Santa Cristina, virgen y mártir
fecha: 24 de julio
†: s. inc. - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
†: s. inc. - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: En Bolsena, ciudad de la Toscana, santa
Cristina, virgen y mártir.
Patronazgos: patrona de Bolsena, Palermo y Torcello, cerca de
Venecia, de los molineros, los arqueros y los marineros.
La leyenda de esta
mártir de Occidente puede resumirse así: Cristina pertenecía a la familia
romana de los Anejos. Desde muy joven, se convirtió al cristianismo y destrozó
las imágenes de oro y plata de los dioses lares que había en la casa de sus
padres y vendió los fragmentos para repartir el producto entre los pobres.
Lleno de cólera, el padre golpeó a su hija, le ató al cuello una piedra y la
arrojó al lago de Bolsera, que estaba junto a su casa. Pero Cristina se salvó
milagrosamente de perecer ahogada y su padre la denunció como cristiana, de
suerte que debió comparecer ante los magistrados. El juez, cuando la joven
rehusó renegar de su fe, la condenó a morir. Cristina quedó ilesa en un pozo
lleno de serpientes venenosas y, luego de permanecer cinco días en un horno
encendido, salió sana y salva. Entonces el juez le mandó cortar la lengua y la
hizo morir atravesada por las flechas. El martirio tuvo lugar en la época de
Diocleciano.
Santa Cristina fue
antiguamente muy popular en el Occidente, pero más tarde se confundió su
leyenda con la de santa Cristina de Tiro, tan popular como ella en el Oriente.
Para identificar a ambas santas, se inventó la historia de la translación de
las reliquias de Cristina de Tiro a Bolsena (aunque las reliquias de santa
Cristina de Roma se hallan, según se dice, en Palermo). Según otra versión,
citada por Alban Butler, el martirio de la santa occidental tuvo lugar «en
Tiro, que era una ciudad que antiguamente estaba en una isla en el lago de
Bolsena que fue más tarde cubierta por las aguas» (sic!).
La leyenda de la
Cristina de Oriente, que es una colección de milagros absurdos, dice que la
santa fue encarcelada por haberse negado a ofrecer sacrificios a los dioses.
Cuando su madre fue a la prisión con el propósito de persuadirla a que abjurase
de la fe, Cristina la rechazó y, como hija de Dios, se negó a reconocerla por
madre. El juez la condenó a ser desgarrada con garfios; la joven cogió uno de
los garfios y lo arrojó a la cara del juez. Los verdugos encendieron una
hoguera para quemarla; pero el viento dispersó las llamas de la pira y produjo
otros incendios en los que perecieron muchos hombres, dejando intacta a la
mártir. Cristina fue entonces arrojada al mar; Cristo descendió personalmente
del cielo a bautizarla «en el nombre de Dios, mi Padre y de su Hijo, que soy
yo, y del Espíritu Santo», y san Miguel Arcángel la llevó ilesa a la costa. Esa
misma noche, murió el juez que había condenado a Cristina. El substituto la
condenó a morir en un caldero de aceite y pez hirvientes, en el que se
encargaron de sumergirla cuatro hombres; pero la santa encontró muy agradable
la tortura de la que, por supuesto, salió indemne. Entonces, los verdugos le
rasuraron la cabeza y la condujeron desnuda por las calles de la ciudad hasta
el templo de Apolo. Tan pronto como entró Cristina, la estatua del dios cayó al
suelo y se hizo pedazos. Entonces murió el segundo juez. El tercero la condenó
a ser arrojada a un foso de serpientes; pero de nuevo, los reptiles se
abstuvieron de tocar a Cristina y atacaron en cambio al encantador, a quien la
mártir se encargó de resucitar. Cuando el juez mandó que le fueran cortados los
pechos, manó de las heridas leche en vez de sangre. Aunque se le había cortado
ya la lengua, Cristina podía hablar sin dificultad. Cuando se la arrancaron la
arrojó a la cara del juez, quien quedó tuerto. Finalmente la santa alcanzó la
palma del martirio gracias a que una flecha le atravesó el corazón.
La identidad de la
leyenda de las dos santas es cosa probada. En realidad no sabemos nada sobre
Cristina de Bolsena. El hecho de que su fiesta se celebre en la fecha de hoy,
procede sin duda de una confusión con Cristina de Tiro, de la que heredó
también la absurda leyenda. Es muy dudosa la existencia de una mártir llamada
Cristina relacionada en alguna forma con la ciudad de Tiro. Pero no carece de
fundamento la tradición que sostiene que en Bolsena fue martirizada una
doncella llamada Cristina, a la que se profesaba gran devoción. Las
excavaciones llevadas a cabo en Bolsena han probado la existencia de una
especie de catacumba en la que había un santuario dedicado a la santa. Como se
comprenderá, esto es lo único verdaderamente cierto que podemos decir sobre la
santa.
En el Dictionnaire
d'Archéologie chrétienne et de Liturgie, vol. II, artículo Bolsena, hay una
reseña sobre las pruebas arqueológicas. Pennazi, Vita e martirio... della
gloriosa S. Cristina (1725), resume las diferentes versiones de la leyenda. Cf.
también Delehaye, Origines du culte des martyrs, pp. 181, 320; y Lexikon für
Theologie und Kirche, vol. II, cc. 923-924.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler»,
Herbert Thurston, SI
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
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