Sensibilidades
heridas
En estos domingos
del mes de agosto se nos propone la lectura del capítulo sexto del Evangelio de
Juan en las celebraciones litúrgicas de la santa misa eucaristía. Ojalá
me atreviera a releerme doce veces tal capítulo del Evangelio a lo largo
de este mes. Y, de paso, echarle una buena y nueva ojeada al capítulo
decimotercero del mismo Evangelio. Entre los dos volveré a comprender, una vez
más, que nuestras eucaristías o misas, en lengua vernácula, en latín, y con
rito latino, tridentino, vaticano, tradicionalista, ortodoxo, protestante,
calvinista, copto, armenio, o sirojacobita... En la lectura de los dos
capítulos de Juan nunca encontraré nada que me hable de tal 'promiscuidad de
ritos eucarísticos'. Mi sensibilidad espiritual se siente herida cada vez que
me corresponde hablar, escribir o pensar sobre el sacramento, CENTRO y CULMEN,
llamado sacramento de la eucaristía.
Sé que, siempre y
casi todo el mundo creyente, hablar de este asunto es desatar los vientos de la
tormenta que hiere a uno y a otros. No hay forma de atemperar los dolores de
las heridas abiertas. Y esta
situación tan teológica como emocional, tan eclesiológica como evangélica, tan
humana como divina, la vi plasmada en una viñeta que jamás olvido desde aquel
día cinco de mayo del año dos mil catorce (2014.05.05). El autor de esa viñeta
no podía ser otro que el humorista y teólogo José Luis Cortés. Durante ese año (2014), día tras día, trescientos sesenta y
cinco, nos fue regalando una de sus viñetas. Nunca las he visto editadas. Las
tengo coleccionadas en sus correspondientes archivos. Cuando tengo alguna
cuestión nebulosa en asuntos de Religión y Evangelio, siempre acudo a ese
tesoro escondido de los Universículos, que así es como tituló Cortés a sus muy
originales viñetas.
La viñeta de UNIVERSÍCULOS
125 (lo repito, la correspondiente al día 2014.05.05) dice esto en su texto
explícito y completo y en mayúsculas: LO QUE EMPEZÓ SIENDO PARTIR UN PAN ACABÓ
SIENDO MISA, ADORACIÓN PERPETUA, EXPOSICIÓN CON EL SANTÍSIMO SACRAMENTO,
CONGRESOS EUCARÍSTICOS, CORPUS CHISTI... ...Y EL PAN SIN REPARTIR.
Y en la viñeta se
ve una valla férrea o muro que unos por un lado y otros por el otro lado tratan
de imponer sobre los enfrentados. En la izquierda del muro, una escena de
familia tan natural como la vida misma alrededor de la mesa. En la parte
derecha, una escena de calle con su tradicional procesión religiosa del
´santísimo'... Los gestos, las emociones, las actitudes, los objetivos... de
los unos frente a los otros no dejan lugar a duda alguna. Las sensibilidades
están heridas... ¡y sangran!
Si algún leyente
desea tener a mano la viñeta y no le es posible conseguirla me lo puede indicar
por este medio. Trataré de enviársela lo antes posible. Creo que el único pan
es aquel 'amaos unos a otros'.
A continuación se
encuentran los comentarios de los relatos bíblicos de este domingo 8 de agosto.
Domingo 19º del
TO Ciclo B (08.08.2021): Juan 6,41-51. ¿En qué pan está el laico de Nazaret? Me pregunto y lo escribo CONTIGO,
El domingo pasado, primero de este mes de
agosto, se nos leyó a las gentes de la asamblea un trozo del capítulo sexto del
Evangelio de Juan. En este segundo domingo de agosto se nos leerá el texto de Juan
6,41-51 del que comentaré luego algunos aspectos. Jamás se nos leerá en
este mes o año en la asamblea de la liturgia el relato de Juan 6,36-40. Y en el
tercer domingo de este peculiar mes de agosto, día 15, se nos leerá Lucas
1,39-56, el relato de los hechos que imaginó el Evangelista Lucas cuando dos
mujeres, esposas y embarazadas (Isabel y María) se encuentran, se reconocen, se
alegran, cantan y bailan.
