia mano. Sin
embargo, Juan estaba convencido de que el honor exigía castigar al asesino de
su hermano. Un día se encontró frente a frente con éste en un pasaje tan
estrecho, que ninguno de los dos podía volver atrás. Juan desenvainó la espada
y avanzó hacia el asesino, que estaba desarmado y cayó de rodillas con los
brazos sobre el pecho, como para protegerse y pedir clemencia. Súbitamente, Juan
recordó que Cristo había orado por sus enemigos en la cruz; movido por aquel
recuerdo envainó la espada, abrazó al asesino y ambos se separaron en paz. Juan
prosiguió entonces su camino hasta llegar al monasterio de San Miniato, entró
en la iglesia y se arrodilló ante un crucifijo. De pronto, la imagen de Cristo
inclinó la cabeza hacia el joven, como si quisiese darle a entender que había
aceptado su sacrificio y su sincero arrepentimiento.
La gracia se posesionó
de tal modo del alma del joven, que inmediatamente fue a pedir al abad que le
admitiese en la vida religiosa. El abad vacilaba en hacerlo, temiendo la cólera
del padre de Juan; pero, a los pocos días, Juan se cortó espontáneamente el
cabello y se vistió con un hábito que había conseguido prestado. Acto seguido
empezó una vida nueva. A la muerte del abad de San Miniato, Juan abandonó el
convento con otro compañero y partió en busca de un sitio más retirado, pues la
elección del nuevo abad había sido escandalosa. Durante una peregrinación que
hizo al santuario de Camáldoli, resolvió fundar una orden nueva. Para ello
escogió un hermoso valle de las cercanías de Fiésole, llamado Vallis Umbrosa,
donde construyó con sus compañeros un pequeño monasterio de madera y adobe. Ahí
se estableció la nueva comunidad, que seguía la regla primitiva de San Benito
con toda su austeridad. La abadesa de Sant´Ellero regaló más tarde a los monjes
el terreno para la construcción de un monasterio definitivo. Juan modificó un
tanto la regla, ya que suprimió el trabajo manual para los monjes de coro e
introdujo a los «conversi» o hermanos legos. Probablemente el monasterio de
Valleumbrosa fue el primero que tuvo hermanos legos. La vida de los monjes era
sumamente austera, y la comunidad floreció mucho en una época, aunque con el
tiempo fue mermando.
Juan Gualberto temía
tanto el extremo de la laxitud como el de la dureza; fue un fiel imitador del
celo y la docilidad de Moisés, a quien las Escrituras llaman «un hombre que
excedía en mansedumbre a todos los otros hombres». Tan humilde era San Juan
Gualberto, que ni siquiera quiso recibir las órdenes menores. Velaba
particularmente por la pobreza y no quería que sus monasterios fuesen demasiado
imponentes ni costosos, pues lo consideraba como poco conforme con el espíritu
de pobreza. Se distinguió por su amor a los pobres, a los que jamás dejaba
partir del monasterio con las manos vacías. Se cuenta, que en varias ocasiones,
el santo acabó con las provisiones del monasterio por darlas a los necesitados.
Durante una época de hambre, socorrió milagrosamente a las multitudes que
acudían a Rozzuolo. Dios concedió a San Juan Gualberto el don de profecía, y el
de obrar milagros, ya que devolvió la salud a varios enfermos. El papa san León
IX fue a Passignano expresamente para ver al santo, y Esteban X le profesó la
mayor estima. El papa Alejandro II afirmó que san Juan Gualberto había acabado
con la simonía en los alrededores del sitio en que habitaba, ya que el amor del
santo por el retiro no impedía a él ni a sus monjes tomar parte activa en la
lucha contra ese vicio, entonces tan extendido.
San Juan Gualberto murió
el 12 de julio de 1073. Esa es la única fecha de su vida que conocemos con
certeza. El papa Celestino III le canonizó en 1193. Los materiales sobre la
vida de san Juan Gualberto son, en cierto sentido, bastante abundantes pero
ofrecen pocos datos de interés.
La biografía más antigua
es la del Beato Andrés de Strumi (c. 1097); pero el único manuscrito que existe
está incompleto. El beato Atto debió escribir la biografía de san Juan
Gualberto en los cincuenta años que siguieron a la muerte del santo. Tal vez
una de las fuentes más importantes es un relato que data del siglo XII;
Davidsohn lo editó en Forschungen zur ülteren Geschichte von Florenz (1896). Es
curioso notar que en esta obra no se habla de que san Juan Gualberto haya
perdonado al asesino de su hermano, cosa que se considera generalmente como el
principio de su conversión. Las dos biografías citadas en primer lugar se
hallan en Acta Sanctorum, julio, vol. III. Cf. Lugano. L'Italia Benedettina
(1929) , pp. 307-356.
Cuadro: Raffaellino del Garbo: Juan Gualberto con otros santos, 1508, en la sacristía de la iglesia del monasterio de Vallombrosa.
Cuadro: Raffaellino del Garbo: Juan Gualberto con otros santos, 1508, en la sacristía de la iglesia del monasterio de Vallombrosa.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler»,
Herbert Thurston, SI
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