La
sagrada liturgia católica vaticana no ayuda en casi nada a la correcta
comprensión del mensaje de los Evangelios. Las lecturas que se nos proponen en
los sucesivos domingos de este mes confirman lo que acabo de escribir o
denunciar. No es la primera vez que hablo y escribo de esta manera. Y no va a
ser la última. Que la tal comisión vaticana asuma sus responsabilidades; por mi
parte, como ya dejé escrito la semana pasada, dedicaré estas semanas de agosto
a releerme sin tiempo ni medida este capítulo sexto del cuarto Evangelio.
En
Juan 6,41-51 leemos una parte del enorme discurso que el Evangelista
Juan coloca en labios de su Jesús de Nazaret que se encuentra en la sinagoga de
Cafarnaún mientras se está celebrando la fiesta de la Pascua judía. Nada más
comenzar la lectura de este trozo del Evangelio escuchamos estas palabras: “Los
judíos murmuraban de él porque había dicho: Yo soy el pan que ha bajado del
cielo” (Juan 6,41).
Me
sorprende este mensaje puesto en boca de Jesús. Y por eso recuerdo ahora que
debo leerme muy despacio la narración de la salida de Israel de Egipto y su
paso por el desierto. No dejo de convencerme de que el Evangelista escribió su
capítulo sexto muy inspirado en la narración del Libro del Éxodo 16. Copio
expresiones como las siguientes: “La comunidad de los israelitas llegó al
desierto de Sin... el día quince del segundo mes después de su salida... Toda
la comunidad de los israelitas comenzó a murmurar contra Moisés y Aarón...”
(Éxodo 16,1-2). Y más adelante: “Moisés les dijo: Este es el pan que Yavé os
da por alimento... que cada uno recoja cuanto necesite para comer...”
(Éxodo 16,15-16).
El
atrevimiento del Evangelista es sublime. La realidad de aquel pan-maná de Yavé
en el desierto es ahora una persona: un judío de Nazaret de Galilea que tiene
por padre a José y por madre a María, también galileos y de Nazaret. Este
hombre de carne y hueso es, además y también, el YOSOY con el que se le conoce
a Yavé-Dios del pueblo (Éxodo 3,14). Vuelvo a escribir lo que escucharán
nuestros adentros una y más veces en este capítulo del cuarto Evangelio: “Yo
soy el pan”. ¿Son palabras que dijo Jesús hablando de sí o son expresiones
del Evangelista?
Al
llegar a este momento del relato y de la contemplación crítica del mensaje me
pregunto por asuntos, tal vez, sin demasiada importancia, pero no deseo dejar
de escribirlos: ¿Jesús de Nazaret es el pan? ¿El Cristo de la Resurrección
divinizadora es el pan? ¿Jesucristo es el pan? Todo esto que leemos en las
palabras de este Jesús de Juan, ¿se está refiriendo al pan consagrado por un
sacerdote, varón y célibe, en una hostia en la celebración de la santa misa
eucarística? Y el mensaje de este Jesús de Nazaret de Juan 13,35, ¿no debe
leerse en este mismo contexto y mensaje evangélicos: “En esto conocerán
todos que sois mis discípulos...”? ¿En qué, en qué pan?, me pregunto. ¿En
qué pan está el laico de Nazaret? Carmelo Bueno Heras.
CINCO MINUTOS
con la Biblia entre las manos. Domingo
37º: 08.08.2021. Después de comentar los cuatro Evangelios y Hechos
¡completos!...
LA ZARZA DE MOISÉS
Conviene leer el texto de Ex 3-4. Al
empezar el capítulo 3º nos encontramos la "teofanía" (manifestación
de Dios) de la zarza ardiente. ¿Extraño? ¡Muy extraño! Pero el lector debe
leer, para aclararse, hasta el versículo 31 del capítulo 4º.
Después de la lectura, el título de estas
líneas me sugiere varias interpretaciones. Hasta tres. Primera: Moisés tenía
una zarza. Quizá a las afueras de un pueblo Moisés cuidaba, cultivaba, entre
otras plantas frutales, una zarza y de ella comía en septiembre sus sabrosas
moras... Extraña interpretación y... ¡ridícula! Segunda: A una zarza la
llamaban Moisés. Tal vez a este arbusto salvaje y de aspecto desagradable se la
llamaba Moisés, por haber sido éste quien se ocupó de cuidarla y cultivarla con
cariño. Acaso lo hizo así Moisés por haberle hablado Dios desde ella. Suena
"raro", pero posible, y así lo han pintado los artistas... Tercera
interpretación: Moisés es una zarza. Como a veces suele decirse
de una persona: fulanito es una víbora y menganita es una ardilla. La verdad es
que identificar a Moisés con una zarza no es muy "elogioso"; el
elegido por Dios es una zarza...(?); el libertador de Israel es una zarza; el
legislador del pueblo es una zarza... Además, si Moisés es una zarza, o la
zarza es Moisés... entonces, ¿dónde está la visión de que la zarza arde y la
audición de que desde las llamas se oye la voz de Dios? ¿Dónde está el milagro
y el prodigio? ¿No pudo hablar Dios así? ¿No lo dice así de textual en la
Escritura (Ex 3,1-6)? ¿Ya estamos con la "manía" de cambiar el texto?
Personalmente, me
agrada aceptar esta tercera interpretación. Moisés no tiene zarzas en su huerto
de Madián ni hay zarzas especiales con nombre de Moisés. Pero sí se desprende
de Ex 3-4 que Moisés está en "ascuas", está fuera de "su
sitio". Está haciendo "lo que no tiene que hacer". Vive
"alterado". ¿Quién le altera y le "saca de sus casillas"?
¿Quién le está poniendo en "ascuas"?
En el país de Madián donde vive, Moisés lo tiene
todo y no hay motivo para vivir "alterado": En Madián no hay guerra,
Moisés está casado y tiene descendencia, su suegro es un sacerdote de Madián,
tiene un rebaño de "ovejas luceras". Puede decirse que tiene salud,
dinero y amor. ¿Por qué está "en ascuas"? Lo diré con otra imagen. A
Moisés le ha nacido una zarza en su corazón. Una zarza que él sembró cuando
tomó una "decisiva, lógica y visceral decisión": Huir de la presencia
del Faraón e irse a vivir (alejarse, casarse, instalarse...) a Madián (Ex
2,15). Esta decisión suponía abandonar a sus "hermanos hebreos" en
Egipto, abandonarlos en su opresión, en su esclavitud, en sus sufrimientos de
muerte y exterminio... Moisés pone tierra de por medio para "salvar su
pellejo" antes que soportar la misma opresión que sus propios hermanos de
raza.
Y desde esta opción de
huir y en esta situación en Madián, Moisés sigue siendo una persona religiosa
que ora y alaba a Dios cada mañana y le da gracias cada tarde y en su regazo de
Padre se acuesta pacificado... (?) Pero la oración es diálogo y es cosa de dos.
Por eso, Dios también responde, se hace "memoria" en el corazón de
Moisés, se hace "ascua" que no se apaga. ¿Qué "actualiza la
memoria" de Moisés?
Ahora leo estos textos, a ver si no hay motivos
para pensar en este diálogo Yahvé-Moisés como el diálogo de toda persona
religiosa con Dios: 1º. Dijo Dios: yo te envío al Faraón para que saques a mi
pueblo de Egipto... Dijo Moisés a Dios: ¿Quién soy para ir al Faraón y sacar de
Egipto a los hijos de Israel? (Ex 3,10-11). 2º. Dijo Dios: Yo estaré contigo...
Dijo Moisés a Dios: ¿En nombre de quién voy a ir? (Ex 3,13-14). 3º. Dijo Dios:
Ve y reúne a los ancianos de Israel... Dijo Moisés a Dios: No van a creerme ni
escucharán mi voz (Ex 3,16; 4,1). 4º. Dijo Dios: ...si no escuchan tu voz,
tomarás agua del río... Dijo Moisés a Dios: ¡Óyeme, Señor! Yo no he sido nunca
hombre de palabra fácil (Ex 4,9-10). 5º. Dijo Dios: ...Vete, que yo estaré en
tu boca y te enseñaré lo que debes decir... Dijo Moisés a Dios: ¿Óyeme, Señor!
Te ruego que encomiendes a otro esta misión (Ex 14,12-13). Entonces se encendió
la ira (¿será, tal vez, el fuego?) de Dios... Dijo Moisés a su suegro: Con tu
permiso me vuelvo a ver a mis hermanos de Egipto... (Ex 4,14-18). ¿No es
suficientemente claro el texto para afirmar que Moisés es la zarza y el fuego
Dios? Ah, ¿Y tú no tienes "tu" zarza ardiente o ardiendo? Carmelo
Bueno, Educar hoy 53 (junio.1996).
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